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martes, agosto 01, 2017

Confieso

Pintura de Salvador Dalí

Confieso que he vivido entre la adversidad y la fortuna.

Confieso que a veces despierto sin ganas de nada, pero me levanto y pienso que despertar es volver a nacer.

Confieso que detesto la adicción a la tristeza. No puedo gastar tiempo  en sentirme víctima por lo que me tocó vivir o lo que desearía vivir. 

Confieso que disfruto el presente a lo máximo, dejando atrás el doloroso pasado y caminando hacia un futuro glorioso.

Confieso que me gusta escribir para sentirme con vida.

Confieso que sin Dios no soy nada y por su Palabra tengo vida.


sábado, enero 21, 2017

Pienso en los ojos


Pintura de Salvador Dalí

Pienso en todos los que sufrimos de visión. Pienso en todos los lentes que vamos desechando porque vienen otros a suplir la necesidad de nuestros ojos. Pienso en los ojos sobrevivientes a todo lo que miraron y dejaron de mirar. Pienso que, a pesar de la neblina que vemos, sí miramos, porque nos transformamos en seres de observar todos los pequeños detalles. Pienso que la ceguera no nos impide soñar. Pienso en todos los ojos. Pero, sobre todo, pienso en esa pronunciamiento bíblico:
"Tu ojo es una lámpara que da luz a tu cuerpo. Cuando tu ojo es bueno, todo tu cuerpo está lleno de luz. Si está lleno de luz, sin rincones oscuros, entonces toda tu vida será radiante, como si un reflector te llenara con su luz"


sábado, diciembre 31, 2016

Adiós 2016

Pintura de Marc Chagall

Acuérdate que mi vida es un soplo.
Job

2015 y 2016 han sido mis años más difíciles. (No escribiré cómo terminé ayer y hoy). Dos años de batalla en muchos aspectos, pero decidí mantenerme en la escuela de la fe, porque comprendí que no tenía otra opción para avanzar.

Aprendí que vale la pena esperar en Dios aunque éste no conteste enseguida. En la espera, pude valorar más la vida y, sobre todo, a mirar la gloria del cielo manifestándose en mí.

Tuve días esplendorosos y, los guardé en la memoria, para recordarlos cuando llegan los días de infortunio. Pienso seguir sembrando días radiantes y olvidar lo que queda atrás, ese peso que estorba. Y aunque lleguen tormentas o vientos apacibles, quiero sonreír.

Tengo un millón de razones para conquistar a 2017 y nada me hará perder la fe.

Reciban 2017 abrazos y mi agradecimiento por todo lo que me brindaron.


viernes, enero 02, 2015

El primer día

Foto: Graciela Barrera



En el primer día del año, miró el mar por penúltima vez. Descubrió que en el mar nacen árboles. Piensa que un mar sin árboles no es mar. 

La muerte es impertinente con ciertas fechas. ¿Quién desea estar en un funeral el primer día del año? La muerte se ríe. El ataúd huele a flores y lágrimas. No hay mayor consolación que un largo abrazo y permanecer al lado del ser querido sin ningún reloj. La esperanza no se encontrará en una tumba. 

Nebraska de Alexander Payne es la primera película que eligió. Nuevamente se conmovió de ver otra vida más en blanco y negro. No hay color para la desgracia y reflexión.

¿Qué es la niebla ante el silencio herido?

Viajar no lo hace más hermosa, pero sí más fuerte.

Antes de dormir, cerró los ojos para escribir: mucha gente no se da cuenta que puede perderlo todo a causa de la ira de su lengua.


jueves, enero 01, 2015

Bienvenido 2015

Imagen de Fred Calleri


Repito por pura alegría de vivir: la salvación llega a través del riesgo, sin el cual la vida no la vale la pena. 

Feliz año nuevo. 

Clarice Lispector


lunes, diciembre 29, 2014

Adiós 2014

Foto: Graciela Barrera


Acuérdate que mi vida es un soplo.
Job

A ti te tocó ser un 2014. Pienso que te debes sentir  muy halagado o muy harto por todo que dicen de ti. Seguramente algunos te maldijeron, otros fueron indiferentes y, otros pocos, te aceptaron. Muchos se llenaron de expectativas y no les concediste nada. Olvidaron que no hay que idealizar situaciones porque después terminan en frustración. De mi parte, simplemente, voy a agradecerte por recordarme que no debo ser tan ingenua. Me convenciste que debía aceptar que no toda la gente sabe guardar secretos; que mucha gente sigue emitiendo juicios en cabeza ajena; que pocos son los amigos con los que se puede conversar sin censura y que mucha gente no quiere cambiar y prefiere seguir con su condición. Aun así, te dije que amaba la vida con todas sus piedras. Porque una piedra no sólo puede ser tropiezo, también puede indicar el camino. ¿Qué si fuiste un año difícil? Creo que todos los años de mi vida han sido difíciles, pero también han sido inolvidables. A ti, en especial, te voy a dejar todo aquello que no quiero tener en el nuevo año y mucho menos cargar con las cosas pasadas. Aunque la memoria es caprichosa, no la arrastraré al abismo con los malos recuerdos. Así que te dejo las fracturas familiares, el estrés innecesario, la sangre derramada del cuerpo enfermo, las palabras rotas, las débiles caídas, las pesadillas de la almohada, el silencio mal interpretado y el desierto sin agua. En cambio, yo me llevaré lo que me entregaste: la fe en Dios y una nueva oportunidad de vida.




miércoles, enero 01, 2014

Bienvenido 2014


Imagen de Roger Olmos


 
¿No ve él mis caminos
Y cuenta todos mis pasos?
Job



Bienaventurada la esperanza en un nuevo año que es un día en las manos abiertas.



 

viernes, diciembre 27, 2013

Adiós 2013

Pintura de Alexander Deineka



Repito por pura alegría de vivir: la salvación llega a través del riesgo,
sin el cual la vida no vale la pena.
Feliz año nuevo.
Clarice Lispector


¿Qué es un año en una hoja en blanco? ¿Puede caber un año? ¿Qué se hace con lo que no se cuenta por pudor o por guardarlo en esa memoria que, en un instante, puede olvidarlo todo? ¿Cómo elegir lo que sí se debe escribir y lo que se debe enterrar? ¿Acaso la miseria no debe mostrarse? ¿Y si quiero mostrar la belleza de la adversidad y la fealdad de la abundancia? 

¿Qué es un año en una hoja doblada? ¿Volveré a ver cómo el viento se lleva mis palabras y las deja colgadas en los árboles que no me pertenecen? Todo podría irse a una tumba desconocida. O todo podría germinar en el vientre de una muchacha extranjera.

Yo soy una repetición constante en cada hoja en blanco, un olvido y una entrega en un sobre no cerrado. ¿A quién podría importarle un año mío, un año más en una hoja en blanco que puedo convertir en barquito o papalote?

Tengo un año más de memoria. Podría contar día por día. No, no es cierto. No podría contar los días intrascendentes, pero podría revisar mi agenda y ver que en tal día no pasó nada. O quizá sí, pudo pasar una mosca o una abeja o una hormiga. O pude haber olvidado anotar lo más importante y olvidar en qué día y a qué hora sucedió. Pero, ¿debo contar lo que sucedió con mi corazón?

Un año, un año, un año. Lo escribo tres veces seguidas. Fue tan corto, tan pequeño, tan veloz, tan… tan.

Me gustó 2013. Pero a mí me gustan todos los años. Ninguno es malo, ninguno es bueno. ¿Entonces? ¿Quiénes somos los buenos y quiénes los malos? ¿Y los indiferentes y ausentes? Me gustó este año por algo importante e íntimo: reconocerme en el espejo ajeno. Y mirar un yo lejano.

Aprendí que de nada sirve tener una abundancia extrema, inesperada y saber que con facilidad se puede lograr cumplir los sueños, esos que nombramos imposibles, que de nada sirve si la abundancia llega junto con la adversidad. Porque el dinero no tiene tanto poder para salvar a la adversidad. Entonces, aprendí que la abundancia alegró mi corazón, pero la paz tuve que buscarla en otro camino. Y cuesta y me sigue costando. 

Pero me gustó el año 2013 porque logré vivir cada día intensamente. Sí, tuve de todo, lo que todos tenemos o padecemos. Contar agobios, enfermedades, muertes, como contar discos, libros o películas. Fue bonito vivir con lo que escuché de la gente. Toda; la célebre y la desconocida. También: darme cuenta de que no quiero terminar con una vejez patética. Quiero ser un árbol lleno de gozo aunque mis ramas estén frágiles. Cuidar mi cuerpo, cuidarlo para saber que me aprecio y, sobre todo, cuidar mi alma. Y entender en la mirada de mi perra callejera, que el alma es más que un nombre. Porque dicen que ya me gané el cielo por arropar a una perra callejera. Debe ser hermoso ganarse un cielo. A lo mejor en el cielo ganado pueda encontrar a mis muertos, a los que extraño y necesito tanto. O, quizá, también pueda encontrar a todos aquellos que quisieron tocar mi rostro y no se atrevieron. Pero aquí en la Tierra y en todos los muros, están los amigos y la leña siempre permanece ardiendo. Y la familia, ese nido que no nos tocó elegir, pero nacimos en él y tarde o temprano, el nido nos recuerda lo que fuimos y lo que ya no seremos. 

¿Acaso ya me gané el cielo de mis hojas en blanco? Cuando me doy cuenta que escribo y escribo y escribo y finalmente no escribo nada. Nada que a nadie, excepto a mí, le importe dejar por escrito: muchas gracias, 2013.