A Juan…gracias.
Con una bella prosa poética, Francisco Umbral escribió Carta a mi mujer entre 1985 y 1986. Un libro póstumo que esperó muchos años guardado en el cajón hasta que Umbral decidió que se publicara, sin embargo, ya no fue posible que él lo viera impreso el año pasado. Una carta larga dedicada a su esposa que contiene profundidad, intimidad, ternura, confesiones, conversación en el silencio y en voz alta, el corazón en la distancia como en la cercanía. Una vida escrita memorando el pasado, presente y futuro. Un libro que al leer algunas de sus vivencias, asumí por un momento que yo era esa María, la destinataria.
En muchos fragmentos me detuve, pero hubo uno en especial que me gustó mucho. Yo tenía una reflexión personal acerca de mi gusto por las bicicletas, pero cuando leí a Francisco Umbral acerca de su historia con la bicicleta, me encantó. No había reflexionado en ciertos detalles que él le describe a su esposa. Lo comparto:
“De un rosa malva, de un malvarrosa, estaba allí, femenina y esbelta, juvenil y prometedora, ingenua e ingeniosa, la bicicleta. La bicicleta en el hipermercado, expuesta, casi abandonada, olvidada, con un cestillo por delante, también rosa, y su ausencia de barra, tan semejante a la ausencia de falo en la mujer. Compramos la bicicleta.
Bueno, pues ahí está, ya tienes una bicicleta para ir y venir con lo del pan y los periódicos, incluso con alguna botella en el cestillo, aunque dices que las botellas saltan mucho, con los baches y las tachuelas gigantes del aminoramiento de velocidad, y con el feo mecanismo de la cadena y el piñón y todo eso. Vas y vienes por el pueblo, por el campo, con tu bicicleta rosa, y resulta que la juventud perdida y buscada estaba en las bicicletas, resulta que una mujer en bicicleta se hace más joven, es más joven, y te veo pasar, ir y venir, siempre de perfil, y la velocidad se lleva el tiempo, te hace intemporal, y eres adolescente mientras vuelas.
Luego, dejas la bicicleta en el garaje, contra la leña del invierno. Pero la bicicleta es ya todo el verano, tiene un color de crepúsculo cinematográfico y nos devuelve a todos, inevitablemente, a nuestra adolescencia ominosa de bicicletas. Ha sido una buena compra, oye, lo de la bicicleta. (La mujer siempre sabe comprarse lo que le quita años.) Imposible calcular la edad de una mujer en bicicleta. Coges la bicicleta, de mañana, y te vas por el pan y los periódicos. La bicicleta malva. Todo es un poco malva cuando vuelves. Mañana malva de bicicleta”.
En muchos fragmentos me detuve, pero hubo uno en especial que me gustó mucho. Yo tenía una reflexión personal acerca de mi gusto por las bicicletas, pero cuando leí a Francisco Umbral acerca de su historia con la bicicleta, me encantó. No había reflexionado en ciertos detalles que él le describe a su esposa. Lo comparto:
“De un rosa malva, de un malvarrosa, estaba allí, femenina y esbelta, juvenil y prometedora, ingenua e ingeniosa, la bicicleta. La bicicleta en el hipermercado, expuesta, casi abandonada, olvidada, con un cestillo por delante, también rosa, y su ausencia de barra, tan semejante a la ausencia de falo en la mujer. Compramos la bicicleta.
Bueno, pues ahí está, ya tienes una bicicleta para ir y venir con lo del pan y los periódicos, incluso con alguna botella en el cestillo, aunque dices que las botellas saltan mucho, con los baches y las tachuelas gigantes del aminoramiento de velocidad, y con el feo mecanismo de la cadena y el piñón y todo eso. Vas y vienes por el pueblo, por el campo, con tu bicicleta rosa, y resulta que la juventud perdida y buscada estaba en las bicicletas, resulta que una mujer en bicicleta se hace más joven, es más joven, y te veo pasar, ir y venir, siempre de perfil, y la velocidad se lleva el tiempo, te hace intemporal, y eres adolescente mientras vuelas.
Luego, dejas la bicicleta en el garaje, contra la leña del invierno. Pero la bicicleta es ya todo el verano, tiene un color de crepúsculo cinematográfico y nos devuelve a todos, inevitablemente, a nuestra adolescencia ominosa de bicicletas. Ha sido una buena compra, oye, lo de la bicicleta. (La mujer siempre sabe comprarse lo que le quita años.) Imposible calcular la edad de una mujer en bicicleta. Coges la bicicleta, de mañana, y te vas por el pan y los periódicos. La bicicleta malva. Todo es un poco malva cuando vuelves. Mañana malva de bicicleta”.
13 comentarios:
Amiga, esta entrada me produjo una emocion muy especial.
De un lado, conoci personalmente a Francisco Umbral, que estuvo siempre muy vinculado con Valladolid, colaborando por ejemplo con sus escritos en el diario "El Norte de Castilla", que hubo un tiempo que dirigio Miguel Delibes, a quien tambien conozco personalmente.
Umbral y Delibes son dos de mis referencias inmensas. Muchas novelas de Umbral estan ambientadas en Valladolid, por ejemplo LOS HELECHOS ARBORESCENTES...
De otro lado, he sentido que tu biblioteca era "mi biblioteca" ya que tengo varios de esos mismos libros, en esas mismas ediciaciones, que desconocia que se hubieran publicado en tu pais. Es decir, que tengo esos mismos libros con esas mismas encuadernaciones: por decir algun ejemplo: "El coronel no tine quien le escriba", "En el corazon de las tinieblas" o "Contrapunto"...
Vamos, que viendo esos libros y la imagen del libro de Umbral pense que esa foto estaba tomada en mi prpia casa.
Un abrazo, amiga
Precioso texto el que has escogido... Nos muestra a ee primer Umbral, el de Iba yo a comprar el pan y Los helechos arborescentes... El Umbral de Mortal y rosa, profundamente herido y humano. Un abrazo
Umbral no sería nunca el hombre de mi vida ni tampco -confieso- está entre mis debilidades como escritor. Pero fíjate, has despertado en mí la curiosidad por la pasión con que escribes esta entrada y de pronto me han entrado ganas de leer ese libro. Y lo leeré.
(Ahora ya entiendo, Graciela, el idílio existente las bicicletas y tú)
Un beso
Tengo un amigo, Salvador, que insiste e insiste con que debo leer a Umbral. Sus libros son difíciles de conseguir aquí, y ya le tengo muchas ganas.
Te abrazo.
:)
"Imposible calcular la edad de una mujer en bicicleta"... vaya! a estas alturas, incluyo una bicicleta en mi lista de deseos jaja.
se me antojó leerlo, veremos :)
besos linda!
Realmente precioso el fragmento que nos regalás...
muchas gracias,querida Gracielita !!!
un beso grande
No conocía a este escritor ni de nombre.
Ya siento curiosidad por leerlo, porque este fragmento es precioso.
Un beso.
A pesar de sentir admiración por Umbral y su forma de expresarse no había leído nada suyo, me despertaste el interes por hacerlo. Hermoso fragmento el elegido. Un abrazo y gracias por éste y por venir a verme.
El fragmento que nos regalas está muy bien escogido, ya ves que es una pasión compartida la de las bicicletas.
Tu texto contagia las ganas de leer el libro. Umbral no era de mi devoción como personaje público, pero tiene una prosa exquisita y este libro tiene muy buena pinta.
Un abrazo.
Para Marcela: perderá el tiempo leyendo a Umbral. Tantos autores buenos para leer... éste es inservible.
Ciertamente, como dice Umbral "Una mujer en bicicleta parece más joven". Hermoso fragmento de un autor que no he leído mucho. Lo recuerdo más en entrevistas y en algunos artículos periodístico, también por, ¿cómo llamarlo?, por su "mal humor". Pero me merece mucho respeto como escritor.
De tu foto, me gustaría resaltar que yo también tengo esa colección magnífica de "Obras Maestras de la Literatura Contemporánea" que publicó Seix Barral. Suelo releer algunas de ellas, por ejemplo "El Aleph" de Borges, es magnífica.
Besos querida amiga.
Y ¿a qué hora vas por el pan, en bicicleta?
No he leído este libro, amiga, ni nada de Francisco Umbral. :(
Debo ponerme al día con este escritor.
Me agradó mucho este fragmento que pones acá y cómo no, lo que habla sobre las bicicletas.
No sé cómo tienes tiempo para leer tantos libros entre todas las cosas que haces. Eres increíble.
Abrazos.
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