domingo, junio 08, 2008

Carta a la lluvia

Querida Lluvia:

Desde niña te he querido. Quizá porque nací en un puerto donde el sol, el mar y las palmeras eran parte de la esencia cotidiana y cuando tú llegabas, radiante, era un lujo tenerte. Venías acompañada de la mano del viento o del sol, y otras veces, tu rostro se adornaba con lentes obscuros.

Recuerdo que los ganaderos y los campesinos se alegraban de tu visita. Te disfrutábamos a lo máximo antes de que el poderoso sol regresara a habitar su tierra.

De manera suave y acariciadora, me quitabas el sudor permanente y me refrescabas con la miel de tus gotas. Pero a veces, estabas malhumorada y con gritos dejabas tus huellas en grandes avenidas que se convertían en ríos. Los autos parecían lanchas, los niños brincaban sobre los charcos y jugaban contigo, pero ay de los adultos mayores que sufrían para dar cada paso. Algunas colonias que no tenían agua suficiente, aprovechaban para sacar sus cubetas y llenarse de ti.

Al ser testigo como tu nombre tan dulce también se transformaba en fuerza, pedía al señor sol que volviera pronto. No podía seguir soportando ver tanto destrozo material. Además de saber lo que hacías en otras ciudades.

Así crecí contigo, viéndote esporádicamente hasta que me refugié en la montaña.

Aquí formas parte de la vida diaria. Me acostumbré a ti, a vestirme contigo y cada lágrima derramada era fácil culparte. Ni siquiera me interesó coleccionar sombrillas, prefería las chaquetas con gorro. Mis libros tienen tu perfume. Adoraba nadar en la alberca mientras tú estabas en pleno canto. ¿Lo recuerdas? Y qué decir cuando participabas en las tardes de romance. Tu nombre siempre en la boca de los libros, de la música, de las películas. Compañera en mis silencios, en mis lecturas, en mis sueños.

Te amé como nunca, te declaré que me gustabas, te dediqué mis letras. A pesar de sentir tus cambios de carácter, aún así te defendía cuando hablaban mal de ti.

Pero aquella noche sentí otra cosa.

Salí de mi trabajo para trasladarme al otro y, mientras conducía en la carretera, te apareciste repentinamente y tan furiosa que provocaste accidentes de autos, casas deshechas, derrumbes de cerros, muertes. Toda la ciudad la convertiste en un caos. Nos provocaste nervios y preocupación. Era inaudito lo que todos sentimos.

Regresar a casa muy tarde por tu causa, sintiéndote que no parabas, por más que te decía ya cálmate, estabas sorda. Te peleaste con las líneas eléctricas y telefónicas. No te importó nada. Tu voz perseverante rompió record en los últimos años.

Amada Lluvia, te pido que seas considerada por aquellos que sufren por ti. ¿Será acaso que tengas algún problema? Yo estoy envejeciendo, mis ojos cada día son más débiles, estoy perdiendo las fuerzas y mis días son cortos. El amor que te tuve quizá fue en extremo, porque el amor debe ser equilibrado. No quiero tenerte miedo. Seguramente estarás ahí en mi despedida. Sólo espero que te quedes callada.

Te beso.

Francesca


33 comentarios:

xnem dijo...

Deletreado queda.
Como tantas veces pasa llego la primera vez a un nuevo blog por mil “casualidades”.
Mi pasión por la literatura y especialmente en estos últimos meses con Alessandro Baricco, mi colección de imanes y collages en la nevera, haber dejado un comentario a Malena Encendida sobre las manos, me encantan las bicicletas –sobre todo las mías-, ando como loco por tener un día libre e ir a ver la ultima de Indi Ford, porque tenemos una de las primaveras mas lluviosas de los últimos “muchos” años, mi locura por el jazz –ahora suena en el salón Clifford Brown- y sobre todo el Jazz vocal de Louis, Ella, Sarah, Billy… Y dentro de poco haré un viaje para ver en vivo y en directo la obra de Hooper. Por ejemplo.

Por cierto me vuelve loco el Mex, pasé por allá tres veces.

Arcángel Mirón dijo...

En una parte puntual del libro que estoy leyendo, G de Guardaespaldas, de Sue Grafton, su protagonista, Kinsey Millhone, comenta que le alegra ver que la civilización nunca podrá acabar con el desierto, y agrega: "No soy una fanática de la naturaleza, pero simpatizo con su terquedad".
A mí me pasa lo mismo. Pero cuando la naturaleza llega a estos extremos que describís tan excelentemente, me aterra su poder.

€_r_i_K dijo...

Vaya, vaya, al menos estar en la despedida, sí seguro que así sabrás quien es capaz de soportar las lágrimas del Cielo cuando uno haga el último viaje.....

Me gustó bastante el texto.....

Susy dijo...

Quiero que sepas que para mí la lluvia es maravillosa y que a pesar de su mala prensa e incomodidad, me suele transportar a dulces espacios del corazón.
Así pués, enhorabuena por haber nacido entre lluvias y por haberle dedicado este precioso post.

Abrazos.

Miguel Sanfeliu dijo...

Tremenda tragedia cuando la naturaleza se desata y nos castiga. El dolor, el sinsentido de lo inesperado, necesitan convertirse en poema o en carta, en literatura, para ser digerido.
Y me encantan los "Creedence".
Un abrazo.

Camille Stein dijo...

siempre hay algo místico en ese derramamiento del cielo sobre la tierra... y una irremediable indefensión ante el peso insoportable que puede alcanzar el agua en su caída... receptores agradecidos y temerosos de la lluvia

tu maravillosa carta me trae a la memoria una película y un libro: 'El año que vivimos peligrosamente', de Peter Weir; 'La lluvia de verano', de Marguerite Duras

un beso

Inuit dijo...

La fina lluvia, la airada lluvia, de poco a mucho; pero siempre llueve sobre mojado, a destiempo y sin tiempo. En cualquier caso, me parece muy bueno que hables con ella, para que ella hable con las nubes,las nubes hablen con el cielo, el cielo hable con la tierra y la tierra hable con los hombres que la habitan,quizá si hubiera más diálogo cósmico algunos desastre naturales no se producirían.
Auroras a la fina música de lluvia

LA CASA ENCENDIDA dijo...

Debe ser horrible cuando la lluvia se desata de esa manera. A mi me encanta pasear bajo el chirimiri y el olor de tierra mojada, hace diez minutos estaba percibiendo esas dos cosas, pero de esa manera que tú cuentas..., ufff.
Preciosa carta, me encanta esta manera de escribir, creo que lo sabes.
Besicos

inespoe@gmail.com dijo...

Hola Clarice:

Yo amo la lluvia tanto, será porque igual que tú crecí en una tierra seca, árida. Me encanta leer cuando llueve y preparar chocolate caliente, qué hermosa carta, me conmovió, lo digo de verdad.

besos y gracias por hacerme pasar un gran rato en tu morada, saludos y afecto.

Anónimo dijo...

Y la lluvia que ha sido mucha estos días, siguio intensa anoche y hoy. Y sigue lloviendo. Hoy vi la lluvia por la ventana. El chorro que descendñia po la cadena que baja del canal con un buen parte de la lluvia del techo. Y sigue llovinedo.

இலை Bohemia இலை dijo...

Cuando la lluvia se desata sin control asusta, hasta la lluvia tiene su cara oscura...

PD: Yo también nací en un puerto donde el sol, el mar y las palmeras son parte de la esencia cotidiana...

BSS

இலை Bohemia இலை dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Dinora dijo...

Tanto que hemos escrito a la lluvia, que sin preguntarle nos ha servido de inspiración, solo que la lluvia no sabe de intensidades, al regresarnos las palabras...

Saludos!

Heriberto dijo...

Como que la lluvia de cerca del Trópico es sorda y muy traviesa o hipercativa, porque causa muchos daños cuando se descontrola, pero quiero creer - de lo simpática que me cae- que no hace sus cosas con culpa o premeditación.

Isabel Barceló Chico dijo...

Tremenda carta, como si se escribiera a un maltratador a quien se ama mucho, a quien se teme, de quien no se sabe cómo guardarse... Y al mismo tiempo ese amor se va cansando, se agosta porque todo parece inútil para hacer reflexionar a quien no respeta nada. Querida clarice, con este texto has convertido un fenómeno de la naturaleza en una alegoría de la indefensión. Besos admirados.

Anónimo dijo...

Vaya con la lluvia. Confieso que he visto temporales al lado de los acantilados que me han dejado mudo. Pero cuando más miedo he pasado ha sido en una ocasión en el Trópico que tiraban el agua del cielo como si fuesen cataratas.

Gusto leerte.
Un beso,
Codorníu.

Lol V.Stein dijo...

Me recordaste de nuevo a isabel coixet en mi vida sin mí... a mi me gusta descubrir la lluvia poco a poco en el pelo, en las mejillas, en los ojos dejarla correr sin saber si ya son lágrimas porque la que llueve soy yo... gracias por emocionarnos

besos

luciérnaga dijo...

Clarice Baricco, lleguè a tu blog
por casualidad y ¡Oh! tienes el
mismo apellido que Alessandro el
autor de SEDA ¿Lo leìste?
Tu conversaciòn con la lluvia es un
canto a la indomable naturaleza.
Muy bello, me gustò mucho.
Cariñosos saludos.

L.

Patricia López dijo...

La lluvia, inspiradora de tantas letras bellas, compañera de tantos momentos...

Un bello texto, Clarice.

Te dejo un abrazo

Bethania dijo...

Ay esta lluvia que anda desatada!
te dejo un beso

Anónimo dijo...

Mientras te escribo, miro por la ventana como cae la lluvia que no ha dejado de acompanarnos en este verano del norte, la lluvia tropical de este Chicago de contrastes climaticos severos. Anoche pude ver tambien una tormenta electrica en pleno, precediendola. Mis ojos del sur, de zonas mediterraneas no estaban acostumbrados a estos derroches de colores y sonidos en estampida. Roguemos porque banen los campos humildes y se apiaden de los que no tienen como contenerla. Besos.
Ivania

Unknown dijo...

BHOOL BHULIYAA

Ruth Hernández Boscán dijo...

me sacaste una sonrisa, en un día de mucha lluvia
dentro y fuera

hermosa carta
dos besos

Nobel prize blogger dijo...

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I. Robledo dijo...

Esto me ha hecho recordar una novela lehgendaria que lei jhace siglos, EL DIOS DE LA LLUVIA LLORA SOBRE MEXICO. No recuerdo siquiera el nombre del autor, creo que era ingles o norteamericano...

Y es que la lluvia, como le de por llorar...

Un abrazo, amiga

Anónimo dijo...

Me encontré con este blog por pura casualidad y me alegro haberme topado con el. Me gusta mucho su forma de escribir. La literatura es una mis grandes pasiones.

malambruno dijo...

Donde vivo la lluvia es suave, no creo que nunca se enfurezca como describe Francesca, pero es muy frecuente. A veces, son días y días oscurecidos por unas hermosísimas nubes y por una fina capa de agua. Yo, que soy de un lugar más seco, admiro su belleza pero echo de menos el sol.

(Me gusta la interpretación que de tu relato hace Isabel Romana.)

Un beso.

Voz Ruda dijo...

"Yo he llegado hasta vos vestida de lluvia y de recuerdo,

riendo la risa inmutable de los años."
Gioconda Belli.



Eres agua.

Besos Señora, besos.

Kety dijo...

Hola Clarice, imagino a la señora lluvia leyendo tu carta. Feliz por esas palabras tan bonitas que le dices, y reflexionando sobre lo que le aconsejas.

¡Qué suerte tiene señora Lluvia de que Clarice le escriba cartas! La envidio.

Besos

Gloria dijo...

Que bueno eso de ver a la lluvia como a una persona con diferentes humores, virtudes y defectos, que forma parte de nuestra cotidianidad. Hermoso texto. Un beso, prima.

Juan B. Morán dijo...

He venido a ponerme al día y me alegro de que lo que escribes no le ocurra lo que a los periódicos que un día hace ya caducos los otros. Y te dejo aquí mi saludo porque me ha gustado.

Un beso

Tesa Medina dijo...

Qué hermosa carta, me encanta la lluvia, escuchar música, leer, mirar por la ventana, hacer fotos de charcos cuando para, pero en la tierra del sol y la sequía, España, llevamos mes y medio con lluvia casi constante.

Y entoces añoras el sol.

Me ha gustado mucho esta carta, se la remitiré a la lluvia de aquí con pequeñas modificaciones.

Un abrazo,

Marisa dijo...

Hola!!!
Acabo de conocer tu blog y me causó muy linda impresión
Yo también amo la lluvia, sobre todo las tormentas durante la noche, aunque muchas veces me puse a pensar , también, en todos los que no tienen la suerte de poder disfrutarla estando abrigados en una cama bajo un techo que los cubra.
Saludos