Juego de letras

Foto: Canto de espumas

Escribo con el cuerpo de mi corazón. Escribo fabricando un alfabeto con dificultad. Puedo tardar días en construir una frase y en minutos contemplo como lentamente se desvanece. Escribo jugando y en cada juego pierdo. Escribo ahogándome en mis propias letras pero me gusta nadar y salir a flote. Escribo para demostrarme que las letras me quieren mucho y que cuando ellas salen lindas y coquetas, sonriéndome, mis manos están lentas. Escribo sobre las paredes que habito y mis dedos se quedan plasmados en cada letra elegida. Escribo para acabar con el dolor. La hoja está en blanco, siento el grito del abecedario y éste se queda atrapado en el teclado. Escribo sin oficio, por pura inspiración. Grave problema me han dicho que tengo. Me pregunto qué necesidad tengo de escribir cuando hay tantos que pintan sus letras con perfección. Porque tal necedad de seguir en un camino en donde es el oficio y no la inspiración.

Decido dejar de jugar a las letras y refugiarme en las letras de los otros. Empiezo a sentirme frustrada, congelada estoy. Entonces recuerdo a Nélida Piñon cuando me dijo que no dejara de escribir y me seduce a ser una Scherezade. ¿Cómo tejer las palabras? ¿Cómo seleccionar el telar y el algodón entre los dedos, afinar cada uno de sus hilos y lograr una manta capaz de proteger a cada persona que lee?

Mi juego de letras me lleva también al camino de recordar a Clarice Lispector, (porque Clarice y Nélida fueron grandes amigas y me imagino las grandes conversaciones que tuvieron acerca de la escritura), el juego de ella era hermoso, escribió mucho acerca de lo que sentía al escribir, leo lo siguiente: “La inspiración es como un misterioso aroma de ámbar. Llevo un trozo de ámbar conmigo. ¿Qué soy en este instante? Soy una máquina de escribir que hace sonar las letras secas en la húmeda y oscura madrugada. Escribo como si fuese a salvar la vida de alguien. Probablemente mi propia vida. Pero escribir es frustrante para mí; al escribir lucho con lo imposible. Escribo con acrobáticas y áreas piruetas, escribo porque deseo hablar profundamente. Aunque escribir sólo me esté dando la gran medida del silencio”.

Me identifico y por eso afirmo que escribo con el cuerpo de mi corazón. No tengo el oficio. Solamente la inspiración. Aunque sea la negación. De acuerdo, moriré escribiendo. Con el corazón.