Pintura: Henri Matisse
Agosto lo escribo con sangre. Desde la sangre derramada de mi madre, cuando me vio nacer en el octavo mes de un lejano año, hasta la sangre excesiva que ha sido derramada en este país. Y, todavía, con dolor, tengo que nombrar la sangre de mi amado perro y aceptar que no pude detener su inevitable partida.
Puedo escribir agosto de otra manera:
Agosto, te esperé con ansia para celebrar un nuevo año más de vida. Agosto, nos quitaste almas inocentes. Agosto, nos ofreciste lluvia en forma de lágrimas. Te llevarás el verano. Agosto, fuiste la puerta para los nuevos pájaros que iniciaron un nuevo curso escolar. No a todos les interesa obtener fuertes alas. Estarán los árboles mayores para impregnarles conocimiento. Agosto, a pesar de todo, no dejarás de ser.
A veces, no se puede escribir con tanta desolación entre un país que lucha por sobrevivir. No obstante, tendré que hacerlo. De la tristeza, surgirá la alegría. Y volverá la fuerza de las manos. Movie, mi perro, espera que le dedique mis letras. Y la vida en sí.
¿Qué traerás Septiembre?