Foto: Antona
El sabe que sus días están contados. Se lo dijeron los médicos. Escuchó la noticia con tranquilad. Mientras le daban las instrucciones para sus cuidados, él pensaba en comprar una bicicleta. Dijo que ocuparía sus días jubilados, andando por todos los rincones de los pueblos cercanos para respirar la vida. Sin dramas y sin cuestionamientos. “Yo soy el que va a contar mis días. Les narraré mis caminos” declaró a su familia. El hombre siempre tenía un rostro de optimismo. Contagiaba su alegría y lo que menos mencionaba era su enfermedad. Pero una vez, le llegaron las dudas. Estaba sorprendido que el mundo que contemplaba seguía loco. Como si todos los sucesos corrían sin tener edad, ni tiempo, ni nada. Llegó a una esquina y se detuvo. Miró los señalamientos hacia varios lugares. Es probable que le afectara leer en el letrero Centro Médico o Farmacia. O quizá al leer Iglesia le devolvió la fe. Tal vez le dio tristeza no poder nadar en la Piscina. O recordó cuando acudía con frecuencia al Correo. De repente, sintió miedo de equivocarse al tomar una decisión. Se quedó parado y pensó: Porque en este mundo enloquecedor, quiero seguir aprendiendo.
23 comentarios:
Tal vez dudaba, también, por que las certezas le abandonaron al ver de cerca el final...le comió terreno la debilidad. Besos amiga.
Precioso Graciela, simplemente preciosa forma de ver el futuro, con esas pequeñas dudas en la esquina. Me ha gustado mucho la humanidad humilde y sin pretensiones. El querer atrapar los instantes sin dramas ni espavientos y si teniendo muy presente los que nos estamos perdiendo el resto de humanos, con esta infame lucura que nos rodea.
Besicos muchos
Graciela me encantan tus entradas en tu magnífico blog. Por si no te lo había dicho antes.
preciosos esos sentimientos y decisiones cuando alcanzas esa edad decisiva.
Ojalá todos los desahuciados pelearan su esperanza; al menos la ilusión de ver lo ya visto y volver a sorprenderse. Que bueno sería.
Besos!
vamos pedaleando, que el señor sol ya subió a la cima.
Qué duro debe ser enfrentarse de tal modo a la muerte. Y qué maravillosa decisión esa de seguir aprendiendo mientras haya vida. Emocionante. Besos, querida amiga.
Y, a pedalear que la vida sigue.
Todos tenemos los días contados, pero debe ser muy triste saber cuántos son. Un relato lleno de humanidad, me ha gustado mucho querida Graciela
Seguir pedaleando y aprendiendo, sorteando baches y lluvia, soles y lunas. Un esfuerzo diario y consciente por paladear la vida, a pesar de las dudas y los errores.
Besos, querida Clarice.
(la foto, estupenda, voy luego al enlace)
Difícil decisión para el que mira desde lejos, pero afortunadamente el afectado nos da lecciones asombrosas.
Un abrazo
Es que hay tantas opciones.
Pero no creo que sea posible que se equivoque.
Beso.
Es que hay tantas cosas por elegir. Hay que mirar bien para no tomar malas decisiones. También es que a veces nos preguntamos si vale la pena luchar.
Me gustan las historias de bicicletas, me parece que ellas son las que nos guian hacia esos puentes que resultan a viajes hacia el pasado o hacia ninguna parte, lo importante es seguir pedaleando.
Abrazos.
Sentido, muy sentido relato que se clava.
Una mirada singular ante el crucero de la vida, que nos pregunta hacia adonde ir. Saludos
Toda una lección de vida!!!
Un beso
Bueno, tu que querias mirar... segun dijiste, pues ya puedes darte el gusto de mirar..... y reirte si quieres, pero... que bien nos hubiera venido una chamaca guarra a hacernos compañia!!!! ya puedes ver!!!
Hola, Graciela.
Hermoso relato...Quizás la muerte es la que nos apura a aprender. Por eso, siempre es bueno tener una bicicleta a mano, se puede aprender más y más rápido.
Es que la vida se nos va, como decía Fito, como el humo de ese tren, como un beso en el portal, antes de que cuente diez.
En fin, montando en tus bicicletas, yo al menos aprendo.
Un abrazo.
El problema no es decidir, es avanzar sin mirar atrás una vez tomada la decisión.
abrazos
La muerte y la vida, al final de cuentas son incógnitas.
Y no son los carteles indicadores, quienes las resuelvan.
Saludos
¿Será que siempre hay un punto de luz?
Querer seguir aprendiendo es lo que lo mantiene esperanzado.
Emocionada te abrazo Clarice.
M
Me ha recordado "La muerte" del maestro Benedetti.Hermoso,quizá...como la muerte.
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