Palabras sueltas

Pintura: Edward Hopper

Mis ojos cuentan los días para verte. Imagino tocar tus colores marrones. Preparo mi mochila con calcetines azules. No llevaré toalla. Nervios y risa. Insomnio blanco. Incertidumbre total. El calendario se apaga lentamente. Ansiedad y locura. Marcharé a lo desconocido. Meses de espera. Alfabeto fabricado entre búhos y luciérnagas. Árboles pintados con estrellas. Ventanas azules entrecerradas. Muchos kilómetros caminando para escuchar tu respirar. La ciudad está quieta en su inmensidad y las nubes rojas soplan notas cortas. La espera llegó, asustada, palpitando. Extravío de muchedumbre. Pies apresurados. Vientre con nido de mariposas. Ojos encontrándose y diciéndose un diccionario de silencios. Rostro pálido, languidez corporal. Cómplices en la emoción. Me pierdo entre tus ojos. Tocas mi cuello para escuchar mi corazón. Acaricias mi cabeza como nunca lo han hecho. Beso tus ojos. Me sentaré en aquél sillón tan mencionado. Jazz alrededor de la medianoche. El que tanto nos gusta. Espiándonos Giovanni Pergolessi, Zbigniew Preiser, Jacques Loussier, Win Martens. Me llevas a Cabo Verde con historias, música, saudades. Pessoa se ríe de nosotros y nos avienta su sombrero. Libros y más libros. Paredes cortadas por la piel de las añoranzas. Antigüedades de color café. Papeles revueltos en imágenes viajeras. Días con sabor a miel. Amaneceres con antenas encendidas, anocheceres con ruedas adoloridas. Atrapados en la ciudad, recorriéndola como vagabundos, sin señales, sin rumbos, sin destino. Castillos de algodón y Pablo Picasso hablando sin cesar. No hay humo. Un sinnúmero de orquídeas. Voz apacible, brazos protectores, movimientos sutiles. Declaras que soy un ángel preso y prometes ayudarme a descubrir las mañanas del verano y los dientes de león. Guardas tus sueños apresurados en una caja de bandas de gomas por si la tierra te pesara y mi mirada desvalida te la llevas lentamente en tus bolsillos. Me regalas una joya preciosa, un diamante, una esmeralda. La recibo como herencia. Lágrimas doradas te hablan mientras duermes. Te sonríen cabalgando letras vivas. La púrpura se derrama. Cuerpos febriles y transparentes suspendidos en el eco de una lejanía. Tenías razón, vinieron a buscarnos, tomaron la calle equivocada y pasaron de largo para siempre. Te extraño. Con nostalgia. Con paz. Tranquilamente. Deseándote. No sé como eres. Ni lo sabré. Te conocí sin conocerte. Realidad de sueños. A la víspera de la sombra lunar. El ave de vuelo alto me ha despertado. No sé donde estoy.