Hace muchos años dejé el mar para vivir en la montaña, en esta Atenas Veracruzana que no era tan caótica en su vialidad como lo es en la actualidad. Lo que me atrajo de esta ciudad es que efectivamente se respira la cultura en todos los sentidos. Caminar por sus calles angostas y empinadas, contemplar su arquitectura y encontrarme de frente con un escritor como Sergio Pitol, me emocionaba. Frecuentemente me lo encontraba en las calles céntricas, o en la linda calle donde él vive, a veces solo, acompañado o con sus perros. Nuestros rostros y miradas se detenían en segundos y él siempre me regalaba una sonrisa. Yo que tengo la manía de pedir un autógrafo a los que admiro y realizo todo lo que esté a mi alcance para obtenerlo, no sé porque con el maestro Sergio me inhibía. En mis visitas a la librería, también lo veía y pensaba que sería mi oportunidad, sin embargo, al observarlo que estaba ensimimado en los libros, no me atrevía a interrumpirlo.
Así pasaron muchos años, me gustaba esa cotidianidad particular de mirarlo en la ciudad, siempre caminado o en algún evento literario, como por ejemplo, aquél día en que vino Carlos Fuentes a presentar su libro Los años con Laura Díaz y entre ellos también, la escritora chilena Marcela Serrano. Quizá esperaba que se cumpliera el verso que todo tiene su tiempo, así que tuve paciencia hasta que llegó la oportunidad de saludarlo. Fue en el evento político de Andrés Manuel López Obrador donde él fue invitado. Cuando terminó el suceso, sin ir al encuentro, Sergio Pitol pasó junto a mí, perdí la timidez, me acerqué y le di mi admiración. Me regaló su firma y en una conversación breve me dijo: “No hay que perder el rumbo de la congruencia”.
Mi gran amigo Luis, siempre me dijo que Sergio Pitol ganaría el Premio Cervantes de Literatura. Me lo dijo tan convencido que nunca pude dudar. Cuando nos enteramos de la noticia que había ganado, Luis lloró y me uní a la emoción. Por tercera vez lo gana un mexicano. Cómo no desear que un escritor mexicano lo ganara. Cómo no desear que fuera Sergio Pitol, él que vive en nuestra ciudad como todo un veracruzano. Cómo no desear que los mexicanos lean sus libros, esos títulos tan sugerentes: No hay tal lugar, El desfile del amor, La vida conyugal, El arte de la fuga, Soñar con la realidad, El mago de Viena, entre otros. Cómo no estar alegres de un acontecimiento que está circulando por todo el mundo.
Sergio Pitol, con una gran trayectoria literaria, galardonado con los premios Xavier Villaurrutia en 1981, Herralde en 1984, Juan Rulfo en 1999, regresará a Jalapa con el Premio Cervantes 2005, considerado el máximo galardón de las letras hispánicas.
Aquí lo esperaré, recitando sus palabras: “El libro es uno de los instrumentos creados por el hombre para hacernos libres. Libres de la ignorancia y de la ignominia; de los demonios y los tiranos; de fiebres milenaristas y turbios legionarios. Libres del oprobio, de la trivialidad, de la pequeñez".
Así pasaron muchos años, me gustaba esa cotidianidad particular de mirarlo en la ciudad, siempre caminado o en algún evento literario, como por ejemplo, aquél día en que vino Carlos Fuentes a presentar su libro Los años con Laura Díaz y entre ellos también, la escritora chilena Marcela Serrano. Quizá esperaba que se cumpliera el verso que todo tiene su tiempo, así que tuve paciencia hasta que llegó la oportunidad de saludarlo. Fue en el evento político de Andrés Manuel López Obrador donde él fue invitado. Cuando terminó el suceso, sin ir al encuentro, Sergio Pitol pasó junto a mí, perdí la timidez, me acerqué y le di mi admiración. Me regaló su firma y en una conversación breve me dijo: “No hay que perder el rumbo de la congruencia”.
Mi gran amigo Luis, siempre me dijo que Sergio Pitol ganaría el Premio Cervantes de Literatura. Me lo dijo tan convencido que nunca pude dudar. Cuando nos enteramos de la noticia que había ganado, Luis lloró y me uní a la emoción. Por tercera vez lo gana un mexicano. Cómo no desear que un escritor mexicano lo ganara. Cómo no desear que fuera Sergio Pitol, él que vive en nuestra ciudad como todo un veracruzano. Cómo no desear que los mexicanos lean sus libros, esos títulos tan sugerentes: No hay tal lugar, El desfile del amor, La vida conyugal, El arte de la fuga, Soñar con la realidad, El mago de Viena, entre otros. Cómo no estar alegres de un acontecimiento que está circulando por todo el mundo.
Sergio Pitol, con una gran trayectoria literaria, galardonado con los premios Xavier Villaurrutia en 1981, Herralde en 1984, Juan Rulfo en 1999, regresará a Jalapa con el Premio Cervantes 2005, considerado el máximo galardón de las letras hispánicas.
Aquí lo esperaré, recitando sus palabras: “El libro es uno de los instrumentos creados por el hombre para hacernos libres. Libres de la ignorancia y de la ignominia; de los demonios y los tiranos; de fiebres milenaristas y turbios legionarios. Libres del oprobio, de la trivialidad, de la pequeñez".
10 comentarios:
Un gran hallazgo, tu blog en el que leo este homenaje a uno de los imprescindibles prosistas de nuestro país, de nuestro espacio lingüístico al que él tanto ha aportado a lo largo de su fecunda trauyectoria como narrador y traductor.
Sin duda Pitol, como antes Fuentes y Paz, mercía como pocos el Cervantes que llega en su espléndida madurez creativa.
Saludos...
Ah, el gran Pitol
Lo tenía ganado hace rato
Saludos
Admito que hasta el momento no he leído nada de él, pero tengo que enmendar ese error. Me ha gustado conocer la anécdota de tus encuentros casuales con él...A mí me pasó con Alberti (sin autógrafo), cuando esté de regreso tengo pensado escribir algún post al respecto mencionando a ese poeta de mi tierra.
Gracias por tus lindas palabras.
Besos
Clarice, qué bonito todo lo que cuentas de Sergio Pitol.
Lo anoto en mi lista DEBE leerse.
Un abrazo
Clarice, que bueno son tus post, siento que tenemos muchas cosas en común y sólo por curiosidad quisiera saber a que te dedicas...es que me pareces o profesora o periodista o quizás ninguna, pero por ahí debe ir la cosa.
Saludos madrina querida...desde Chile.
no, no lo ubico, pero gracias porque siempre es bueno aprender cosas nuevas....
buen post!!
muy bueno...felicitaciones....
Madrina...solo nos faltan los testigos...besos
Es interesante lo que evoca tu pluma de Sergio Pitol.
"Las palabras son tus ojos", es definitivo,
tenía ganas de tu café adictivo...
en hora buena, yo he disfrutado un par de veces cuando lo gana gente que admiro, y seguramente debe haber tantos también que merecen éste u otros, un abrazo desde el Sur
Prometo leerlo me apena admitir que no lo he hecho. Me salvaré de la pequeñez,y no de estatura.
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