lunes, diciembre 29, 2014

Adiós 2014

Foto: Graciela Barrera


Acuérdate que mi vida es un soplo.
Job

A ti te tocó ser un 2014. Pienso que te debes sentir  muy halagado o muy harto por todo que dicen de ti. Seguramente algunos te maldijeron, otros fueron indiferentes y, otros pocos, te aceptaron. Muchos se llenaron de expectativas y no les concediste nada. Olvidaron que no hay que idealizar situaciones porque después terminan en frustración. De mi parte, simplemente, voy a agradecerte por recordarme que no debo ser tan ingenua. Me convenciste que debía aceptar que no toda la gente sabe guardar secretos; que mucha gente sigue emitiendo juicios en cabeza ajena; que pocos son los amigos con los que se puede conversar sin censura y que mucha gente no quiere cambiar y prefiere seguir con su condición. Aun así, te dije que amaba la vida con todas sus piedras. Porque una piedra no sólo puede ser tropiezo, también puede indicar el camino. ¿Qué si fuiste un año difícil? Creo que todos los años de mi vida han sido difíciles, pero también han sido inolvidables. A ti, en especial, te voy a dejar todo aquello que no quiero tener en el nuevo año y mucho menos cargar con las cosas pasadas. Aunque la memoria es caprichosa, no la arrastraré al abismo con los malos recuerdos. Así que te dejo las fracturas familiares, el estrés innecesario, la sangre derramada del cuerpo enfermo, las palabras rotas, las débiles caídas, las pesadillas de la almohada, el silencio mal interpretado y el desierto sin agua. En cambio, yo me llevaré lo que me entregaste: la fe en Dios y una nueva oportunidad de vida.




domingo, diciembre 28, 2014

El cine de noviembre y diciembre

Fotograma de la película Al mejor postor


El cine me ha dado todo. 

Comparto mi listado:

Interestelar de Christopher Nolan (EUA, 2014)

Camus de Laurent Jaoui (Francia, 2010)

Mi gran oportunidad de David Frankel (Irlanda, 2013)

Birdman de Alejandro G. Iñárritu (EUA, 2014)

Los adoptados de Mélanie Laurent (Francia, 2011)

Sueños de libertad de James Gray (EUA, 2014)

Código desconocido de Michael Haneke (Francia, 2000)

Al mejor postor de Giuseppe Tornatore (Italia, 2013)

Exodus: Dioses y reyes de Ridley Scott (EUA, 2014)

Moonrise Kingdom de Wes Anderson (EUA, 2012)

Las nubes de María de Olivie Assayas (Francia, 2014)

El hombre más buscado de Anton Corbijn (Reino Unido, 2014)

Bajo la piel de Jonathan Glazer (Reino Unido, 2014)

Palabras e imágenes de Fred Schepisi (EUA, 2013)




domingo, diciembre 21, 2014

Yo también me acuerdo de la navidad

Foto: Graciela Barrera


Me acuerdo de las navidades de mi infancia.
Me acuerdo que mi padre nos abandonaba para irse con su antigua familia.
Me acuerdo de las luces de bengala que siempre me provocaban mil sonrisas.
Me acuerdo cuando llegaban mis primos de vacaciones y la vida solamente era jugar.
Me acuerdo de la fealdad de los arbolitos y arreglos navideños que ponían en mi casa.
Me acuerdo de cuando mi madre empezó a investigar sobre el árbol navideño y decidió dejar de ponerlo.
Me acuerdo que me gustan los nacimientos colocados en los zócalos de cualquier ciudad.
Me acuerdo del puerto iluminado, tan iluminado que siempre creía que el mar era de cristal.
Me acuerdo de la tradición de las ramas de los niños jarochos.
Me acuerdo de los regalos tan escasos y de la chimenea que siempre dibujé.
Me acuerdo de las posadas a las que no asistí.
Me acuerdo de los romeritos, del bacalao y del pavo. Y de la rareza de las frutas. Y de los dulces mexicanos. Y de la abundancia de los cacahuates.
Me acuerdo de mi fascinación por las flores de nochebuena.
Me acuerdo que me gusta ir a los mercados y ver todo lo que venden referente a la navidad.
Me acuerdo que fui creciendo y la navidad siguió transformándose en mi vida. Ninguna fue igual a la anterior.
Me acuerdo de mi perro Movie que odiaba los cohetes navideños.
Me acuerdo de los perros callejeros que no se inmutan entre tanta alboroto.
Me acuerdo de las navidades con mi nueva familia.
Me acuerdo de los intercambios de regalos con los amigos.
Me acuerdo del rostro de mi hija y de su abrigo azul.
Me acuerdo de las películas con temática navideña, pero, sobre todo, me acuerdo que cada navidad no dejo de ver Qué bello es vivir de Frank Capra.
Me acuerdo que se perdió la costumbre de las tarjetas navideñas enviadas por correo. Ahora existe Internet.
Me acuerdo de la gente que llora por su soledad en los hospitales, cárceles o calles.
Me acuerdo de la gente que aunque esté en los hospitales, cárceles o calles, tiene más paz interna que la gente que lo tiene todo.
Me acuerdo de los niños enfermos, maltratados, huérfanos, drogadictos o secuestrados que desean  tener una navidad como las de aquellos niños que no conocen el sufrimiento.
Me acuerdo que mucha gente odia los días navideños. Para otros, la navidad es su felicidad.
Me acuerdo de las historias de la gente con sus abrazos hipócritas y reconciliaciones pasajeras.
Me acuerdo de las historias de la gente con sus visitas inesperadas o llamadas telefónicas solo porque es navidad aunque el resto del año olvida que existen.
Me acuerdo de los funerales en navidad.
Me acuerdo de las tragedias en mi país o en el mundo en navidad.
Me acuerdo de la gente emocionada por tener unión familiar aunque sea solamente una noche.
Me acuerdo que mucha gente todavía desconoce el verdadero significado de la navidad.
Me acuerdo de la primera impresión que sentí cuando leí la historia del nacimiento de Jesús en la Biblia. Todavía sigue impresionándome.
Me acuerdo que ya no me importa si hay regalos, cena o fiesta.
Me acuerdo que no me interesa la fecha sino el gran acontecimiento.
Me acuerdo que ese niño que nació fue nombrado: Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.
Me acuerdo que las pequeñas manitas cerradas de ese niño, 33 años más tarde serían abiertas con violencia para clavarlas en una cruz.
Me acuerdo que ese niño cumpliría la promesa de convertirse en mi salvador.
Me acuerdo que la navidad puede ser todos los días de mi vida.


miércoles, diciembre 17, 2014

Birdman en mi jardín

Foto: Bethania


¿Qué mundos tengo dentro del alma que hace tiempo vengo pidiendo medios para volar?
Alfonsina Storni



Me senté a mirar el paisaje de mi jardín. Había una escalera. La contemplé por largo rato. Me gustan mucho las escaleras. Tienen un efecto de eternidad. Subirla me hace creer que tocaré el cielo. Bajarla me provoca miedo. El jardín estaba quieto y silencioso hasta que escuché al pájaro que no se deja ver. Opté no molestarlo con mi presencia y entré a mi recamara. Era momento de escribir. ¿De qué? No lo sabía en ese momento. Empezaba a  trazar letras cuando escuché un ruido de la azotea. Recordé al hombre que estaba arreglando pequeños detalles de la casa. Volteé hacia la ventana para volver a mirar el paisaje cuando en un instante repentino vi a un hombre volar. Quise creer que era un vuelo. Así lo vi. La realidad es que ese hombre estaba cayendo lentamente del techo. Grité. Volví a gritar de dolor. Corrí hacia él. Creí que estaría muerto o que no podría levantarse. Si cuando alguien se cae en el baño o en la calle, por lo general siempre hay daños, ¿qué podría pensar de una caída del techo? Pero en mi jardín sucedió un milagro: el hombre se levantó sin ningún daño. Caminó como si no hubiera pasado nada. Él estaba preocupado por mí. Mi rostro dijo todo y él se sintió amado. Fue impactante ver la escena. Nunca había visto a un hombre caer a una altura de casi tres metros. Solamente en las películas he visto cientos de escenas similares. Pero a este hombre no le pasó nada. Recordé el vuelo de Birdman. Quizá este hombre era ese Birdman que me conmovió. Pero lo que más me conmovió fue que él expresó en el vuelo de su caída: “Dios, no permitas que vaya al hospital. No es momento”. Y Dios lo escuchó. Y yo tuve que creer en el milagro. La escalera que contemplé minutos antes, seguía intacta. Como si fuera la inesperada virtud de la inocencia.