jueves, julio 09, 2009

Una silla para Cristina



A Cristina le gustan las sillas. Se detiene ante ellas y les da vida a través de sus letras. Es como si cada silla le hablara o ella le regalara una historia. Además, tiene una gran y linda colección de fotografías. Así que, cada vez que veo una silla, la recuerdo.


La silla es la protagonista a donde quiera que vayamos. La silla es la que nos da la bienvenida ante el amigo o desconocido. Es también la silla la que nos puede producir las despedidas para siempre.

Si antes, en las mueblerías me sentaba en ellas para saber si eran cómodas, ahora es el gusto de estar en cualquier sitio, mirarlas e imaginar su historia Y esto se lo debo a mi amiga. Ella me ha contagiado a quererlas.

Ya puedo comprender porque un bailarín baila ante ella o un pintor le ofrece su color.

Anteriormente, mi única inclinación y fascinación por las sillas eran las del tipo de director de cine. Quizá sentarme en una era como sentirme en ese mundo loco y maravilloso. Hace media vida adquirí seis con toda la emoción. Eran amarillas y la felicidad se sentaba a cualquier hora del día.

El tiempo se las llevó y había quedado una olvidada y oxidada en medio del jardín. La cámara de Juan la descubrió. Él no sabía que al fotografiarla me estaba dejando una imagen para recordar el pasado. Esa silla también se fue. ¿Cómo negarme ante un pepenador?

Mi gusto por ese tipo de sillas continúa y ya tengo otra más grande y cómoda. Pero ninguna silla suple a otra.

Cristina tiene razón: La silla es una memoria calcificada de una vida.

Estoy sentada escribiendo esta historia que a la larga quizá quede olvidada. Escribo pensando en Cristina. Escribo viendo la foto de Juan. Escribo deseando que esa silla vuelva a mí. La silla que sabía tanto de mí.

Hoy mi silla está llena de cafeína.


21 comentarios:

Isabel Mercadé dijo...

Sí, las sillas son objetos maravillosos y tu texto y la foto de Juan una hermosura.
Un abrazo, querida Graciela.

Voz Ruda dijo...

Grace,yo nunca olvidaré esta historia ni muchas más que me has contado.
Muchas gracias por tu amistad y tu cariño.
Un día, muy pronto, voy a conocer tu nueva silla.

La foto es una belleza, como tú.

un abrazote!

Pame Recetas dijo...

Qué tiempo sin visitarte Graciela! Es que anduve cambiándome de país y eso significó muchos reacomodos. Ahora vuelvo a mis viejas costumbres y te leo con gran placer. Un buen homenaje a un objeto que está lleno de vida, las sillas también me inquietan

Adolfo Calatayu dijo...

Que susto !!! pensé que hablabas de "nuestra" Cristina; jajajajajaja
un cariño inmenso,querida amiga.

Mateo Bellido dijo...

Buenas tardes, Graciela.
tus palabras me han hecho recordar aquellas sillas de anea de mi niñez, que duraban una eternidad, ni por viejas se jubilaban. Hoy se cambian por menos de nada. Pero aquellas que nos soportaron tantos juegos infantiles, esas nunca se irán.
Un saludo afectuoso.

Elena dijo...

Querida Graciela:

Pasaba para saludar y desearte un feliz verano, y me has sorprendido con este texto tan curioso como exquisito. Precioso elogio a las sillas, donde los recuerdos se sientan a comer, a leer, y a mil y una tareas diferentes.

Un saludo

LA CASA ENCENDIDA dijo...

Es preciosa la historia que nos narras. Me ha encantado y es verdad, una silla nos puede traer tantas historias a la mente, que es una lástima desperdiciarlas.
Disfruta esa nueva y escribe todo lo que te cuenta.
Besicos mucho guapa.

Alyxandria Faderland dijo...

Mi predileccion, era de niña y de joven sentarme en las mesas, solo que hoy tengo una de vidrio y zas! de sentarme me iria al suelo, de modo que a portarme bien y usar las sillas, que no son nada del otro mundo y me las tengo que disputar con los gatos. El dia que encuentre una que me guste, no me para nadie

Eleonaí dijo...

Las sillas: para descansar, para conversar, para leer, para comer, para mirar, para soñar y más.

Alyxandria Faderland dijo...

no salimos del muelle pero hay para reirse, Gra!!!! (se que eso te gusta)

Soledad.B dijo...

Si que las sillas son maravillosa,ademas creo que cada uno de nosotros tenemos un sitio un rinconcito con una silla que es nuestra preferida,cuantas historias hay detras de las sillas ,cuantos momentos se viven en ellas,cuantos recierdos se posan en ellas.

Un saludo.
Soledad.B

Soledad.B dijo...

Quise decir recuerdos,bueno ya me quedo mas tranquila no podia marcharme sin rectificar.

Soledad.B

Isabel Barceló Chico dijo...

Cierto, querida amiga. Las sillan sabe más de nosotras que nosotras de ellas. Y eso que su uso se remonta muy atrás en el tiempo. Tienes razón en que una silla en un jardín es muy sugerente. Besos.

Tania dijo...

Hay que tener una sensibilidad muy delicada para darse cuenta del regalo que son las pequeñas historias cotidianas, tejidas en la sencillez y sinceridad de los gestos, en la amistad, en la poesía que se desparrama por la vida, pese a toda locura de los días. Y que nos narres esas viviencias, me parece también un regalo.
La foto es tan hermosa, el sol acaricia la silla, serenamente.

Más besos,

tchi dijo...

Cada silla tiene sus secretos.

Kety dijo...

Enhorabuena Cristina por el honor concedido.
Besos Clarice

Animeandi dijo...

Hermoso Graciela! :)
Sí,ay!,las sillas...recuerdos memorables tienen ellas de nosotros.
Eso me recuerda,una silla roja,brillante,rejada y de metal que tengo desde la consiencia de memoria.
En ella me sentaba y jugaba,horas,y horas!...ahora esta pequeña silla roja rejada que me entretuvo en tantos momentos de ocio cuando apenas era un pequeño cacho de nada,que antes andaba por mi cuarto...ahora sostiene algunas revistas viejas,& desde hace 10 años cambio de domicilio,en un rincon escondido,de un closet en otro cuarto.Oh!,pobre sillas,tantos momentos con nosotros & tan poca significacia tiene para algunos,como yo.
Un saludo & que sigas inspirando estas mis bellas noches.
Un abrazo con afecto.

Diana L. Caffaratti dijo...

La mirada sobre los objetos cotidianos, devolviéndole su dignidad y rtrascendencia, es una manera de decir y a obligarnos a ver las cosas de otra manera.
Como Neruda y sus calcetines, sus cebollas, sus repollos, sus infinitos temas en odas...
Celebro tu reflexión sobre las sillas...
Por algo será que cada vez que trabajo a la computadora: la silla que usó mi padre en su escritorio, que a su vez fue usada por su padre...

Pedro J. Sabalete Gil dijo...

Cuidado con la cafeina que por allí tenéis un cafe contundente. Yo soy más de bancos de parques.

Un abrazo.

I. Robledo dijo...

Sucede en estas "cosas" de Internet que de manera inconsciente vamos asociando algo a cada persona. De modo, que ante tal cosa recordamos a uno, con tal otra cosa, recordamos a otro, y asi una y otra vez...

Es algo curioso, el modo en que se enlazan pensamientos y cosas con personas.

Yo a Cristina, por ejemplo, la asocio con la poesia, de modo que si leo un poema que me gusta especialmente, me viene su recuerdo a la mente.

En fin, amiga, que en nuestro universo interior vamos creando mundos imaginarios bellisimos.

Un abrazo, Clarice

Gonzalo Villar Bordones dijo...

debe ser hermosos tu jardín y escucharte al atardecer.