viernes, enero 13, 2012

Los pies

Pintura: Renee Magritte 

Siempre me ha gustado observar a todos los caminantes, sobre todo a aquellos que tienen la dificultad para caminar libremente. Imagino historias y sé que las calles guardan los secretos de esos pies que caminan como si fuera la danza que le ofrecen a la ciudad.


Los pies han sido tema de muchos escritores, artistas plásticos, cinéfilos, entre otros. Recuerdo a un ceramista como ocupa sus pies para jugar con el barro y crear. También recuerdo la debilidad de Luis Buñuel por los pies. O recuerdo el título de un libro de Jordi Soler. O las caricias de las letras de Alberto Ruy Sánchez. Los pies son un símbolo para algunas culturas. Yo escribo de ellos como algo personal o como una muestra de reverenciarlos ante lo imposible. Quizá me he vuelto muy repetitiva con ciertas palabras que son un sello en mi vida. Pero, ¿quién no es repetitivo ante lo que amamos o admiramos o quizá ante lo que nos molesta o no toleramos? 


En el mes de febrero del año pasado, escribí mi relación con mis pies. Después, en el mes de junio, conté la historia de una mujer que se cayó. Los textos se encuentran aquí y aquí.


Demasiadas letras he dedicado a los pies. A los tuyos y a los míos. A los de todos y a los de nadie. Así que comparto una selección de lo que he escrito últimamente en la casa de la brevedad llamada twitter.


Mis pies tienen un grave problema: no quieren escribir.
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El sueño no encontró su camino. Y despertó con los pies desconsolados.
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Los pies saben llorar. No siempre eligen el lugar correcto. Las miradas ajenas no se detienen. Un perro los mira y se acuesta sobre ellos.
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Mis pies no pudieron sostener el sueño que rompió la luz.
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Los recuerdos pesan en mis pies. Sus plantas escriben lágrimas. Caminaron sobre el valle de la ingenuidad llamada pasión.
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Los pies deberían saber aplastar el orgullo y la cobardía de un corazón gimiendo por dentro.
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Tus pies son la ciudad que quiero tocar.
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Besaré los pies del viento y le daré mi fuego.
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Sobre las plantas de tus pies, escribí tres palabras que no leerás.
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Si él pudiera tocar mis pies. Si él pudiera contemplarnos largamente. Si él pudiera amarlos. Pero no tengo pies y él no existe.
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Aunque estuviera manca, seguiría escribiendo. Mis pies rayarían mi memoria.
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Mis pies desean besar la tierra anhelada.
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Caminar con los pies de la lluvia.
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Mis pies se quedaron en una montaña. Nadie caminará con ellos.
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Mi cabeza no alcanza al corazón que se quedó dormido en mis pies.
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Disfrazarse de noche y vestirse de día. Y como esa pareja, solamente tocarse los pies.
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La fragilidad de sus pies se encuentra en el dolor del río y en la caricia de la piedra.
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Los pies de esa mujer se rehabilitan en la casa de un escritor famoso. Sus pies aprenderán a escribir mientras camina alrededor del pasado.
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Tú sin ojos y yo sin pies.
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Ella es un pájaro que no puede caminar. Ni volar. Desde su árbol, sueña que escribe y vuela y camina en ti.




6 comentarios:

La Escribana dijo...

Oh! es una colección muy noble e interesante. Sus metáforas de vida alimentan mis metáforas de salvación
Saludos
Le sigo

virgi dijo...

¡Ah, los pies de quien amas, los de los niños, los delicados de los ancianos!
Besos, querida Clarice

JOSÉ ROMERO dijo...

Pies, para que los quiero... (dicho popular).

Los duelistas (videoblog de libros) dijo...

me gusta el tema de su post "Pies", y los cuadros que ha puesto
Luis

ÍndigoHorizonte dijo...

"Si él pudiera tocar mis pies..." me quedo con esos pies que él no puede tocar porque no existe y que tú no puedes sentir porque no los tienes y te dibujo alas, que suplan esos pies. Un abrazo grande,

Argénida Romero dijo...

Nunca he podido expresar en palabras algo sobre los pies, a pesar que me encanta autoretratarme los míos.

Me quedó con esta: "Ella es un pájaro que no puede caminar. Ni volar. Desde su árbol, sueña que escribe y vuela y camina en ti".