martes, julio 13, 2010

Libro redondo

Foto: Graciela Barrera


A Elena Cotelo y a mis amigos españoles


Antes de que iniciara el Mundial del Futbol, pensé que aparte de trabajar, me dedicaría a ver más películas y a seguir leyendo. No sería fácil con un fuerte ambiente deportivo alrededor de mi vida. En esos días, ya me tenía harta la canción oficial y el colmo fue abrir el refrigerador y encontrarme con imágenes futboleras en los productos. O comerme un pequeño chocolate en forma de balón. Para no andar tan malhumorada, elaboré una lista con los nombres de los amigos y conocidos que no les gusta el futbol. Y entre más renegaba más hablaba del mundial. Algunas amigas mencionaban los jugadores que les parecían atractivos. Yo ni idea de lo que me comentaban. Les expresaba que no me fijaba en jugadores. Que mejor cambiáramos el balón por un libro. Ciertos amigos quisieron callarme y decirme que si no me gustaba el futbol, que ni lo aludiera. ¿Cómo explicarles a ellos que el punto no es que lo odiara pero que tampoco era algo que me hiciera feliz, que me aburre ver el juego a través de la tv, que a veces no soporto la voz de los narradores, que era una lucha entre el recuerdo de la infancia y la actualidad? Pero no repetiré mi sentir sobre el futbol, porque ya lo escribí y está aquí y aquí.

Al principio, mientras estaban los partidos, yo me iba a nadar o a trabajar. Adoraba las calles vacías. Conforme pasaron los días, algo pasó en mí que terminó contagiándome. Creo que fueron los otros medios que visito y que me ofrecieron un mundo de diversión, que preferí a estar leyendo dimes y diretes políticos, ya que estaban las campañas electorales en su apogeo. Me dediqué a leer tanto a columnistas deportivos, como a escritores. Escuché programas y empecé a tener narradores favoritos. No me interesaba mucho ver los juegos, pero sí escucharlos. Cuando jugaban los países que me tienen unida con los amigos queridos, entonces, trataba de poner atención. Resultó que sufría, lloraba, gritaba y me emocionaba. Me tocó escuchar y leer frustraciones, corajes, maldiciones, decepciones y un sinfín de sentimientos encontrados. Disfruté muchísimo el ingenio del idioma mexicano para con todo lo que sucedía y así pasó con otros países.

Fue gracioso escuchar dos partidos por radio. Me sentí más presa de la imaginación y me gustó. Aprendí de las diversas culturas. Entristecí al darme cuenta que no es cierto que el futbol une un mundo cuando está de por medio el resultado. Sin embargo, también encontré madurez y respeto por las preferencias. No me imaginé que mis ojos se fijaran en entrenadores como el uruguayo y que terminara admirándolo por su historia. Ni mucho menos que terminaría enamorada de dos porteros: del español y del holandés. Descubrí que yo también quería volar como ellos y que al verlos abrazar la pelota fuertemente quise creer que era el amor mismo, como si ellos quisieran guardar el sueño en ella.

En cada juego se agrupó la esperanza. Las gargantas no querían quedarse mudas. Todas desesperadas por gritar un larguísimo gol. El futbol injusto como la vida misma. Árbitros odiados. No siempre el balón dio la felicidad esperada. Lloré mucho por Brasil. Me congratulé por Uruguay y me sentí orgullosa de España.

Y mientras yo, ignorante total de conocer a fondo lo que es realmente un juego o qué equipo era el mejor o si realmente no fue el Mundial que esperaban los expertos, yo disfruté muchísimo este mundial: el de las letras futboleras con sus grandes escritores. Hicieron del balón mi libro redondo.

10 comentarios:

Marcela dijo...

¡Es imposible abstraerse del mundial! Yo no soy muy futbolera, pero aprendí a disfrutar del deporte porque mi marido lo disfruta mucho y tengo la suerte de que él es un fan tranquilo y divertido que lo único que sufre del fútbol es cuando hay violencia. El mundial debería unir pueblos y es una lástima cuando no lo hace pero, por ejemplo, en la televisión vi antes de los primeros partidos a un brasilero abrazado a un par de hinchas argentinos, haciendo bromas con la rivalidad y deseándose suerte y creo que todo mejora con pequeños gestos.
Según mi marido y amigos que saben de fútbol, ganó el mejor equipo así que, aprovecho, ¡felicitaciones España! (¡como se sufrió hasta ese gol de Iniesta!!)
Besos.

Pame Recetas dijo...

QUé lindo lo que dices Graciela, me identifico mucho con tus comentarios, finalmente es imposible abstraerse. Aquí en casa pasó algo similar a lo que cuentas. Pero ya pasó el Mundial y de vuelta a la rutina. Lo único que no me gusta es que en realidad se exacerban los sentimientos nacionalistas, al menos aquí en Chile me pareció excesivo, y eso hasta me dió un poquito de miedo. Igual feliz por España, pienso que se lo merecen como país y como equipo. Un besote

Miguel Sanfeliu dijo...

Este mundial nos ha acercado al futbol ¿verdad?
Me emocioné con los partidos, especialmente con el último, claro. Lo disfruté. Ha sido un fervor inmenso e increíble.
Un abrazo.

Diana Laura dijo...

El fútbol no me atrae. Sin embargo, hablo de él todo el tiempo que se suceden contiendas internacionales pues mis alumnos y colegas lo instalan en las conversaciones. Forman parte de la vida.
No imaginás cuán difícil me cuesta darle la razón a Eduardo Galeano, un incondicional adorador de ese deporte

Mateo Bellido dijo...

Pues yo empecé a leer a Galeano por recomendación, pero al descubrir su pasión futbolera, me interesó mucho más.
Sí, ganó el más equipo, el que mejor fútbol hizo. Estamos orgullosos los aficionados y no aficionados españoles por la ejemplar imagen de nuestra selección.
Un abrazo y gracias por tu felicitación. Además, tu particular versión del "futbolerismo" me pareció muy curiosa e interesante.

இலை Bohemia இலை dijo...

No soy futbolera, siempre lo esquivo, como un portero que deja pasar el gol sin inmutarse...pero los mundiales siempre los veo y este en especial me ha hecho vibrar por muchas cosas, por muchos motivos y en especial por la ROJA que ha logrado mucho, y no sólo ser los campeónes del mundo, cosa histórica, si no que ha unido a España, la he vestido entera de rojo y amarillo cosa que antes no era común porque conllevaba otras historias pasadas...España fue un mismo corazón latiendo y eso me encanta!

Un beso

Voz Ruda dijo...

Debo admitir que me sorprendió ver como te involucrabas con el fucho... tú, que jurabas odiarlo jaja.

A mi también me gustó leer el mundial, y varias veces gracias a ti.

Besos!

Eleonaí dijo...

Hay goles. Lo demás es puro juego.

Francisco Ortiz dijo...

Bellísimo, recomendabilísimo texto.

Pedro J. Sabalete Gil dijo...

Mira....ni te cuento la que se montó aquí. Los gritos del vecindario, las banderas que por primera vez se exhiben sin miedo de que te llamen fascista, las voces roncas de los locutores, amas de casa que no saben nada de deporte gritando, perros asustados del griterio. Los latinos siempre vivimos con exceso. Hasta yo que soy de baloncesto me emocioné. También cuando eliminaron por ese arbitro ciego a México, qué rabia.



Un abrazo.