domingo, abril 29, 2007

El tiempo que quieras


Otro día que se acuerdan de nosotros los niños. Otra mañana soleada, tan primaveral con olor a lluvia. Otra día más para ir a la escuela felices porque no habrá clases; solamente un festejo como los de cada año. Celebrarnos por el día del niño. Me pregunto si será suficiente un día que nos regalen más dulces para las caries o rompamos las piñatas para sacar nuestro dolor interno. Sí, somos niños y tal parece que nosotros no tenemos problemas. ¿Cuáles? Diría mi padre. No, es probable que yo no tenga problemas porque se supone que tengo una casa donde vivir, una cama cómoda, comida y agua. Pero no tengo lo que más anhelo: libros. A mis padres no les importa, o quizá sí, pero tienen que trabajar para mantenernos a mis hermanos y a mí. Diría mi madre: ¿leche o libro? El dinero no alcanza en este país dirían ellos.

Para mis compañeros yo soy rara, extraña, porque en vez de pensar en jugar, yo hablo de que quiero un libro. Sí me gusta jugar y mucho. Me gusta columpiarme porque siento que vuelo. Disfruto de andar en bicicleta, aunque debo de compartirla con mis hermanos. Me gusta jugar matatenas y me divierto de sentir mis manos tan torpes, me gusta trepar árboles y escuchar el susurro de cada hoja, y luego meterme al río a nadar y descubrir piedras y pececitos. También me gustan los lapiceros y las hojas de colores, pero no sé pintar ni tampoco tocar el piano. No me gusta ver la televisión pero soy feliz cuando mis tíos de vez en cuando me llevan al cine. Mientras mis amigos juegan con aparatos extraños que yo no entiendo, yo sigo columpiándome, desde ahí los observo. A veces me siento mal pensar en que me aburren. Pero para ellos todo es dinero. Me molesta que en sus casas tengan libros y no los abran siquiera y me digan que los libros son aburridos. Un día me enojé y les contesté: ustedes son los aburridos.

La maestra nos contó la historia de la celebración del día del niño y en mi país eligieron el 30 de abril. A partir de hoy, nunca olvidaré el día porque a mi escuela llegó un vendedor de libros, y mientras hablaba con mi maestra, aproveché para acercarme a mirar los libros y tímidamente le pedí permiso para tocarlos. No sé qué cara puse porque el señor me prestó atención y me preguntó qué tanto me gustaban los libros y si tenía en casa. Yo le contesté que nunca he tenido un libro y que lo que más deseaba en mi vida era tener uno propio y me preguntó: ¿cómo te llamas? Caetana. ¿Cómo? Caetana respondí de nuevo. El señor puso unos ojos como si mi nombre fuera de otro planeta y me dijo: ¿has escuchado el nombre de Clarice Lispector? Una gran escritora. No, no sé nada de ella le respondí. Pues quiero que mientras hablo con tu maestra, tú leas este cuento, se llama Felicidad clandestina. Cuando termines de leerlo, vienes conmigo. Me puse nerviosa de tomar el libro, y me fui a sentar al columpio, lo leí y quedé impresionada. De momento me sentí parte de la historia.

Sé que fui observada por todos lo que me rodeaban pero no me importó, todo ese ruido y gritos de la fiesta para mí se convirtió en un silencio absoluto. Y leí el cuento deseando que el tiempo se detuviera.

Cuando terminé de leerlo me puse a llorar. No sabía si mis lágrimas eran de emoción por leer tan hermoso cuento o por tristeza que tenía que regresar el libro. Sin embargo, el vendedor me dijo: Caetana, aunque los años pasen y tú crezcas, “el tiempo que quieras” seguirás teniendo un corazón de niña y sobre todo: “el tiempo que quieras”: los libros te acompañarán por siempre. El libro es tuyo. Te lo mereces.

45 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Clarice:
Vaya casualidad. El libro que estoy leyendo. Y vaya relatos que tiene. Y menuda forma de narrar, que siempre te deja suspenso, reverberando las palabras en tu interior. Y cuanto tenemos que aprender de ella los novatos.
Oye, ¿que son las matatenas?
Un besote, Clarice. No, un abrazo, mejor.
P.D: He retomado el blog de los dibujos, pero postearé muy, muy espaciado, sin ninguna prisa. Las prisas nunca son buenas, dicen.
Muá¡¡
Oye, ¿quieres que te dibuje una bici?
Y ademas soy el primero,¡ole¡

Anónimo dijo...

Claríce,Precioso y hermoso relato que en verdad conmueve, conozco el cuento y como en el te digo, Puedes venir a mi casa el tiempo que quieras y puedes hacerlo clandestinamente para que emules a esa niña que amaba la posesión de un libro.

Recibe un beso en tu alma.

ReinaDeSalem dijo...

He encontrado semejanza entre lo que leí y mi propia vida...

Sin darme cuenta..., mientras recorría tus líneas, la imaginación ha volado sola..., y mis pensamientos han parado en lugares donde hacía tiempo que no aparcaban...

Disfruté.

Mil besos.

Silvia dijo...

Me ha emocionado mucho tu relato. En cuanto pueda, voy a comprar el libro y leerlo.
Un abrazo grande.

Pamela Albarracín dijo...

te leo y ahì estàs, siempre es asì, en cada letra se arranca un suspiro de tu alma. Gracias por dejarme acompañar este relato especialmente. Un inmenso abrazo.
te quiero miiiiiiiiiiiiiiiil!!!

ella dijo...

Es que leer es parar el tiempo.
Gracias por las letras que regalas. Un beso

Petrusdom dijo...

Aquí no se celebra el día del niño, yo lucho por serlo todos los días con mis libros.
Un saludo

Rafael dijo...

Clarice, tengo bicicletas. Esta semana te las mando.Muchos besos¡

BETTINA PERRONI dijo...

Después de leerte me he quedado en silencio mientra mi niñez pasa como película delante mis ojos.

Cuanta verdad ha tenido ese vendedor... tienes un corazón de niña cuyo tesoro cobra más valor con el paso de los años. Me has traigo recuerdos gratos e igualmente he coincidido con algunos puntos. Yo así descubrí el poder de mi imaginación... a través de los libros... siendo El Viejo y Mar el primero que levantó mi interés y desde entonces no he podido dejar ese vicio de perderme entre las líneas. Igual me molestaba con los compañeros... mientras tu les decías aburridos... yo les llamaba inmaduros jajajaja te podrás imaginar una pipiola por momentos solitaria metida en algún cuento y por otros a un verdadero torbellino saltando bardas, subiéndo árboles, corriendo o declamando... inspiración que gané a través de ese poderoso vicio adquirido por la imaginación y los libros. Los libros... los libros en los niños abren un nuevo mundo, una realidad infinita que puede durar todos los años de la vida.

Hermoso post Clarice, me has dibujado una sonrisa... feliz día del niño! :D

azzura dijo...

Recordé que mi padre solía decirme cuando era bastante pequeña; Cada libro que leas te hará un centímetro más alta.." qué sensaciones volvieron a mí al leerte, pensaba que olvidadas..;)
Un abrazo querida, es un placer inmenso leerte..

Recomenzar dijo...

Gracias por tus palabras de apoyo..pero si pase lo que pase voy para adelante

Tania dijo...

Los libros son alimentos para el alma, abren ventanas.... y me encanta cómo buscas que así sean reconocidos, además tienes una preciosa manera de escribir.
Y sobre Clarice Lispector, su mundo es fascinante, me recuerdo cuando en mi adolescencia llegó en mis manos por primera vez un libro suyo, era “Um sopro de vida”, fue un revuelo interior.... como sigue siendo su obra para mi. Este año se cumple 30 años de su muerte y aquí en São Paulo hay una gran y hermosa exposición en su homenaje. Luego deben poner las imagenes en el sitio: www.museudalinguaportuguesa.org.br (que estos días anda fuera del aire...).

Un abrazo y buena semana.

Pacita dijo...

Es tan complejo y tan sensible el mundo de la niñez . Es como que toda la inocecencia y la crueldad se pudieran conjugar .
Clarice muchas gracias por esa fuerza que siempre me transfieres y te doy un gran abrazo.

malditas musas dijo...

Qué combinación mágica que da como resultado de niñez + libros. Todavía me recuerdo leyéndo "El príncipe Feliz" de Oscar Wilde. Las trece páginas más maravillosas de mis once años.

Te dejo un abrazo, Clarice (cuántos recuerdos me has traído)
Musa Rella

Pame Recetas dijo...

Tú sí que sabes ponerlo bien en palabras. Gracias. Me emocionas.

Elisa de Cremona dijo...

Total!
Eres TOTAL!
un besazo querida

Juan B. Morán dijo...

Para mí el primer encuentro con la literatura fue un poemario de Miguel Hernández... cuando yo iba al colegio empezaba la España democrática, pero todavía no había llegado a la escuela: el amor era la biología, hacerse preguntas profundas ¿para qué?...entonces las verdaderas inquietudes uno las resolvía hablando con los libros, como si fuesen los mejores amigos. Los poetas hablaban de lo que realmente me importaba y no es que yo fuera un niño precoz, acaso inquieto. Los libros nos hacen libres sin serlo, anticipan en la imaginación, la siembran de inquietudes, preguntas, valores...

Un gran abrazo y gracias por los recuerdos que me has despertado.

Lol V.Stein dijo...

Querida Graciela

A mí tus palabras me han evocado a esa niña que era yo, que paseaba con curiosidad en la librería delante de las estanterías altísimas llenas de libros y leía los títulos de esas novelas de mayores, de vez en cuando sacaba alguno que me resultaba llamativo y miraba el argumento.. Así, poco a poco, me fui familiarizando con ellos, mientras mis padres hacían su compra de libros habitual, yo acababa en los infantiles, leyendo un trozo de cada uno, cotilleando dibujos... Siempre he adorado ese mundo y he querido pertenecer a él. Mi mayor ilusión fue cuando me regalaron una colección de obras de los autores más conocidos en una edición especial (Verne, Salgari, Kipling, May Alcott, etc)

Muchas gracias por traer esos recuerdos y por descubrirme un poco más a esa gran escritora que fue Clarice, y que quiero seguir descubriendo..

Un abrazo

Miguel Sanfeliu dijo...

¡Genial!

El libro como refugio en el que todo se detiene. Qué bien contado.

Un abrazo.

Sandra Becerril dijo...

Me encantó... los libros son algo más que un compañero de escuela o de juegos... cada quien decide cómo y cuándo crecer, sin embargo mientras sea con las letras, siempre se puede descansar un rato

besos!

. dijo...

Muy bonito relato.
Un saludito.

libertad dijo...

"El tiempo que quieras tendrás un corazón de niña". El tiempo que quieras...
Gracias por recordármelo hoy.
Un beso!

Gatito viejo dijo...

También he llorado de emoción al terminar de leer tu post. Ha sido tan bello este homenaje al amor por los libros. Esa niña somos, en alguna medida, todos los que amamos los libros:

"El tiempo que quieras"...
Gracias. Un abrazo

Anónimo dijo...

Precioso relato y emotivo. Buscaré el libro de la otra Clarice. Saludos (llevo prisa, camino hacia acapulco)

Gasper dijo...

Buen texto, buena recomendación, buen libro, buena escritora, buenas palabras, buenas sensaciones, como siempre, al pasar por acá y leerte.

Besos... buenos, claro

LRM Comunidad de Conocimiento desde la Perspectiva de Género dijo...

¡Que maravilla los libros, los relatos!, me encanta, me hace feliz. Creo que es una maravilla, no me imagino la vida sin libros.

Un beso.

Lady Read.

Heriberto dijo...

La ninha de tu historia es feliz.
Lispector es una grande.

Un abrazo Clarice.

Loredana Braghetto dijo...

RECUERDO QUE EL PRIMER LIBRO QUE ME REGALARON, FUE "ALICIA EN EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS"...

de ahí que se me cagó la cabeza con la literatura...jajaja.

bello regalo. atesorado ejemplar hasta el día de hoy, aunque ya sus páginas se le han ido soltando, ahí está, estoico, como su propietaria.

Gloria dijo...

Que hermoso prima, la relatividad del tiempo que se expando o se encoge, se va o regresa segun queramos. Me encanto imaginarte ninha descubriendo el mundo a traves de los libros, convirtiendolos en tus mejores amigos. Julio Verne era mi autor favorito cuando empece a leer gracias a mi viejo. Te dejo un abrazo conmovido.

Gonzalo Villar Bordones dijo...

hay libros que pesan tanto en el alma!!!!!

இலை Bohemia இலை dijo...

Hermoso escrito, siempre rodeada de bellas palabras... Abrazos cielo!!

DudaDesnuda dijo...

Otro regalo:

Ser por los libros, para los libros, a través de ellos. Perdonar a la existencia su básico trastorno, puesto que en ella hay libros. No concebir la rebeldía política ni la perversión erótica sin su correspondiente bibliografía. Temblar entre líneas, dar rienda suelta a los fantasmas capítulo tras capítulo. Emprender largos viajes para encontrar lugares que ya hemos visitado subidos en la nave de las novelas: desdeñar los rincones sin literatura desconfiar de las plazas o las formas de vida que aún no han merecido un poema. Salir de la angustia leyendo; volver a ella por la misma puerta. No acatar emociones analfabetas. En cosas así consiste la perdición de la lectura. Quien la probó, lo sabe. (Fernando Savater)

Besos y lecturas.

LaLy dijo...

Inmensas letras Clarice....mi corazòn de niña regresa a casa con un libro.

Besos

@Intimä dijo...

Que hermoso tener como compañero de juegos una buena imaginación y soñar ser cada personaje de un cuento.
Besitos de mientras jugamos a la comba.
:-)

El Homo Rodans dijo...

me conmovió su relato bien mucho, estoy as punto de la lágrima. no sabe como me indetifiqué con el amor a los libros y la poca plata que había en casa para si quiera invertir en ello, aunque fuí un poquito más afortunado: mi padrastro era agente de ventas de libros, así que de vez en cuando, entraba de contrabando a su improvisada oficina y se abría ante mis ojos un universo de palabras, imágenes mentales y conocimiento ilimitado. tenía que lavarme las manos muy bien antes de abrir los libros porque mi padrastro era un hombre muy obsesivo, además daba vuelta a las hojas como si se trataran de manuscritos sacros o muy maltratados.
mi maestra de 6o año de primaria, cuando con mi madre recogí mi certificado, le recomendó a mi madre que me diera libros, que tenía un marcado interés por la lectura, pero ella lo olvidó en cuando salimos de allí. para entonces ya había descubierto las bibliotecas públicas donde invertía largas horas para el enojo de mi madre porque los quehaceres domésticos los suspendía.
¿ve como me ha hecho recordar?
gracias.

El Homo Rodans dijo...

uyy por cierto, mi primer libro mío mío mío me lo robé en primer año de secundaria: la cabaña del tío tom... lloraba mares leyendo y releyendo la historia. quizá por eso me hize cursi. pero shitón, no le cuente a nadie porque si no me va a encerrar la polecía, es angustiante tener que robarse un libro.

Umma1 dijo...

Parece que ahora puedo, por fin, dejarte un mensajito.
Ayer me hizo llorar tu post.
Está tan desnivelado este mundo.
Me surgieron muchas preguntas, leyéndote.
Cómo funcionan las bibliotecas? Se estimula su uso entre las personas y especialmente los niños?
En fin, ya te escribiré.

Besos

Isabel Barceló Chico dijo...

Comprendo a esa niña, porque también para mí los libros fueron muy importantes desde que tengo recuerdos. Tener un libro es tener un mundo. Un cuento muy hermoso, clarice, entrañable como todos tus escritos. Besitos.

Alyxandria Faderland dijo...

TIEMPO!!! Eso quiero, añoro, necesito!!!! y me falta. A pesar de mis minivacaciones, que fueron un rotundo embole, un fiasco, gente que no quiero ver ni en foto. tiempo.... palabra magica. Ya se reiran con mis comentarios de las mismas.

MaLena Ezcurra dijo...

Los libros nos llevan de la mano, por mil estadios.
Rozamos el llanto, la alegria, la inmensidad.

Asi son tus relatos, inmensos, hacen estallar mi alma, como si fuera una niña.

Emocionada Clarice por partida doble, la imagen de Pamela es de otro mundo.

Merci a las dos ;)

Te abrazo siempre.

Alicia Rosell dijo...

Qué delicia de texto, amiga, me llegaste al alma. Bueno, tú sabes que yo siento tanto de lo mismo.

Hay momentos sublimes en tus palabras, todos lo son, pero me llegó al alma lo de "¿leche o libro?" Mi querida amiga, qué lástima que haya lugares en el mundo donde no hay leche ni libro...

Acá no se celebra el día del niño en un día especial, como el de la Madre, que es mañana domingo. Pero tu relato llega al alma desde los ojos de la niña que nunca dejamos de ser aun con el paso de los años.

Te mando besos primaverales.
Puri,con mi cariño.

AnaR dijo...

El relato es precioso y con una carga emotiva tremenda y una moraleja preciosa...Yo fuí una niña lectora y ávida de lecturas y sigo igual. Creo que hay que leer para sentír , para enriquecerse, para saber, para soñar, para aprender , para aprehender...Hay que leer de todo y por todo .Y , sobre todo permitirnos a través de esa amistad inimitable que es un libro, recuperar de vez en cuando la patria perdida de la infancia...

Un abrazo

Rosa Silverio dijo...

Me gustó mucho este texto, Graciela. Me encantan esos temas nostálgicos, en donde se evoca la infancia.

Clarice Baricco dijo...

Muchas gracias por sus palabras.

Escribir este texto me causó mucha emoción.

Ojalá hubiera muchos niños que anhelen tener un libro y sobre todo que reciban libros como obsequios.

Recomiendo que lean a Clarice Lispector.

Saludos cálidos.

Graciela

La Leyenda dijo...

Enorme... emocionante... lleno de sentimiento!
Como dices, ojala que muchos niños anhelen tener un libro y ojala que estuviesen a su alcance. Que existiera alguien que les inculcara el amor por la lectura, porque es algo que atrapa, que te transforma como persona. A mi me gusta mucho aquello de que: "Las palabras producen imagenes" y leer un libro tiene ese efecto, desarrolla tu imaginación y por supuesto que enseña muchisimo.
Hermoso este escrito!