ALESSANDRO voló de Turín a Guadalajara, fue invitado a la fiesta de las letras hispanoamericanas en la 19 Feria Internacional del Libro.
La dolorosa enfermedad no me permitió lograr que estrechara su mano y escuchara su voz.
La geografía que me separa de él, se ríe de mí.
¿Acaso debo conformarme, a distancia, con lo que me narran de su presencia y de todos los detalles?
Ahora estoy nostálgica, con la levedad de la frustración, nada me consuela.
Me aliviará, quizá, pensar que al menos me quedan sus ojos, que regalados en sus libros, provocan el temblor de mi corazón frágil. Y sus letras me cubrirán en esta lluviosa tarde otoñal.
La dolorosa enfermedad no me permitió lograr que estrechara su mano y escuchara su voz.
La geografía que me separa de él, se ríe de mí.
¿Acaso debo conformarme, a distancia, con lo que me narran de su presencia y de todos los detalles?
Ahora estoy nostálgica, con la levedad de la frustración, nada me consuela.
Me aliviará, quizá, pensar que al menos me quedan sus ojos, que regalados en sus libros, provocan el temblor de mi corazón frágil. Y sus letras me cubrirán en esta lluviosa tarde otoñal.
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