Foto de Graciela Barrera
Querida Elena:
Siempre he creído que
obsequiar un libro es un acto de amor. Entonces, ¿cómo designo cuando alguien
que no me conoce, decide enviarme su reciente libro? Soy una afortunada.
Hace muchos años, conocí tu
nombre por Miguel Sanfeliu. Era la época del blog y de conocer a tantos
escritores, pero yo era tímida y nunca conversé contigo. Después, llegó Facebook
y me dio la oportunidad de acercarme a tu mundo.
Me impresiona tu trayectoria
literaria. Me encanta tu sentido del humor, tus ocurrencias, tu gusto por la
vida: lo cotidiano lo engrandeces. Es hermoso saber que no solo eres escritora,
sino que también has estudiado música y tocas el oboe.
Tu regalo tiene su historia:
fue enviado desde Valecia, España, el día 25 de julio y llegó a casa, el 3 de
octubre de 2019. Casi tres meses para recibir al cartero con emoción. Me gusta
creer que el libro viajó en barco.
Decidí que tu libro sería el
primero de 2020. ¿Cómo te explico que perdí la concentración para leer? Algo
sucedió y me preocupé de haber perdido el hábito de la lectura. Y, después,
llegó la pandemia. Y menos pude. Creo que podrás comprenderme porque tu país y
tú, han pasado por esto. De repente, me agobié por no avanzar con mis libros
pendientes. Pero, mis lecturas se centraron en el aspecto teológico y sobre el
Covid-19.
En mi confinamiento, tu
libro permaneció en mi comedor, muy a la vista. Hasta que llegó el momento
deseado: recuperar la lectura acostumbrada. Así que he leído Las óperas
perdidas de Francesca Scotto.
Has provocado que volviera a
la memoria desde mi infancia hasta la actualidad, de cómo es estar entre el
ambiente musical o entre telones o como espectadora. Has provocado que
recordara cómo fue mi primer encuentro con la ópera. Has provocado que en una
tarde de lluvia, me dedicara a escuchar la música que sugieres. Has provocado
que me detuviera a subrayar los diversos pensamientos de los personajes. Has
provocado que la intriga de la historia se acrecentara y no parar hasta conocer
el final. Has provocado el deseo de investigar sobre Francesca Cassini y no
olvidarla. Has provocado que ahora
escuche más el oboe, solo para recordar que al otro lado del océano, alguien
escribe para contarnos historias.
Muchas gracias, Elena Casero Viana.
Te abrazo.
Eva Graciela.
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miércoles, mayo 06, 2020
Las óperas perdidas de Francesca Scotto
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