domingo, enero 29, 2006

North Country...


Señora Josey Aimes:

Me acabo de enterar que en 1975, los administradores de las minas de Minnesota del Norte de E.U.A. contrataron por primera vez mujeres y que en 1989, aún había 31 mineros por cada mujer. El año 1989 fue significativo en su vida y se hace real para el resto de su país y del mundo.
Al conocer su vida, me hizo recordar a todas aquellas mujeres que han pasado por lo que usted vivió: el acoso sexual en la jornada laboral. Recordé que el machismo existe, y que no todas han salido bien libradas como usted lo logró.
Su historia cuenta que regresó a su pueblo natal, con sus padres, después de tener un fracaso matrimonial, no soportó la violencia doméstica y prefirió abandonar a su marido. La bienvenida que le dio su padre no fue grata, él se sentía avergonzado ya que tenía un mal concepto que usted era prostituta, todo por haber resultado embarazada a temprana edad.
Preocupada por mantener a sus dos hijos, un adolescente rebelde y una pequeña, trabajó como peluquera hasta encontrarse con una antigua amiga que le ofreció trabajar en las minas. Lo conversó con sus padres, y ellos se opusieron, su padre era minero y conocía lo difícil del trabajo, pero sabiendo que ganaría un mejor sueldo, aceptó el desafío. Creo que nunca se imaginó todo lo que iba a afrontar.
Un trabajo en donde además de conducir vehículos de carga pesada, limpiar enormes y complejas máquinas, o limpiar los deshechos industriales, también tuvieron que soportar los malos tratos, las humillaciones, las burlas, la suciedad y el acoso sexual de sus compañeros. Ellos no querían mujeres en las minas. Sus compañeras y usted se apoyaron mutuamente pero llegaban esos días en que quizá deseba no volver más a ese trabajo.
Sin embargo, usted simplemente quería una vida digna, mantener honestamente a sus hijos, la lucha por sobrevivir y ser mejor. A pesar de todo esto, se sintió plenamente feliz porque por primera vez, ganó su propio sueldo, adquirió su casa y se sintió que estaba viviendo.
Por la televisión, observó el caso de Anita Hill, esa mujer de color, que acusó y demandó a su jefe por acoso sexual, un caso que causó revuelo en su época; pensó que sus compañeras y usted podían hacer lo mismo, después de todo, el dueño de la mina, le había dicho que todo lo que se le ofreciera, la ayudaría. Sus compañeras no la apoyaron ya que tenían miedo de perder el trabajo y sobre todo, la gran desconfianza de que no serían escuchadas ni atendidas.
Entendí que no es que deseaba convertirse en líder de sus compañeras, simplemente buscaba la ayuda para cambiar esa vida laboral que estaba trastornada en sus emociones diarias. Sin el apoyo de ellas, decidió ir sola y su decepción fue grande cuando el dueño de la mina no la apoyó en nada, al contrario, estuvo a punto de perder el trabajo
¿Podría quedarse vencida? No, usted al ver diariamente tanta injusticia y que el acoso sexual de sus compañeros cada vez era más fuerte, conoció a un abogado y lo convenció que le auxiliara a demandar a la compañía minera. Se convirtió en la portavoz en defensa de los derechos de sus compañeras trabajadoras. Inició un largo proceso judicial para pedir una compensación económica por los daños causados a la empresa que las había contratado.
Su madre a pesar de que fue mujer sumisa, la apoyó y por fin su padre reaccionó y la defendió ante el sindicato de los mineros, y sobre todo, toleró y soportó todo en el juzgado, la cuestionaron por su vida pasada, la trataron como si fuera una prostituta, y usted, con el empeño y sin perder el objetivo siguió luchando, logrando que sus mismos enemigos contaran la verdad que en su adolescencia fue violada por su profesor.
La historia de su caso concluyó en que valió la pena no guardar silencio, al final sus compañeras la apoyaron y ganó el caso. Recibieron una multa de indemnización, pero lo más importante fue que obtuvieron lo que la administración no les quiso dar: una póliza de acoso sexual que les protegería a ellas y todas los que vendrían después. Los derechos femeninos laborales cambiaron en muchas partes de su país.
Ahora su historia convertida en filme, está dedicado a todas las mujeres que lucharon en este caso con coraje y dignidad y por la señal de victoria en el país del norte y que resonó alrededor del mundo. Espero que muchas mujeres sigan su ejemplo. Reciba mi admiración.


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