Engabrielada

Foto: El Universal

Gabriel García Márquez cumplió 80 años de edad el pasado 6 de marzo, 60 años se ha dedicado a ser periodista, escritor y guionista. Además, en este año 2007, se cumplen 40 años de la publicación de su libro Cien años de soledad y 25 de haber recibido el Premio Nobel de Literatura. Todos aquellos que amamos sus letras, estamos unidos en la celebración, fiesta que se contemplará por un largo tiempo. No cabe duda que él nació pegado a las letras y él ha escrito: “Lo que más me importa en este mundo es el proceso de la creación”, y se pregunta: “¿Qué clase de misterio es ese que hace que el simple deseo de contar historias se convierta en una pasión, que un ser humano sea capaz de morir por ella, morir de hambre, de frío o lo que sea con tal de hacer una cosa que no se pueda ver ni tocar y que, al fin y al cabo, si bien se mira, no sirve para nada?”.

A través de la mucha información en los medios impresos y televisivos dedicados a un escritor que con su magia nos ha transportado a los más profundos rincones de nuestra imaginación y que las mariposas amarillas nos rodean hasta en una delicia de sueño, me informo y aprendo incontables detalles que había olvidado y otros que no conocía, porque no sólo es recordar toda la historia de Gabo, sino conocer a tantos personajes que hablan o escriben sobre él, sus amigos, vecinos y escritores que se unen a los recuerdos que vivieron a su lado, desde sus inicios, de su pueblo natal hasta la alegría de sentirme orgullosa de que radica en mi país.

Me fascina ese mundo en que se sumerge el escritor, de que fantasmas lo rodean al construir sus historias, por eso, disfruté leer como surgió Relato de un náufrago. Saber detalles narrados por Tomás Eloy Martínez, José María Pérez Gay, Carlos Monsiváis, Enrique Vila-Matas, María Luisa Mendoza, entre otros. Conocer algo de sus aventuras con sus grandes amigos Carlos Fuentes, el primero que leyó Cien años de soledad recién terminada, Julio Cortazar, Milan Kundera, Fidel Castro y Álvaro Mutis quien le dio a conocer Juan Rulfo. Contemplar su vida en diversas fotografías, entre las cuales, la fotógrafa Indira Restrepo, lo retrató sacando la lengua como un niño y la imagen de aquel golpe propinado por Mario Vargas Llosa (historia captada y escrita por el reconocido fotógrafo Rodrigo Moya). Me conmovió su vida carente en París relatada por su amigo Plinio Apuleyo Mendoza. Leo el texto de Álvaro Mutis que será el prólogo a la próxima edición popular de Cien años de soledad. Me entero que Oscar Chávez, quien ha hecho famosa la canción Macondo, tiene el primer ejemplar que firmó el autor. Emoción al escuchar al mismo Gabriel entre tantas anécdotas e historias para recordar.

He dado un paseo por el ayer y el hoy con García Márquez, entró a mi vida sin salirse nunca, estoy convencida que su mayor festejo es que sigamos leyéndolo, sobre todo las nuevas generaciones. Descubro que en marzo estoy engabrielada, sonrío y pienso que siempre lo he estado. Este año mis labios quizá se confundan en pronunciar mi nombre, en vez de Graciela pueda que mencione Gabriela.