La pasión por la literatura, el cine, la música, los perros y ciertos personajes de la historia son entre la pasión por la pasión de mi ser.
Sin perder el equilibrio, ni la objetividad, ni que mis ojos se cieguen, decidí ir a conocer y a escuchar a Andrés Manuel López Obrador.
(Actualmente las encuestas afirman que sí hoy fueran las elecciones, él ganaría la Presidencia de la República).
No deseaba que nadie me contara de su presencia.
Asistí por convicción y mis ojos constataron que todos los miles reunidos no éramos acarreados.
Gente de todas las edades, niveles socioecómicos y culturales.
Estábamos convencidos y en la alegría contagiada, entre pancartas, paliacates, sombreros, gritos, música, fue toda una algarabía.
Esta ciudad cultural, política y bullanguera se convirtió en un medio día amarillo.
Y ahí estaba Andrés Manuel López Obrador junto con Sergio Pitol, uno de nuestros grandes novelistas.
Sergio Pitol, contento, representando a los intelectuales, con la sencillez que le caracteriza, me dijo que no perdamos el rumbo en la congruencia.
En treinta minutos, López Obrador habló y compartió sus ideales y compromisos para recuperar el orgullo nacional.
Yo no puedo ser indiferente ante lo que vive mi país, yo no puedo voltear la cara y olvidar que vivo en un México mágico, lleno de historia, de cultura y de gente con esperanza como yo.
Debo de creer en algo y en alguien, ceder mis sueños, ilusiones y las ganas de vivir en un México mejor.
Quiero un líder congruente que luche por los ideales colectivos y no por intereses personales.
No puedo ser una mexicana ausente, sino una oyente y hacedora para los que vienen detrás nuestro.
No me odien por admirar y querer a Andrés Manuel, pero él tenía que formar parte de mi colección de autógrafos, así que terminando su discurso y con muchas peripecias, logré que me regalara un rostro sonriente, toqué su mano y él estampó su firma para mi recuerdo.
Sin perder el equilibrio, ni la objetividad, ni que mis ojos se cieguen, decidí ir a conocer y a escuchar a Andrés Manuel López Obrador.
(Actualmente las encuestas afirman que sí hoy fueran las elecciones, él ganaría la Presidencia de la República).
No deseaba que nadie me contara de su presencia.
Asistí por convicción y mis ojos constataron que todos los miles reunidos no éramos acarreados.
Gente de todas las edades, niveles socioecómicos y culturales.
Estábamos convencidos y en la alegría contagiada, entre pancartas, paliacates, sombreros, gritos, música, fue toda una algarabía.
Esta ciudad cultural, política y bullanguera se convirtió en un medio día amarillo.
Y ahí estaba Andrés Manuel López Obrador junto con Sergio Pitol, uno de nuestros grandes novelistas.
Sergio Pitol, contento, representando a los intelectuales, con la sencillez que le caracteriza, me dijo que no perdamos el rumbo en la congruencia.
En treinta minutos, López Obrador habló y compartió sus ideales y compromisos para recuperar el orgullo nacional.
Yo no puedo ser indiferente ante lo que vive mi país, yo no puedo voltear la cara y olvidar que vivo en un México mágico, lleno de historia, de cultura y de gente con esperanza como yo.
Debo de creer en algo y en alguien, ceder mis sueños, ilusiones y las ganas de vivir en un México mejor.
Quiero un líder congruente que luche por los ideales colectivos y no por intereses personales.
No puedo ser una mexicana ausente, sino una oyente y hacedora para los que vienen detrás nuestro.
No me odien por admirar y querer a Andrés Manuel, pero él tenía que formar parte de mi colección de autógrafos, así que terminando su discurso y con muchas peripecias, logré que me regalara un rostro sonriente, toqué su mano y él estampó su firma para mi recuerdo.
1 comentario:
Si chela, detras nuestro hay mucho futuro y tenemos mucho compromiso, así es que cada quien desde su trinchera tendrá que dar lo mejor.
Mi voto es para el peje.
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