La semana pasada fui a una librería y tuve dos sentimientos encontrados: alegría y tristeza. La alegría fue porque los libros estaban a mitad de precio. Y a pesar de que no había muchos títulos, sí encontré algunos interesantes. La compra fue excelente. La tristeza fue porque cerrarán la librería. Era por eso la liquidación. No es agradable para mí este tipo de noticias.
También, en la gran tienda de la ciudad, por las fiestas decembrinas, hubo venta nocturna y con muchas facilidades de pago. ¿Por qué en la sección de libros no hubo tal promoción? Solamente una mínima. Aún así compré algunos.
La cuestión es que tengo mucho por leer. Los libros y las sugerencias continúan. Sé que debería dejar de comprar libros, pero, algún vicio tenía que tener.
En este mes terminaré de leer el último de la trilogía de Stieg Larsson. Me agrada saber que empezaré el año con nuevos libros.
Comparto mi último inventario cuatrimestral del año. Me gusta subrayar y nada fácil elegir uno para este listado.
Deseo que cada día nuestros ojos estén dispuestos para leer.
Doctor Pasavento de Enrique Vila-Matas
Aparte de contener mis palabras o de recordar escenas de hotel, se me ocurrió que otra manera de contener la locura era ponerme a leer.
La herencia de Eszter de Sándor Márai
Empiezo a creer que las decisiones fatales y grandiosas que determinan nuestro destino son mucho menos conscientes de lo que pensamos con posterioridad, en los momentos de reflexión, cuando las recordamos.
Bullet Park de John Cheever
-Lo he intentado, lo he intentado, he hecho todo lo que he podido, lo mejor que he podido, ¿por qué entonces estoy tan triste y abatido?
Chesil Beach de Ian McEwan
Es vergonzoso a veces que el cuerpo no quiera, o no pueda, ocultar emociones. ¿Quién, por decoro, ha frenado alguna vez el corazón o sofocado un rubor?
Las dos Fridas de Mario Bellatin
Bajé del auto acompañado de mi perro. Su nombre, Perezvón, proviene de un libro de Fiedor Dostoievsky.
Cánones Subversivos de Gonzalo Celorio
Eso y no otra cosa es la lectura: prestar el brazo para recibir la transfusión de sangre.
Demasiado amor de Sara Sefchovich
¿Hay otro nombre que tu nombre? ¿Otros ojos como tus ojos en los que estallan las más vastas pasiones?
Flores de Mario Bellatin
Cuando nadie la mira acostumbra levantarse de su silla y acercarse al jarrón. Una vez que huele las flores se echa a llorar.
El trompetista del Utopía de Fernando Aramburu
-Y tú, ¿qué has hecho mientras los demás andábamos hechos polvo?
-Yo me he refugiado en la felicidad.
Divorcio en Buda de Sándor Márai
Sus cuerpos guardaban silencio mientras que sus almas se abrían total y sinceramente.
El último lector de David Toscana
Hoy no me ha ido bien con los libros. Ya condoné a dos.
Ampliación del campo de batalla de Michel Houllebecq
Otras veces tengo la impresión de que conseguiría instalarme de forma estable en una vida ausente.
Ventanas de Manhattan de Antonio Muñoz Molina
Una serena felicidad puede estar contenida en los actos más comunes.
Dido reina de Cartago de Isabel Barceló Chico
-Para serte sincera, querido amigo, me hubiera conformado con que Eneas hubiera sido la mitad de leal que Mook, el perro de la reina. O que el gato Sirio, quien jamás abandonaba a Anna.
10 comentarios:
El cierre de una librería es, para mí, como el cierre de una iglesia.
Qué preciosura esa pila de libros que se saben encontrados para ser leídos, para ser queridos y custodiados e inscriptos en la piel.
Tu selección es fantástica. Leí Flores, de Bellatín, los Marái (estoy terminando el segundo), el McEwan, el Vila-Matas y el Houellebecq (un escritor que terminó decepcionándome un poco).
De McEwan soy incondicional. En el pajarito está, bajo la etique "Burns while reading", lo que me provocó leer On Chesil Beach.
Te imagino recorriendo la librería, acariciando el lomo de los libros, llevándotelos a casa, como quien se lleva una manta o un escudo.
Un abrazo fuerte.
me superas yo leo, pero tú7 eres un alectora empedernida. Lo cual me parece genial!
No, que cierren librerias no es una feliz noticia. Sin duda.
Abrazos.
En mi ciudad ya no existen librerías, cerraron de una en una las 5 que habían: ¡Qué tristeza!
Sólo he leído los dos de sandor Marai.
Un abrazo
Oi, amiga... faz tempo que não deixo comentários por cá... saudades.
Levei a sua ideia do 'linkwithin'. Ficou lindo.
Beijos para as duas e boas leituras.
Las librerias, amiga, son las "Catedrales" de los amantes de la lectura... Mala cosa que las cierren.
Aqui, ya solo quedan dos librerias "como Dios manda" y una de ellas es la de unos Grandes Almacenes...
Las librerias históricas de Córdoba, las de toda la vida, las que tienen mas de 50 años de historia, han ido cerrando todas. La ultima, la LIBRERIA LUQUE, en pleno centro...
En los tiempos de la Dictadura esa libreria era un remando... Y cerró sin decir ni pio...
En fin, mala cosa esa de que nos cierren las Catedrales...
Un abrazo, amiga
Buena selección, he leído a Marai, Ewan y a Larsson, el resto me los apunto en mi lista de "posibles"...
En cuanto a cerrar librerias es un sacrilegio...
D.
De tu inventario sólo he leído uno que me encanta: Demasiado amor de Sara Sefchovich. Ya la ví en el cine. A la pantalla le falta espacio para que quepa todo lo que se ha leído en esas páginas.
Felicidades por tus lecturas.
A mí me pasa como a tí, no puedo dejar de leer. Colecciono y devoro libros.
Me ha encantado pasar por aquí, no sólo tenemos eso en común. Alessandro Baricco es muy grande para mí también.
Un beso!
Mook, que gracia, es cierto, ese era su nombre.
Ahora estoy en una fase de mucha lectura.
Un abrazo.
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