jueves, agosto 12, 2010

La silla



Me levanto de la silla con un esfuerzo descomunal, pero tengo la impresión de que me traigo la silla conmigo, y que ahora es más pesada, porque es la silla de la subjetividad.

10 comentarios:

giovanni dijo...

Me gusta la foto, me intriga el citado (la citación?) de Pessoa (voy a pensar sobre el) y voy a ver las otras entradas "Eva" y "Las bicis de Tesa".

De la entrada anterior me pregunto si me gustaría leer un libro con las experiencias de otros escritores. No sé, tengo un libro semejante, regalado por mi cumple, y ni lo he hojeado... Hay algo que no me atrae o incluso rechaze... No sé por qué. Posiblemente tu libro es más atractivo, supongo que sí...

Un beso

LA CASA ENCENDIDA dijo...

Bonita frase,¡claro que Pessoa es así de inteligente y tú, una persona que sabe pescar todas esas frases tan emotivas y compartirlas!!
¿Te estás leyendo "Ultima noche en Granada"? Me resultó un libro muy cercano por distancia geográfica y por la sensillez de Francisco. Interesante y con conversaciones amenas.

Besicos muchos guapa (el helado espera en el fregorífico).

Voz Ruda dijo...

Hermoso :)

Alejandra dijo...

Uy vivimos con la subjetividad a cuestas ¿Será tan vieja descharchada como tus sillas?
:)
Besito Graciela

Gonzalo Villar Bordones dijo...

imagino nuestros abuelos en esas sillas.

virgi dijo...

La foto me gusta, pero me deja un cierto sabor amargo.
Y de Pessoa ¡qué decirte! Su lucidez también suele tener algo de amargo. Pero era un geniazo.
Muchos besos, querida Clarice

JOSÉ ROMERO dijo...

En la película TOKIO, dirigida por tres directores, hay una historia de una chica que decide convertirse en silla. Te la recomiendo.

I. Robledo dijo...

En las viejas sillas pueden haber quedado atrapados los fantasmas de tiempos pasados o las vivencias que se fueron...

Nunca me senti atraido por la idea de fotografiar alguna silla... No sabe uno lo que puede "salir" luego en la imagen. Quizas, nosotros mismos, en el pasado, y no nos guste...

Un abrazo, amiga Graciela<

Mateo Bellido dijo...

Hola, Graciela...
Sugerente la instantánea de las sillas...abandono que el tiempo va consumiendo. De niño recuerdo las señales que dejaban en mis nalgas los trenzados de anea de las sillas. Era una forma de llevármelas subjetivamente.
Recientemente me pasé por unas Obras Completas de Pessoa de hace casi 30 años...aguanté hasta que ya no pude con la melancolía que me embargó.
Un abrazo

Eleonaí dijo...

O traer un silla consigo para sentarse a leer. O a ver el mundo.