Foto: Alfred Stieglitz
Hay tardes, esas ociosas y encantadoras, en donde el reloj, ése que no uso porque no acostumbro a ponerme nada en las manos, se detiene feliz y yo no hago ningún intento de llevarlo al relojero. En casa hay diversos libros editados por Taschen dedicados al tema del arte. Decido elegir uno, más bien dicho un artista al azar y me dedico a hojearlo lentamente para ver las pinturas. Los ojos pueden pasar tiempo detenido en una sola imagen.
Hace poco, en alguna de esas tardes que no son tan frecuentes, tomé a Georgia O’Keeffe por enésima vez. Pero esa tarde fue diferente y desde ese día la traigo en mis pensamientos. No solamente me dediqué a ver sus pinturas, sino que me puse a leer su biografía. Confieso que no siempre las leo completas porque me distraigo con la obra artística.
Georgia decidió a sus doces años que deseaba ser artista. Fue una mujer estadounidense que creció en una granja con sus padres, rodeada de un inmenso paisaje. Se caracterizó por estar vinculada con la naturaleza y esto influyó en sus pinturas. Lo demuestra de la manera más hermosa. Pintaba las flores a gran tamaño y decía: “Voy a pintarla grande para persuadir a la gente de que se tome el tiempo necesario para contemplarla”. Decidió unir su corazón al gran fotógrafo Alfred Stieglitz, y que por cierto, ella fue su inspiración y fue una de las pintoras más fotografiadas.
Después de leer su vida de la manera más amena, y enterarme de muchísimos detalles, hubo algo que me impactó: a los 66 años de edad es cuando decide por primera vez viajar a Europa. Nunca había salido de su país. Y no solamente eso, a los 72 años emprende el viaje alrededor del mundo. Me quedé en shock. Ella lo hizo. Ella pudo. Ella lo logró. Viajó y viajó. Su corazón dejó de latir a los 98 años de edad.
Cada año, al llegar las vacaciones de verano pienso en todos los viajeros, pienso en mí y sobre todo pienso en Georgia. Mientras la mayoría de mis amistades y mi propia familia me comentan los lugares que visitarán, me muestran sus itinerarios y me contagian sus nervios en trasladarse de un aeropuerto a otro, los contemplo y me pregunto interiormente: ¿Cuándo iré al otro lado de mi mar? ¿Volteo hacia mi sur o hacia al oeste? ¿Cuál primero? Y enseguida sé que país será el primero. Lo saboreo. Lo sueño.
Mis vacaciones de verano están por finalizar. Nuevamente no viajé hacia el lugar anhelado. No sé cuando será. Lo que sé es que no será en verano. Será en un otoño. Mis pensamientos estuvieron latentes con Georgia O'Keeffe. Ella me dio la esperanza. Debo creer que iré. Mientras tanto, mientras los años sigan adornándome, seguiré encontrándome con los hermosos rincones mexicanos.
17 comentarios:
Mientras tanto sigue pensando en Georgia y escribe en Garamond. UN abrazo!
el viaje, mientras sea soñado, siempre será viaje inconcluso
... y la ilusión de lo venidero también es una modalidad de movimiento
un beso
¿Es el país que imagino? ¿Es el mismo que yo sueño?
Tengo un poema dedicado a Georgia O'Keeffe, sus flores, tan sexuales, y envejecer. Sin embargo, ella lo hizo (y en este lo, podemos incluir algo más que el viaje).
Un gran beso, querida Graciela.
(por cierto, he dejado comentarios en las mujeres que saben latín).
Qué lindo y qué especial es ese momento en el que una pintura, o una frase, o una película, o unos sonidos, o las vivencias de otro nos impulsan a llevar a cabo las nuestras propias. Ojalá alguna vez cruces ese mar y llegues a ese país tan anhelado.
Un dulce beso.
Confía, sueña...
Espero que ese viaje se realice pronto... ya sabes lo que te dije.
Me encantó esta entrada.
Un abrazo muy grande.
Hay muchas formas de viajar ...más allá de lo tangible.Y tú nos transportas...
Un abrazo
Muy buenas, Graciela.
Me han conmovido tus palabras. Yo también soy un viajero de sueños. Y la historia de Georgia me da en pensar que todavía hay tiempo. Mientras, en el universo humilde de mi jardín paso las tardes del ardiente verano soñando viajes posibles e imposibles...quizás pueda realizar alguno.
Un abrazo, amiga.
Amiga, desealo con intensidad y seguro que el viaje soñado sera realidad. No lo dudes.
Yo tambien sueño con algun viaje, y se que algun dia sera realidad.
Un abrazo, amiga
flotas
A mí me pasa igual. Planeo viajes... Y tengo tantos pendientes... Pero no hay que perder la esperanza.
Algún día... Claro que sí.
Un abrazo viajero.
Querida Graciela, vuelvo a este rincón para agradecerte que, al igual que Georgia O'Keeffe ha impulsado tus sueños, tú y Bel y la poesía de Auden, habéis impulsado la escritura de mi nuevo capítulo de los Caracoles. Es para vosotras, por tanto. Infinitas gracias.
Un dulce y enorme beso.
Qué lindo blog! Da gusto encontrarse con lugares así! Gracias!
que estimulante el saber que ella pudo a esa edad, Graciela, y lo digo en serio porque mi sueño es ese, emprender la marcha con la mochila, una cámara (y el pc, obvio) y recorrer, andar, conocer el mundo...nunca se sabe.
Y ya verás que el lugar anhelado será tu destino,cuando menos lo planifiques.
Te dejo un abrazo,
Siempre hay viajes que vamos dejando para más adelante. Nos falta el tiempo, o el dinero... Y hay tantos lugares que visitar. Yo llevo años queriendo viajar a Japón, o a la India, pero al final siempre se impone algún destino europeo más cerca y más asequible.
Espero ser como Georgia, y seguir viajando incluso más allá de los setenta, si el cuerpo aguanta!
Un abrazo
Graciela,no hay que perder la esperanza.
Te lo dice una viajera tardía.
Un abrazo
Yo creo que esos viajes tardíos, deben paladearse aún más. Debo creerlo, yo tampoco nunca salí de mi país. Espero algún día poder hacerlo.
Beso grande.
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