jueves, junio 19, 2008

A Priscila

Foto: Priscila

Es hermoso embarrar el alma en la emoción de esperar a que mi hija aparezca por la puerta de la estación del ferrocarril en Rotterdam. La mezcla de pasados y futuros me sabe agridulce. Lo nuevo me produce temor y fascinación.

Para llegar aquí he tenido que rebasar los límites del mundo conocido, así que es un poco injusto que me reciba un personaje que se niega a creer que no le compraré droga, y me acosa ferozmente por toda la estación.

Me siento junto a una máquina extraña. No comprendo ni las instrucciones escritas en Dutch ni puedo imaginar siquiera para que carajos sirve, sin embargo parece un buen refugio para esperar a mi hija. Pasan los minutos y descubro que la máquina expende boletos de metro. El vendedor de hachís se ha aburrido y se diluye por una puerta silenciosamente.

Sentado en mi nido metálico, miro los ires y venires apresurados de la gente. Insensiblemente la ensoñación me invade, y recordando a mi hija sonrío casi satisfecho.

¿Qué voy a decirle? Si me bloqueo y no digo nada, será peor que blasfemar.

Todo este tiempo lejos, mientras le escribía interminablemente, la pensaba y mi sentimiento avanzaba sin tropiezo, pero ¿qué le diré hoy?

¿Cómo decirle que ella es la más profunda huella de mi historia? Me pregunto si sabrá que en mi recuerdo la veo siempre niña, entre férulas y escayolas, suturas e injertos. Una pequeña criatura de yeso y sonrisas, convaleciendo interminablemente en su cuna de flores deshojadas iluminada por el rayo. La mejor de los tiranos.

Recuerdos flamígeros cabalgando en mi frágil suelo de polvo y tierra suelta...

Busco un nuevo lugar para esperar; me paro frente a los escaparates ya oscuros, camino a lo largo de la estación naufragando al filo de la neurosis, a cada paso.

Rompiendo mi primera oscuridad en estas tierras, Priscila entra por fin . Al descubrirla, ya sin voluntad propia, me pinto una sonrisa que ilumina su rostro. La abrazo y quisiera permanecer así para siempre, dudando entre reír o llorar, eternamente inmóvil, sin que un incendio o un terremoto o un tiro en la calle pudiesen perturbarme.

Hija mía, nunca me dejo dormir sin bendecirte. Ni me perdono la distancia aunque en el corazón transite la nostalgia.

Sin saber cómo, empezamos a reír. Quizá de los insolentes demonios que nos retrasaron tanto tiempo el momento de reunirnos otra vez.

En el oscuro arcano de la memoria, tenía su sonrisa ardiendo en mi locura. Y no importaba ni la urgencia ni la calma, ni el principio con su fin. Sólo el eterno retorno...

Por la noche, con el alma en su sitio, el silencio me lo contó; si algún día vienen otra vez a buscarme para decirme que ya no tengo hija, tomarán la calle equivocada y pasarán de largo para siempre.


JOSÉ ANTONIO RODRÍGUEZ

30 comentarios:

Pedro J. Sabalete Gil dijo...

Bellísimo texto, escrito desde un desgarro profundo. Gracias por ponerlo. Hay un párrafo que luce como un faro, el de "¿Cómo decirle que ella es la más profunda huella de mi historia?..."

Saludos amiga.

malditas musas dijo...

Ay Clarice, que emoción rara me ha invadido. Yo no tengo hijos y siento, extraña memoria de especie tal vez, como si se me produjera dentro ese encuentro.

Maravillosa mirada la de la foto. Profunda, limpia.

Abrazos y besos,
musa

Anónimo dijo...

El llegar a ser madre en un futuro cercano es lo que mas deseo en la vida. Este texto me ha llenado de mucha emocion.

Inuit dijo...

Me he quedado helada.Coincido con Goathemala en la frase.
No sé qué más decir.
Auroras con huella.

Camille Stein dijo...

de repente he extrañado no tener hijos, sentir esta intensidad, esta espiral de emoción...

bellísimo texto

un beso

libertad dijo...

Me conmueve la profundidad. Bello
Besos

Adolfo Calatayu dijo...

Entiendo perfectamente ese tipo de sentimiento a pesar de ser papá,no mamá obviamente; y sé que se siente por haberlo vivido.
Desde luego,soy incapaz de describirlo con tanta sutileza y exquisitez...
Un gran cariño

Anónimo dijo...

Que hermoso texto, que padre maravilloso, cuanta emocion en ese reencuentro y mira no mas como me he emocionado al leerlo. Besos.
Ivania

Dinora dijo...

Que relato tan magistral, Clarice, hasta me hizo sentarme junto a él a esperar a esa hija tan amada

Saludos desde el andén ;)

Marcelo Munch dijo...

Mi reverencia es completa.
Mis gracias y silencios también.

Saludos sinceros

I. Robledo dijo...

Amiga, sucede que tu -como quien no quiere la cosa- cojes cosas tan bellas como inquietantes y las pones aqui...

Y tus comentaristas, como quien no quiere la cosa igualmente, aportan su vez otras cosas bellas, como LAS TRES MUSAS, que dice que siente "la extraña memoria de la especie"...

Y a todo esto, tu sin decir realmente ni "pio". Vamos, que has conseguido que tu blog "ande solo"...

Algo bueno dice todo eso de ti, amiga. En otro caso, tampoco estaria yo aqui "dejandome los sesos", mientras tu miras tan sonriente....

Un abrazo, Clarice

Arcángel Mirón dijo...

Seguramente, vos lo sentís como propio, ¿no?

Te abrazo.

LA CASA ENCENDIDA dijo...

Graciela, que profundo y bonito relato, me ha encantado.
Besicos

Anónimo dijo...

Leer este texto de labios tuyos, me ha emocionado aun mucho mas...

Gracias amiga, tienes una maravillosa y especial manera de hacerme tuya...
... y lo soy todos los días.

Todo mi cariño,
Priscila

Gonzalo Villar Bordones dijo...

meha cautivado este relato.

Miguel Sanfeliu dijo...

Un hermoso homenaje de amor incondicional. Un texto emotivo y una foto que nos mira directamente... y siento que algo se anuda por dentro.
Un abrazo.

arcgabriel dijo...

Què bello y sensible es tu blog, felicidades, trasmites tanto con tus letras y tus imagenes que uno se queda en la nube.

SALUDOS DESDE LAS ALTURAS DE LA LITERATURA.

Kety dijo...

Creo que tenemos cierta complicidad entre los que andamos por aquí. Antes de entrar en este espacio para dejar mi comentario había recogido la frase, que por lo visto ha impactado, además del texto.
"Cómo decirle que ella es la más profunda huella de mi historia?"


Carice, es un placer pasar por aquí.
Un abrazo

Beatrice dijo...

Bello texto y más bello aún el sentimiento. Como siempre querida Clarice, me voy plena de tu casa.

Tesa Medina dijo...

Inolvidable este texto que leí en el blog de HUMUS, qué fue de él. Era impresionante cómo escribía. Echo de menos su talento.

Es emocionante recordarlo.

Besos, Graciela

Juan de la Cruz Olariaga dijo...

Las cosas maravillosas, cuanto mas simples y profundas, son mucho mas bellas. Y todo esto se reune en el relato y en la profundidad de la mirada. Te beso Mi Clarice.

Francisco Ortiz dijo...

Hermoso, trágico, vital, consistente.

Alyxandria Faderland dijo...

Dado que hace poco en muchos paises se celebro el dia del padre, me quedo con una frase magistral: tu eres mi mas profundo surco que he dejado en la historia.
Cuestra creer que tantos hombres, se toman la paternidad tan a la ligera, como una mera descarga, como un problema 'femenino' y quizas esa semilla que lanzaron desprecupadamente al viento, sin conciencia ni importarle que fuera de su destino, sea la unica huella perdurable de su paso por el mundo.

Isa Segura B. dijo...

Hay ausencias que rezuman letra a letra, hay ausencias que dibujan el abrazo imposible, pero hay ausencias que de tan cristalinas terminan por estallar en la presencia.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Un texto nostalgico, para leer un día de lluvia, como hoy.

MaLena Ezcurra dijo...

No puedo decir nada, quizás porque el silencio es el lenguaje exacto cuando algo nos trasciende.

Bello texto, bella mirada, bella rescatadora de historias.

Un abrazo para Priscila, otro para Humus y para vos mi alma, siempre.


MaLena.

Bethania dijo...

bastó ver y hablar con Priscila la primera vez para saber la persona qué es. Al instante hicimos click, y ahora es mi hermanita. La extraño.

AnaR dijo...

Conmovedoramente emotivo.Y de una sublimidad indescriptible.

Abrazos

Rosa Silverio dijo...

Qué hermoso homenaje... Qué forma de entregar el corazón. Me ha gustado y conmovido.

Pedro J. Sabalete Gil dijo...

Viendo fotos de Priscila...ya ves un metiche dominguero.