jueves, noviembre 18, 2010

El evangelio según McCoy Tyner

Hace un par de años leí un texto bellísimo sobre un concierto que ofreció el pianista McCoy Tyner en nuestro país. Un texto abundante en imágenes que en su momento, me transmitió la conmovedora experiencia de haber estado en presencia de ese gigante. Jamás imaginé que tendría la oportunidad de experimentar en persona esa alucinación sonora. Pero sucedió.

McCoy Tyner, el pianista del legendario cuarteto de John Coltrane ofreció un concierto el pasado sábado 13 de noviembre en la Sala Emilio Carballido del Teatro del Estado, en la ciudad de Xalapa como parte de las actividades del III Festival Internacional Jazzuv.

Por unos días viví la conmoción que significa su presencia real en un fragmento de mi vida. La historia misma contenida en un hombre sentado frente al piano. Ese que construyó al lado de John Coltrane, Elvin Jones y Jimmy Garrison, uno de los momentos culminantes de la historia del jazz: “A Love Supreme”, la obra maestra que elevó la música a un nivel espiritual insospechado.

Previo al concierto hubo ruido en mi cabeza, había escuchado tantos comentarios sobre “todo lo que McCoy ya no es”, que confieso me sentía confundida. Por un lado sabía que era imposible escuchar al enérgico pianista que al lado de Elvin y Garrison daban todo para que Coltrane se lanzara. Por otro, la sola idea de estar ante la figura de un hombre que personifica la historia del jazz, para compartirnos su música, era abrumadora.

Pues bien, ese hombre convertido en semidiós sentado frente al piano, me concedió por una noche, la más memorable experiencia sonora que haya imaginado.

Sucedió la tercera llamada y entre las sombras apareció un hombre delgado, elegante, recto. Con una expresión tímida pero sonriente, quieta, como quien se sabe dueño del mundo. En un instante, la parsimonia de sus pasos contrastó con la fuerza con que sus manos atacaron el piano. Veía un hombre arropado con una gruesa pátina, rica en sonidos, imágenes y experiencias que dejaba caer en el teclado. Su pie izquierdo siempre marcando el ritmo, su expresión profunda. Todo su cuerpo parecía invocar un conjuro, el de la historia.

Observaba sus manos, especialmente la izquierda. Pensaba una y otra vez en algo que leí: “La mano izquierda del señor McCoy Tyner absorbe la magia del cosmos y la deposita en plena sala”. Y aunque sé, lo mucho que se ha dicho sobre la manera en que su virtuosismo ha menguado; para mí era como una bendición escuchar ese mazo que durante todo el concierto se elevaba para caer como una tempestad sobre el teclado.

Acompañaban a McCoy un par de extraordinarios músicos en la batería y el contrabajo, y fue solo por un momento que nos regaló una actuación en solitario: “I should care”.

Fui testigo de un discurso musical inalienable. Un concierto recto y elegante. Tanto como su figura misma. Entre sus manos y el teclado no hubo una grieta por donde cupiera un cabello. Su sonido fue firme como una roca, eterno, innegociable.

El concierto termina una hora después que inicia. El trío regresa pensamos todos, para regalarnos una pieza más. Pero él sólo toma el micrófono para expresar su agradecimiento por el momento y cierra ese círculo que comenzó a dibujar despidiéndose con una frase: “Be healthy, be happy”. Yo, respiré profundo y celebré a la leyenda.


Texto y fotos de Claudina de Gyves


7 comentarios:

Clarice Baricco dijo...

Claudina:
Me ha encantado tu texto. Nuevamente me traes la vivencia de esa noche maravillosa. Esas manos poderosas que nos hicieron vibrar.
Muchas gracias por escribir tus oídos.
Un fuerte abrazo.
Graciela

Jose Ignacio Escribano dijo...

Graciela y Claudina, muchas gracias a las dos. !Cómo me hubiera gustado asistir a ese concierto¡
Un saludo a las dos

Maik Pimienta dijo...

Gracias por transmitirlo con tanta pasión, me reconozco ignorante de este artista, pero hasta ahora. Haré por ponerme al día. Besos a ambas.

C. Todd dijo...

La primera vez que escuche "A Love Supreme" quede conmocionado ante la energia y emociones que nos comparte la grabación... Regularmente centramos nuestra atención al instrumento de Coltrane sin embargo, el piano de Mccoy suena y vaya que lo hace. La historia musical vive a través de las grabaciones, pero es mil veces mejor estar frente a la historia viva...


Me uno a las felicitaciones por el blog al recordarnos aquella mágica noche.

MaLena Ezcurra dijo...

Fascinada las abrazo, es maravilloso McCoy Tyner!


Mil besos por renacer el alma del jazz.


M.

LA CASA ENCENDIDA dijo...

Veo Graciela, que este festival lo habeis disfrutado a lo grande. Me alegro mucho.
En cuanto a lo que se comenta siempre de los autores cuando son mayores y pierden falcultades (si es así), creo que deberíamos respetarles más aunque así fuera, seguro que la suplen en expreriencia y su obra ganará de todas maneras.

Besicos muchos.

marichuy dijo...

Bello texto. Como se dice por ahí: tan musical, tan lleno de notas bien acompasadas. Gracias por compartirlo.

Un beso