miércoles, marzo 29, 2006

El ángel David R

Foto: Bárbara

Ayer, un ángel llamado David R, llegó en el atardecer, para consolar el corazón herido, decepcionado, por aquellas amistades que parecieran que son hasta la tumba y la realidad parece una mentira.

En una lluvia de gracia, el ángel David R me recordó que aún hay esperanzas.

Y me declaró: No te desampararé, ni te dejaré.

12 comentarios:

Anónimo dijo...

Te mereces tener un ángel, porque tú ya lo has sido para otros.

Ánimo.

Roberto Arancibia dijo...

Sí, ya se lo dije, un par de veces.

Un ángel la Clarice.

Por eso las buenas cosas se devuelven, siempre.

Pequeñin dijo...

Todos nos merecemos un angel que esté ahí cuando de verdad lo necesitemos.

Ana dijo...

Está bien conocer el nombre de tu propio ángel; si hace que vueles en sus alas no olvides el paracaídas (en cualquier momento los ángeles caen y eso es perjudicial para la salud)

mixtu dijo...

ji te dejaré... hay por aí amor?
beijos europeus

Irarrazabal dijo...

Dígale a Don Gabriel que me encuentro solo y triste, exijo que me visite y me cante al oido, para descansar en paz.

Saludos.

Pilar dijo...

Yo creo que en todos lados hay ángeles David R... sólo hay que poner más atención, mirar más y mejor, escuchar, a veces es un susurro y pasamos de largo... que bueno que tú lo viste, que bueno!

Loredana Braghetto dijo...

gracias por tu visita C.

Wenuan Escalona dijo...

Creo que en ocacione todos neceitamos un ángel de aquellos, lo bueno es que también, y casi sin pensarlo, muchas veces nosotros mismos nos convertimos en uno...la amistad, la verdadera siempre podremos demostrarla, existen los momentos.
Abrazos...y tengo algo nuevo que puedes leer...

இலை Bohemia இலை dijo...

Que consuelo saber que hay angeles que nos iluminan con su presencia y nos llenan con su compañía...

Abrazos

Cursivas dijo...

A veces pienso que nada es para siempre. Ni los amigos, ni los amores, y tal vez tampoco los ángeles. Sin embargo creo que cuando están, dejan huellas profundas y preciosas, suficientes para subsistir en su ausencia.

Un abrazo,

Anónimo dijo...

Algún día, ojala alguno me llegue también un algel.