Es viernes. Sol esplendoroso. No quiero conducir el auto. Decido caminar. Camino. Camino lentamente. Adornando mis pasos. Cabellera suelta. Miro. Observo. Contado los detalles en mi cabeza. Construyendo líneas. Nada más. Tocando paredes. Antiguas paredes. Húmedas como esta ciudad. Gente. Mucha. Tropiezo. Soy torpe. Desprotegidos mis pies. A la deriva. Me detengo en una esquina. Mis ojos quieren acaparar toda la belleza de la ciudad. La montaña en su plenitud. A lo lejos. Tan cerca. Saludo. Gente apurada. Gente ensimismada. Yo. Rostro acalorado. Sin destino. Camino nada más. No pienso. Disfruto. Horas nada más. Sin reloj. Desconozco el tiempo. Imagino. Escribo en las yemas de mis dedos. Una letra. Toco mi boca. Soy muda. Por eso leo. No escribo. Desasosiego latente. Acostumbrada. Mi morral y yo. Paseo a Enrique Vila-Matas. Lo cargo para que respire. Impregnado del café. El de esta tierra. Saboreamos un café. Es viernes. Viernes diferente. Pocas lágrimas. Calles y más calles. Paisaje natural. Una orquídea. Azúcar. Luces. Pueblo arquitectónico. Sentada en una banca del parque. Eco de la campana sacerdotal. Sigo mirando. Leo a Vila-Matas. Me río con él. Me regaló su perfume cuando toqué su mano. Tímidamente me pide que sigamos caminando. Estoy perdida en la ciudad. Solo recuerdo que es viernes. Contaba las cuadras. Me quedé en un número. Caminé cuarenta y cinco cuadras. No recuerdo más. Olvidé los números. Juego con las vocales. Extraviada. Recuerdo que es viernes. Y sé que espero algo. El atardecer me saluda. Niños por doquier. Amo los perros pueblerinos. Inofensivos. Carentes. Camino. Tenis rojos. Piel azulada. Tocada por el sol. Llego al puente. Miro el espejo del río. Pienso. Se me fue la vida. Recuerdo a los arquitectos de mi destino. Sonrío. Vuelvo. La lluvia inyecta mi cuerpo. Latente. Brinco los charcos. Estoy descalza. Espero ansiosamente el otoño. Falta poco. Leo un poema de Wystan Hugh Auden. La luna derrama su miel sobre mi rostro. Abrazo fuertemente a mi árbol. Respiro. Toco los dedos de la luciérnaga. Las hojas bailan contando los minutos. Los susurros son lentos. El corazón palpita. La hora exacta. Es medianoche. Tarareo una canción de Nina Simone. El viento otoñal ha llegado. Bienvenido. Felizmente lo recibo. Otoñalmente me defino. No sé más. Sí. Si sé. Volé con Marc Chagall.
domingo, septiembre 24, 2006
Saudade otoñal
Es viernes. Sol esplendoroso. No quiero conducir el auto. Decido caminar. Camino. Camino lentamente. Adornando mis pasos. Cabellera suelta. Miro. Observo. Contado los detalles en mi cabeza. Construyendo líneas. Nada más. Tocando paredes. Antiguas paredes. Húmedas como esta ciudad. Gente. Mucha. Tropiezo. Soy torpe. Desprotegidos mis pies. A la deriva. Me detengo en una esquina. Mis ojos quieren acaparar toda la belleza de la ciudad. La montaña en su plenitud. A lo lejos. Tan cerca. Saludo. Gente apurada. Gente ensimismada. Yo. Rostro acalorado. Sin destino. Camino nada más. No pienso. Disfruto. Horas nada más. Sin reloj. Desconozco el tiempo. Imagino. Escribo en las yemas de mis dedos. Una letra. Toco mi boca. Soy muda. Por eso leo. No escribo. Desasosiego latente. Acostumbrada. Mi morral y yo. Paseo a Enrique Vila-Matas. Lo cargo para que respire. Impregnado del café. El de esta tierra. Saboreamos un café. Es viernes. Viernes diferente. Pocas lágrimas. Calles y más calles. Paisaje natural. Una orquídea. Azúcar. Luces. Pueblo arquitectónico. Sentada en una banca del parque. Eco de la campana sacerdotal. Sigo mirando. Leo a Vila-Matas. Me río con él. Me regaló su perfume cuando toqué su mano. Tímidamente me pide que sigamos caminando. Estoy perdida en la ciudad. Solo recuerdo que es viernes. Contaba las cuadras. Me quedé en un número. Caminé cuarenta y cinco cuadras. No recuerdo más. Olvidé los números. Juego con las vocales. Extraviada. Recuerdo que es viernes. Y sé que espero algo. El atardecer me saluda. Niños por doquier. Amo los perros pueblerinos. Inofensivos. Carentes. Camino. Tenis rojos. Piel azulada. Tocada por el sol. Llego al puente. Miro el espejo del río. Pienso. Se me fue la vida. Recuerdo a los arquitectos de mi destino. Sonrío. Vuelvo. La lluvia inyecta mi cuerpo. Latente. Brinco los charcos. Estoy descalza. Espero ansiosamente el otoño. Falta poco. Leo un poema de Wystan Hugh Auden. La luna derrama su miel sobre mi rostro. Abrazo fuertemente a mi árbol. Respiro. Toco los dedos de la luciérnaga. Las hojas bailan contando los minutos. Los susurros son lentos. El corazón palpita. La hora exacta. Es medianoche. Tarareo una canción de Nina Simone. El viento otoñal ha llegado. Bienvenido. Felizmente lo recibo. Otoñalmente me defino. No sé más. Sí. Si sé. Volé con Marc Chagall.
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44 comentarios:
Gracias OTOÑO!!!!
Que fuerza amiga. Recorrí cada rincón de tu alma.
Te abrazo fuerte
Con Marc Chagall uno es capaz de ver más allá de lo que está. Bonito viernes.
La canción de Nina Simone es I LOVE YOU PORGY??
pasearon con Vila-Matas cual shandy y su literatura portátil??
Aún no leo a Chagall, lo buscaré. No me canso de tomar nota en tu blog
por qué no me llevaste?? :(
a varas carvajal: chagall no se lee, se mira.
a clarice: el viento del sur se llevó el invierno al norte. aquí todo es primavera y el roble de la calle ya está cargado de sus hojas.
clarice: chagall!!!!!!! si me fuí a dedo a Buenos Aires ya hace un buen tiempo atrás, con un amigo a ver 105 originales de Marc Chagall. Yo le escuché "a mis 80 años, aunque mis manos no puedan seguir pintando, mi mente puede seguir soñando".... buscaré los croquis que hice para observar a la trapecista, a muchos viejitos con su saco a cuesta... y las cabras... locas
abrazos de flores
B.
Hola Clarice:
Es que haz escrito un cuadro como el de Ghagall. Lo viviste. Caminaste haciendo el cuadro. Lo pintaste con tus letras. Las letras cayeron como gostas de los tejados. Escurrieron por los alerones. Descendieron hasta ir avanzando contigo por la calle, por el parque.
El cuadro es Flores en la calle...
Ah perfecto, el tipo es pintor.
Leeré una biografía de él entonces
:P
Hola Clarice. Mis piernas estan cansadas de hacer tu recorrido, me has llevado muy rapido por tu sendero, ja,ja. No puedo despegar a Chagall de Kandinsky, dos grandes que me llenan de emociones, de curiosidad de dudas.
Te deseo un feliz domingo.
Leyéndote entre los colores de Chagall.
Saludos
Espléndido. Paseo exterior con paseo interior. ¿cómo no reconocer el tiempo muerto del paseo?
"Volé con Marc Chagall" Es un final rotundo en su nada. Impregna el paseo de levedad.
En la Burlington Galley de Londres, visité una exposición antológica de Marc Chagall un invierno crudo y duro. No se olvida nunca esa pintura hecha de fantasía leve y volátil. Salimos ya de noche buscando un te que nos anclara en tierra, pero lo hizo el frío.
Tus palabras caen sutilmente sobre nosotros para abonar los campos yermos de inspiración,de la misma forma que las hojas se desprenden del arbol,para descomponerse e insuflar con su detritus,la nueva vida y regeneración de la tierra reseca por el abrasador calor del verano.
Tu texto suena como la lluvia del otoño. Esas frases cortas, contundentes, imparables. Me gustó mucho.
Saludos.
Cómo envidio a los pintores...que talento para plasmar en los sentimientos...y sí, viendo las obras se puede uno transportar a los confines del mundo.
Hermoso post, amo el otoño.
Clarice, me has sorprendido mucho con este texto, es precioso, precioso, de verdad! Es como una lluvia de otoño cayendo lentamente, gota a gota...
Un beso muy grande, gran paseadora de la ciudad! Me ha gustado ir de tu mano caminando!
Que precioso escribes Clarice, describes con tanto sentimiento cada paso que das, que dan deseos de estar ahi.
Gracias por dejar tu huella por mi blog.
Besos
Tarí
Adoro esa cancion,que empieces bien la semana
Ne me quitte pas..
salu2
Me agrada este texto. La idea del desplazamiento, la respiración contenida, el registro de los pasos, la puntuación excesiva para detener lo narrado.
El jadeo reflexivo, las dudas, las ideas que vienen, se van y reaparecen.
Piso las hojas
cada una hace un ruido diferente.
Crash. Pum. Crick. Pling.
Piso las hojas y pienso que cada una de ellas es una vida resignada. Un verde trozo de mundo que decidió no ser más ni verde ni trozo de mundo.
Es bueno emborracharse de arte.
Es bueno ahogarse de sensaciones.
Qué buen blog...
Me encanta como le das el espacio justo a las palabras, y ganan un significado diferente.
Un saludo... y pasate por casa cuando quieras....
Andy
Me encanta el otoño!
Y mas si te inspira de esa forma.
Abrazos querid paisana!
Adorable, esperado, ansiado y querido otoño...¡que ganas tenía de verte! Preciosa la foto de ese suelo alfombrado con hojas secas, preciosas el juego de tus frases cortas y contundentes. Besos!!!
Excelente
sólo eso
aqui te veo
escritora auténtica
el viento lo dice
es verdad
Se me fue la vida
¡¡¡NOOOOOOOO!!!
Hermoso texto.
Si, no hay nada más glorioso que una caminata otoñal... recorrer esas calles de siempre y descubrir cosas nuevas... sentir la humedad de la tierra... ver los árboles desnudos y scuchar el crujido de las hojas...
Me hace suspirar la imagen y las palabras... quiero ir a un lugar frío!, lo necesito.
Besitos Clarice
Abrazo fuertemente a mi árbol, eso es lo que hago yo a menudo, pero sin que me vea nadie, podrían interpretarlo como lo hacen a diario con todo.¡Volé con Marc Chagall!
"Tco los dedos de la luciérnaga"
Yo, salvo a los caracoles de ser atropellados-.En el otoño camino debajo de los árboles y espero a que llegue el suave viento, cuando este toca los árboles, las hojas secas vuelan suavemente hacia la tierra, atravesando mi cuerpo una lluvia de hojas secas, entonces me inclino ante la tierra y cojo del suelo una hoja y mirándola me pregunto: Tiene algún sentido el arte humano? O es una mera copia de la propia naturaleza? me digo a mi mismo que lo que hago es un mero pasatiempo.
¿Has puesto alguna vez tu oido en el tronco del árbol?
"Es indescriptible" El lenguaje no puede expresarlo: es un sentimiento
poético!
Abrazos y besos!
Aqui en estas latitudes estamos en el inicio de la primavera .... Pero Nina Simone, las lecturas, las caminatas, .... todo aquello
! Que hermoso poder hacer un Stop"
Querida amiga
ven a escuchar a mi bebé!
:)
Y yo que escribo de volar, y de sueños, y de amor, claro, como siempre.
Tal vez nos encontramos por ahí, en alguna vuelta.
Clarice, te he leído, releído, y vuelto a leer, y siempre pienso lo mismo que nuestra querida Bethania: ¿Por qué no me llevaste contigo?
Ya te imagino como esa mujer azul, de vestido azul, de Chagall, volando... volando... y yo mirándote desde mi ventana, la misma ventana de siempre, desde la que a veces deseo arrojarme al vacío o irme hacia otras tierras solitarias.
Me identifico mucho cuando dices: "Miro el espejo del río. Pienso. Se me fue la vida. "
Me gustó mucho ese ritmo tuyo. Esas frases cortas. Ese decir tanto con una sola palabra. Ese riachuelo de imágenes que nos regalas. Este paseo otoñal que compartiste con nosotros.
Sé que allá arriba, el viejo Chagal debe estar contento.
Aquí abajo, nosotros te estamos esperando.
Con cariño,
Ro
yo cuando llega el otoño siempre pongo un tucán en mi habitación
bss
Por aquí el otoño empieza timidamente a dejarse ver. Bellas palabras, Clarice. Me encantó. Un abrazo
El otoño que nos trae limpieza, dejar...poder desprender para luego ver nacer lo nuevo.
Besos Niña de las palabras.
Cariños con dulzura de otoño.
El otoño aviva la espiritualidad.
Gracias por apoyar a Tarí.
Un fuerte abrazo.
bohemiamar.
Eres hoja marrón, caída y viajera. Y no te dejas recoger. Precioso íter descriptivo y sentimental. Abrazos.
Bienvenido el otoño ocre.. bienvenido yo a esta guarida multicolor. Preciosa entrada al otoño y su espera.. Un saludo, Clarice. Mis manos te saludan
Muy bueno este texto. Lleno de ritmo. Lleno de sensaciones. Original, potente, transmite. No digas más, amiga, por favor, que no sabes escribir: menuda muestra ésta, menudas líneas de prosa con calidad y palpitantes. Un abrazo.
Tu alma al desnudo.
Un deleite para los sentidos.
Tarareando a Nina con Chagall, siempre vamos en compañia.
Te beso volando.
El otoño es mi época favorita del año. Y es que, como decían aquellos versos de Manolillo Chinato (un pastor extremeño, poeta por necesidad, cuyos versos popularizó un grupo de rock duro español llamado Extremoduro):
"Llegó el otoño; llegó la muerte...
¡Mas no para todos!
Hoy morirán hojas y animales.
Mas no morirán para siempre y, en su transformación de mañana
darán
con más calor
a la tierra,
de su muerte,
pasado mañana,
brotes de esperanza"
Un saludo.
Pudo ser el mismo otoño de hace años. El mismo sol retirado, menos beligerante. igual broncíneo crujir de hojas en el suelo bajo los pies.Los mismos árboles de ausencias aladas,Las tales torres, los musgos, la gente...
Pero es otro otoño cargado de tus lecturas y admiraciones varias.
Qué lindo paseo y que buena compañía...
Esta es una invitación a participar de la comunidad de blogs organizada por www.deigualaigual.net Para ser parte del proyecto, participando de diferentes maneras te invitamos a que visites la página y que nos envíes un correo a rubenko742000@yahoo.com.ar y nos pondremos en contacto con vos.
Rubén Kotler
Clarice querida, paso por acá a desearte que tengas un excelente día.
Besos
Pues...que da gusto leerte. Y ademas asi, con letra pausada y tranquila. Y creo que incluso puedo percibir el atoma del otoño, las hojas secas, el libro de Vila-Matas, al cual tengo que leer no tardando mucho...
Y por supuesto, gracias por la visita. Es de bien nacido ser agradecido.
Cordiales saludos.
Hermosa foto!
bonito glog
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