Elizabeth

Al contemplar a la mujer de la foto me imagino varias historias. De momento puedo suponer que está un poco cansada por el calor y se ha recargado en el auto. O, tal vez, está esperando a su amado. Quizá pasó un fotógrafo y le pidió que posara y, ella sin poder negarse, miró la cámara con resignación. No lo sé. Lo único que quiero creer es que ella, envuelta en su juventud, ya estaba anhelando tener una hija. Que ella estaba pensando en mí. En mi nombre. En mi rostro. En mi esencia. Que ella imaginaba su futuro con una nieta. La hija que yo tendría. Y que yo sería la nieta consentida de su madre. Seguramente, pensaba en celebrar la aventura de ser madres o de ser hijas o de ser nietas o simplemente, de ser mujeres.