Pronto arribarán a estas tierras, supongo que los niños ya escribieron sus cartas, quizá estén contando los días y palpitando sus coranzocitos por la emoción de su llegada. De seguro también los esperan aquellos que en sus casas no tienen ni para comer, pero las ilusiones son gratis y el contagio del resto es enorme. Y ya que decir del bombardeo publicitario. También estoy casi segura que ahora ustedes reciben las cartas vía internet. ¿Por dónde andan? ¿Han tenido algún problema en el viaje? Espero que los camellos no se hayan cansado y tengan suficiente agua.
Ustedes más que nadie saben que no me hicieron justicia de niña. Recuerden que mis padres me dijeron la verdad acerca de ustedes, y mientras otros escribían su cartita de peticiones, a mi me mostraron el camino para que leyera la historia bíblica, yo, como toda una niña de cinco años que empezaba a leer, pues abrí la Biblia para comprobar si era cierto lo que me decían.
Gran sorpresa me llevé cuando descubrí que no mencionan sus nombres y ni son tres reyes, porque la Biblia dice: “Vinieron del oriente a Jerusalén unos magos”, continué leyendo y aprendí el significado de cada regalo que le trajeron al niño Jesús: “Oro, incienso y mirra”.
Sinceramente, nunca me traumé que mi madre me dijera la verdad, ya bastantes mentiras viviría en el futuro, incluyendo hasta la de los políticos. Recuerdo que ella me pidió que a nadie se lo contara, que era un secreto, que no fastidiara a mis amigas. Y aunque no lo crean, lo hice, siempre permanecí callada e interiormente sonreía de todas las peripecias que hacían mis amigos por esperarlos. También fui testigo como los amigos o compañeros mayores de escuela, les rompían el encanto diciéndoles que ustedes no existían.
La cuestión es, que me sorprende, que pasan los años y ustedes siguen llegando a algunos hogares, no en todos, porque repito, en este país tan pobre, los padres tienen que decidir por comprar la leche o el juguete.
Como me encanta escribir cartas, pues no puede faltar una para ustedes. ¿Será que a los adultos nos cumplan nuestros deseos? No lo sé, con el tiempo me daré cuenta, así que haré mi listado de posibles e imposibles sueños. Es obvio que está de más pedir salud, amor y empleo.
Deseo entonces:
Que los mexicanos lean todos los libros de Sergio Pitol.
Que Sergio Pitol sea el próximo Nobel de literatura.
Que andemos en bicicleta porque esta ciudad es caótica vehicularmente.
Que salga la Luna todas las noches.
Que me lleven en un camello con alas a Paris.
Que conozca a Amélie Poulain.
Que mis amistades me regalen un libro y un disco cada mes.
Que la Feria Internacional de Guadalajara llegue a Jalapa.
Que el arte en toda su expresión invada todas las ciudades.
Que los cineastas sigan pensando que ¡sólo Veracruz es bello!
Que México volteé hacia al Sur.
Que Omar Piña publique otro libro.
Después de esta lista, ya me imagino la respuesta que me dejarán debajo de mi almohada:
Querida Claricita: Por haberte portado bien todo el año, y en compensación por habernos perdido de vista desde tan pequeñita, hoy te traemos un regalo musical, esperando que jamás dejes de soñar. Que lo disfrutes.
Melchor, Gaspar y Baltasar.
Ustedes más que nadie saben que no me hicieron justicia de niña. Recuerden que mis padres me dijeron la verdad acerca de ustedes, y mientras otros escribían su cartita de peticiones, a mi me mostraron el camino para que leyera la historia bíblica, yo, como toda una niña de cinco años que empezaba a leer, pues abrí la Biblia para comprobar si era cierto lo que me decían.
Gran sorpresa me llevé cuando descubrí que no mencionan sus nombres y ni son tres reyes, porque la Biblia dice: “Vinieron del oriente a Jerusalén unos magos”, continué leyendo y aprendí el significado de cada regalo que le trajeron al niño Jesús: “Oro, incienso y mirra”.
Sinceramente, nunca me traumé que mi madre me dijera la verdad, ya bastantes mentiras viviría en el futuro, incluyendo hasta la de los políticos. Recuerdo que ella me pidió que a nadie se lo contara, que era un secreto, que no fastidiara a mis amigas. Y aunque no lo crean, lo hice, siempre permanecí callada e interiormente sonreía de todas las peripecias que hacían mis amigos por esperarlos. También fui testigo como los amigos o compañeros mayores de escuela, les rompían el encanto diciéndoles que ustedes no existían.
La cuestión es, que me sorprende, que pasan los años y ustedes siguen llegando a algunos hogares, no en todos, porque repito, en este país tan pobre, los padres tienen que decidir por comprar la leche o el juguete.
Como me encanta escribir cartas, pues no puede faltar una para ustedes. ¿Será que a los adultos nos cumplan nuestros deseos? No lo sé, con el tiempo me daré cuenta, así que haré mi listado de posibles e imposibles sueños. Es obvio que está de más pedir salud, amor y empleo.
Deseo entonces:
Que los mexicanos lean todos los libros de Sergio Pitol.
Que Sergio Pitol sea el próximo Nobel de literatura.
Que andemos en bicicleta porque esta ciudad es caótica vehicularmente.
Que salga la Luna todas las noches.
Que me lleven en un camello con alas a Paris.
Que conozca a Amélie Poulain.
Que mis amistades me regalen un libro y un disco cada mes.
Que la Feria Internacional de Guadalajara llegue a Jalapa.
Que el arte en toda su expresión invada todas las ciudades.
Que los cineastas sigan pensando que ¡sólo Veracruz es bello!
Que México volteé hacia al Sur.
Que Omar Piña publique otro libro.
Después de esta lista, ya me imagino la respuesta que me dejarán debajo de mi almohada:
Querida Claricita: Por haberte portado bien todo el año, y en compensación por habernos perdido de vista desde tan pequeñita, hoy te traemos un regalo musical, esperando que jamás dejes de soñar. Que lo disfrutes.
Melchor, Gaspar y Baltasar.
1 comentario:
¿Si pedimos uno igual las dos se cumplirá?
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