Foto: Katia Chausheva
Meggie dejó el papel sobre la mesa y contempló con ojos muy abiertos, a través de la ventana, el tesoro de rosas de otoño del jardín. Perfumes de rosas, abejas de rosas. Y los hibiscos, las campanillas, los eucaliptos, las buganvillas encaramadas a gran altura sobre el mundo, los pimenteros. ¡Qué hermoso era el jardín! ¡Qué vivo! Ver crecer sus pequeños habitantes, y cambiar y marchitarse; y surgir otros nuevos, en un ciclo continuo y eterno.
Ya era hora de que Drogheda terminase. Sí; ya era hora. Dejemos que el ciclo se renueve con gente desconocida. Yo me lo hice todo; no puedo culpar a nadie. Y no puedo lamentar un solo instante del pasado.
El pájaro con la espina en el pecho sigue una ley inmutable; algo desconocido le impulsa a empalarse, y muere cantando. Cuando penetra la espina, no siente llegar la muerte; simplemente, canta y canta hasta que no le queda vida para emitir otra nota. En cambio, nosotros, cuando nos clavamos la espina en el pecho, sabemos lo que hacemos. Lo comprendemos. Pero lo hacemos. Lo hacemos a pesar de todo.
11 comentarios:
Me estremecio la foto, luego el texto. Hermoso, hermoso, impactante. La escritora del Pajaro canta hasta morir,...aprendo, siempre aprendo tanto contigo mi Clarice.Besos.
Ivania
Amiga, esta cosa que llamamos blogs no es demasiado diferente a los jardines. En ellos la vida se renueva de continuo, unas cosas siguen en tanto que otras (nuevas vidas) se van incorporando a cada momento.
Lo mismo sucede con los blogs... Siguiendo alguna ley desconocida vemos que continuamente, ¿quien sabe siguiendo que criterio?, unos llegan y otros van, unos siguen y otros desaparecen...
Pero bueno, bueno, que me estoy poniendo en un plan que nadie me va a entender...
Pero uno se entiende, y lo que quiere decir es que las palabras que seleccionaste me han hecho pensar cosas (como siempre, claro).
Uf, que lioso esta hoy Antiqva, pensaras, amiga...
Magnífica pose para la foto y la exacta niebla le da una imagen onírica.
Maravilloso el texto. Me llega. Sin más, esta semana, sin ser jardinero, sólo por ayudar he trasplantado más de 300 rosas. Ayss que cosas más raro.
Saludos.
Ay Clarice, qué magia hay en los blogs, tengo una entrada en borrador con exactamente las mismas palabras finales del pájaro espino.
Magia, belleza, sincronía...
Un abrazo
Muchísimas gracias por darme a conocer a Colleen McCullough. Ahora entiendo por qué estabas segura de que yo lo había leído. Lo que no entiendo es por qué no lo he leído. Una maravilla. Y tiene algo que ver con el texto de Clarice y la espina en el corazón.
La foto es muy hermosa, pero aprovecho aquí para felicitarte por la tuya sobre las piñatas. Preciosa. Has logrado capturar toda la alegría, la magia y el color que perciben los niños en ellas.
Un gran abrazo, Graciela.
Somos humanos, después de todo.
Qué texto tan preciso, tan punzante..
Te abrazo, querida Graciela.
Un texto que da escalofríos, y la foto también parece terrible con esos brazos como vueltos del revés...
Qué texto tan tremendo has elegido, querida amiga. Impactante por el modo en que el pájaro se ensarta en la espina y sigue cantando. E impactante por la consciencia con que el hombre es capaz de hacer lo mismo que el pájaro. No añadiré nada de la foto, porque me deja muda. Besos tristes, querida amiga.
un págaro nocturo se saca una espina del alma...
Estás muy activa.
El domingo vi un pajaro muerto enmedio de abrojos y espinas.
He visto un pajaro muerto, entre abrojos y espinas.
Publicar un comentario