domingo, julio 20, 2014

Los árboles son mis maestros



por ser mi cómplice al mirar los árboles.




Mantengo una relación intensa, amorosa y permanente con los árboles. Me siento ciudadana en un cielo arbolado. Cuando me refugio entre los árboles dejo de sentir añoranza por el mar, quizá porque pienso que los dos son uno. En ellos encuentro todo: son mis maestros. Puedo detenerme ante uno y quedarme largo tiempo contemplándolo. Siempre les encuentro figuras e imagino muchas historias. Ninguno es igual a otro, cada árbol es único. A veces pienso que me gustan mucho porque al lado de un árbol recibí mi primer beso. Otras veces, digo que nací en uno de ellos. Cuántas veces me he sentido árbol: desde una rama frágil hasta un tronco fuerte; he sido raíz, pero también me han cortado y han hecho leña. Soy una privilegiada al vivir entre una excesiva naturaleza y no puedo alejarme de ella. Me complazco al saber que planté un árbol, tengo una hija y nunca escribiré un libro. Sin embargo, en mi mirada llevo cientos de árboles. Y muchos han sido fotografiados como una manera de guardar testimonio y hacerme sentir que soy una partícula de polvo en el árbol que estoy mirando. O decir: soy ese árbol.

























4 comentarios:

Tesa Medina dijo...

Comparto esa fascinación por los árboles, Graciela, me gustan altos e imponentes, pequeños como los limoneros y retorcidos como nuestros olivos.

Adoro los sauces que lloran, los abedules que tintinean cerca del río, los exóticos que alguien trajo y arraigaron entre autóctonos dejando de sentirse extranjeros.

Y qué decir de los árboles que me miran, tengo una gran serie de fotografías de árboles con ojos.

A pesar de vivir en una ciudad de asfalto como Madrid, tengo la suerte de hacerlo en una calle arbolada, cerca de un gran paseo arbolado y, sobre todo, muy cerca del Retiro, donde me pierdo muy a menudo entre árboles centenarios.

Un beso,

LA CASA ENCENDIDA dijo...

Es precioso tu escrito. ¡Qué bien describes los sentimientos! y las fotos son geniales.
Besicos muchos.

giovanni dijo...

Habiendo leído tu escrito y mirado las fotos creo te gustará ver el dibujo que mi compañera hizo de un olivo de más de dos mil años. El dibujo está en una de las últimas entradas de mi blog "Tutto è possibile".

Un beso

I. Robledo dijo...

Primero se miran los arboles... Y luego, poco despues, se llega a conocer la lengua de los pajaros...

Son dos hechos que van unidos de modo indisoluble...

Y ¿como que no escribiste un libro...?

¿Como que no... ?

Un abrazo fuerte