Ecos de la FILU 2007

Foto: Antona

A Germán Martínez Aceves

Terminó la Feria Internacional del Libro Universitario que organiza anualmente la Universidad Veracruzana. A los que nos apasiona andar entre libros y escritores hemos vuelto a la normalidad. Ese mundo mágico que nos dan las letras y que se transforman en vivas cuando uno escucha a sus autores, nos hace sentir que vale la pena seguir en nuestras lecturas. Que comprar libros es una buena inversión. Que tenerlos acumulados en espera de leerlos también lo vale.

La FILU resultó para mi estupenda. Hubo momentos en que deseaba estar clonada para tantos eventos simultáneos de gran importancia. Llegué con la acostumbrada expectativa y salí con un buen aprendizaje. Lo principal es que estuvo dedicada al gran Sergio Galindo. El hombre que no puede olvidarse por todo lo que nos legó y por esa generosidad que tuvo con tantos escritores que antes eran desconocidos y actualmente ya son nombrados.

Al numerar parte de mis muchas remembranzas de esta gran fiesta del libro, fue gratificante la oportunidad de poder recorrer algunas editoriales y sugerirle autores mexicanos en sus compras al premiado Claudio Cáceres Marchesi y, sobre todo, acercarme a su país a quien le tengo cariño. José de la Colina me robó el corazón con esa simpatía contando tanta anécdota en memoria de Galindo, acompañado por el dramaturgo Emilio Carballido, Eduardo Mejía, Mario Muñoz y Alfredo Pavón. Eduardo Mejía dijo, por ejemplo, que él fue el primero que leyó la novela Declive de Sergio Galindo y notar que era un libro recomendable. Los aplausos fueron interminables para Elena Poniatowska después de la presentación de su libro El tren pasa primero. Con la lectura de algunos de sus fragmentos poéticos, decidí a subirme a un andén. Con Francisco Martín Moreno me sorprendí cuando la mayoría del público se puso de pie, después de hablarnos de su libro México ante Dios y recordarnos que debemos quitarnos la ceguera ante la historia.

Xavier Velasco, un niñote carismático, con sus tenis rojos, playera naranja de rayas, por momentos con sus ojos nublados, al compartir la historia de su libro Éste que ves. Pude conversar con él y recordar nuestra experiencia en el concierto de Caetano Veloso. La famosa generación del crack no llegó, pero a mí me resultó bien, porque estaba indecisa si estaría con ellos o escuchar a Gonzalo Celorio. Disfruté mucho conocerlo y saber de su libro Tres lindas cubanas. Con él tomé más apuntes sobre lo que dijo en relación a la escritura. La chica Fernanda Melchor, ganadora del concurso Virtuality Literario Caza de Letras convocado por la UNAM, fue de las que intervino en la presentación de la novela Sonrisa de gato de Jorge Moch. Un placer conocer a cuatro estupendas y talentosas escritoras que compartieron en el taller Citas textuales, dándose la oportunidad de realizar preguntas o comentar inquietudes a la hora de escribir. Con ellas aprendí mucho: Rosa Beltrán, Cristina Rivera Garza, Ana Clavel y Vivian Abenshusban. De Vivian no conocía y me pareció brillante. Los libros que adquirí de ellas respectivamente fueron: Alta infidelidad, Ningún reloj cuenta esto, Cuerpo náufrago y El clan de los insomnes.

Presencia imprescindible la de Sergio Pitol. La exposición pictórica de Leticia Tarragó y Guillermo Barclay me encantó. Ellos colaboraron con su arte invitados por el mismo Sergio Galindo con sus libros: El señor de los hongos y Los dos ángeles. Me acerqué a platicar con Angelita de Galindo, una bella dama que me compartió varios sentires acerca del homenajeado. Obvio, caí en la tentación de los autógrafos. Pero basta de ecos y mejor pongámonos a leer.