Otra vez AMLO estuvo en mi territorio, en este pueblo impregnado con el olor de las orquídeas, del aroma del café, de la miel, de este pueblo montañoso con la humedad del mismo sol, Andrés Manuel López Obrador fue visitante distinguido hasta para sus propios enemigos.
Y mis ojos curiosos quisieron constatar como sería mi segunda vez al observar a la gente.
Un pueblo, con una lluvia persistente, no importó ni fue impedimento para recibirlo, tal parece que se disfrutaba la lluvia de la esperanza concentrada en nuestro visitante y cuando él arribó entre la leve niebla y el aroma del café, la lluvia cesó y su bienvenida fue apoteósica.
Los mariachis y un parque lleno de varios municipios, le cantaron las mañanitas por su cumpleaños.
Andrés Manuel, compartió sus ideales y compromisos y demandó a que juntos tengamos un México mejor.
Un México que ya está lleno de colores en su cultura, historia, magia, gente, y que sólo falta sumarse a recuperar su dignidad y el orgullo de este gran país.
Confieso que no pude resistirme y por segunda vez toqué su mano.
Y mis ojos curiosos quisieron constatar como sería mi segunda vez al observar a la gente.
Un pueblo, con una lluvia persistente, no importó ni fue impedimento para recibirlo, tal parece que se disfrutaba la lluvia de la esperanza concentrada en nuestro visitante y cuando él arribó entre la leve niebla y el aroma del café, la lluvia cesó y su bienvenida fue apoteósica.
Los mariachis y un parque lleno de varios municipios, le cantaron las mañanitas por su cumpleaños.
Andrés Manuel, compartió sus ideales y compromisos y demandó a que juntos tengamos un México mejor.
Un México que ya está lleno de colores en su cultura, historia, magia, gente, y que sólo falta sumarse a recuperar su dignidad y el orgullo de este gran país.
Confieso que no pude resistirme y por segunda vez toqué su mano.
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