viernes, septiembre 16, 2005

Una declaración


Tu país es Portugal, tu ciudad es Lisboa, durante treinta años has sido periodista, tu jefe te ha dado la responsabilidad de la sección cultural de un periódico mediocre llamado: “El Lisboa”. Eres obeso, ya entrado en años, padeces del corazón y te encantan las limonadas.
Crees firmemente que la literatura es lo mejor que hay en la vida.
Eres viudo, cada día de tu vida hablas con la muerte, platicas con el retrato de tu esposa, ella fue el amor de tu juventud, la extrañas y no tuviste hijos.
A ella le cuentas toda la jornada del día, le confías tus pensamientos y le pides consejos.
Caminas por tu ciudad y la observas, te gusta la música.
Te la pasas cultivando recuerdos.
Siempre te preguntas: “¿En qué mundo vivo?”
Vives la vida como si estuvieras muerto.
Y piensas que todo el mundo está muerto o a punto de morirse.
Tienes sueños hermosos pero no te gusta revelarlos.
Siempre cuestionas la resurrección de la carne, te gusta platicar con el Padre Antonio.
No te quieres arrepentir de nada de tu vida pero tienes la nostalgia del arrepentimiento.
Eres solitario, tu vida transcurre entre la lúgubre redacción del suplemento semanal, tu casa y el omelette de finas hierbas que comes en un oscuro restaurante.
Tu vida social se remite a los escasos contactos con el director del diario, la portera de tu casa y el mesero del café La Orquídea, que, extrañamente, te mantiene al día de lo que ocurre en el mundo.
La situación política de tu país es crítica, es el año 1938, viven la dictadura de Salazar, España padece una guerra civil, y en Italia el fascismo domina la naciòn, pero tú no quieres darte cuenta de esto, prefieres esconderte entre los escritores franceses del siglo XIX.
Te emociona escribir necrologías anticipadas y traducir relatos franceses.
Lees una tesis doctoral sobre el tema de la muerte, escrita por el joven italiano y antifascista Monteiro Rossi y lo contactas para que colabore contigo.
Te haces amigo de él y de su novia Martha, ellos son militantes revolucionarios, jóvenes comprometidos con la libertad.
Es un joven que escribe sobre la muerte pero defiende la vida, lo contrario a ti.
En él miras reflejado el hijo que nunca tuviste.
Le pagas un sueldo, lo invitas a comer y no le publicas sus escritos porque no te convencen.
Platican mucho sobre varios temas y le mencionas lo siguiente:
"La filosofía parece ocuparse sólo de la verdad, pero quizá no diga más que fantasías, y la literatura parece ocuparse sólo de fantasías, pero quizá diga la verdad".
Y Monteiro Rossi sigue tus consejos, entre ellos, el de seguir los razonamientos del corazón porque son los más importantes.
Poco a poco te vas involucrando con su ideología política, haces conciencia y replanteas tu vida.
De momento te sientes dividido, entre los valores que han regido tu vida y los nuevos ideales que conoces a través de los jóvenes.
Te recomiendan una semana de descanso en una clínica de talasoterapia en Parede.
Conoces al liberal Dr. Cardoso, conviven durante el tratamiento y te dice que no compenses el sufrimiento con la comida y la limonada y bajas 4 kilos; conversan de varios temas, te ayuda y te explica el tema hegemónico, es como tener una confederación de almas nuevas que surgen dentro de uno mismo.
Y estando ya en tu soledad, piensas que cuando se está verdaderamente solo, es el momento de medirse con el yo hegemónico que quiere imponerse en la cohorte de las almas. Y aunque pensaste en todo ello no te sentiste tranquilo, sentiste en cambio una gran nostalgia, no sabrías decir de qué, pero una gran nostalgia de una vida pasada y una vida futura.
Cardoso te dice que frecuentes con el futuro y no con el pasado.
A tu regreso, te das cuenta que Rossi Monteiro está en problemas políticos, le brindas protección, pero al final no puedes impedir su muerte, ocasionada por “policías políticos”.
Con su muerte, acabas de abrir los ojos y esto te obliga a vivir de otra manera los últimos días de tu vida.
Tomas la opción a fin de cuentas, imprimir sin el consentimiento del director y la censura, la noticia de la muerte de Monteiro a manos de la policía en el diario en que trabajas, es una opción pequeñita, más enorme al mismo tiempo, porque dices lo que piensas. Así, sin grandes explicaciones, tienes finalmente la valentía y el coraje para decidir, nada más.
Escribes, denuncias y te marchas para siempre.
Tu vida ha sido de ejemplo para muchos periodistas.
No es que seas un héroe, simplemente eres de esos que parecen perdedores pero que se buscan así mismos a través de alguien.
Despiertas la conciencia dormida, y el miedo que tenías al compromiso lo dejas, tus debilidades y dolores sufren un cambio positivo, descubres la vida en las palabras.
Tu creador es Antonio Tabucchi.
Contó tu historia con una escritura brillante que será difícil que la olvidemos.
Su peculiaridad de jugar con el verbo “sostiene” es genial.
Sin parar, leemos tu vida a través de 182 páginas.
Tu historia es conmovedora y muchos en algún momento de nuestras vidas, nos llegó el cambio, como a ti te llegó, es por eso que nos hemos identificado contigo.
Y fue tanto el impacto que causó tu vida, que hasta te han plasmado en una película, representándote Marcello Mastroianni, que por cierto, fue su penúltima actuación antes de morir.
Tu nombre es PEREIRA y nunca te olvidaremos.


2 comentarios:

: ) dijo...

No pude evitar las lágrimas , en éste tiempo conozco a alguien así , idéntico , solo que la diferencia es que él si tiene familia , pero es como si estuviera solo .
También es periodista .
Gracias maraviloso post .

Anónimo dijo...
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