Foto: Monserrat Loyde
Mi vida está rodeada de pájaros. De diversas especies y colores, llegan a visitarme día a día. Posan como una bella postal sobre el tendedero, sobre el jardín, sobre los árboles o sobre las ventanas. Cada mañana, el ritual de preparar el café es como prepararse para escuchar el canto de un ave. Me hacen sentir que formo parte de ellas. A veces, soy libre. A veces, soy presa. Las aves se embriagan de la poesía de los árboles. Contemplo sus cuerpos tan frágiles y me imagino que en su fragilidad tienen un corazón fuerte. Si yo tuviera el poder, no permitiría que ningún pájaro esté enjaulado. Sé que muchos nos hemos sentido pájaros y, deseamos esas alas internas que vuelen alto. No siempre es así. A veces, nuestras alas son cortadas y duele mucho. Sangras. Lloras. Caes. Y finalmente respiras. Entonces, se busca un árbol. Se trepa cada día. Se entona un murmullo. Y ves pasar a la gente. Lanzas una manzana. Y no saben que eres tú. O que soy yo. Otras veces, eres un ave que no puede cantar y escuchas al afinador de las tijeras y cuchillos y sientes cerca la amenaza. Pero no morirás. El pájaro sobre mi cabeza se está incendiando, con ese fuego que no quema, que no hace daño. Además, un árbol cayó en mí y muchas aves me cantan. Nido soy. La voz de un ave siempre será única que ni siquiera un árbol podrá negarla. Ser ave tiene su encanto, se escucha el secreto de los árboles. Cuando creo que soy realmente un ave, expreso que bajaré de mi nido para mostrar mis alas. Después, me niego. Prefiero no bajar y que vuelen hacia a mí. Un ave de mi árbol se come mis palabras. Toda palabra es un ave. Esa ave revolotea ante el maíz hecho palabra. Soy Eva. Soy Ave. Soy un alegre palíndromo. Ave ve a Eva. Tú tan ave y yo tan Eva. Entonces, él pregunta: “¿Quién es Eva? ¿El ave que reposa en la cabeza o la cabeza que flota en el aire sostenida por el ave?”. Como si fuera yo un pájaro con mil alas, estoy recostada sobre un árbol de cerezo. Escucho el canto de la luz.
18 comentarios:
Te y nos has contado la vida del ave. Has contado la vida de eva, la vida, con y sin alas. Preciosa entrada. Llegué a tu árbol a través de Tania y hoy me he quedado con mucho gusto en tu nido. Y una confidencia: un día quise tener alas de águila, pero mis alas estaban atadas y, entonces, me puse unas diminutas alas de libélula para poder volar hasta el horizonte, sin apenas ser vista, y hacer allí mi nido. Me ha gustado y he tomado tu texto como pretexto... GRACIAS a ti. Un abrazo.
Es como un hermoso poema en prosa. Un texto sentido que me parece magnífico. Te felicito.
Un abrazo.
Has descifrado la langue des oiseaux, su lenguaje místico, la palabra de los trovadores.
Te abrazo mujer pájaro.
M.
Entraste en el canto. La luz te guía.
Precioso y delicado.
Una alondra te lleva besos entre sus plumas.
Un magnífico ejercicio literario, Graciela. Lleno de imágenes y con la espectacular metáfora de la libertad, que es ave y que Eva aspira a ser. Hermosa cárcel es el árbol cerezo, pero nada como el vuelo libre del pájaro.
También encuentro muchos motivos que me inspira tu texto...me recordaste a tu admirada Clarice Lispector.
Un abrazo.
Es precioso este escrito tsn poético. ¡Me ha encantado y se identifica una tanto con el ave, pájaro, Eva, árbol, vuelo, jaula, libertad, no libertad! Todo está en nuestra cabeza y a veces nos hace libres y otras prisioneras.
Lo dicho, me ha encantado.
Besicos muchos guapa.
Ave, Eva, IVA, ova, uva.
Empiezas el texto de manera 'normal' y de poco a poco me llevas a otro mundo, tu mundo. Bonita la última frase: 'Escucho el canto de la luz.'
Abrazos
Precioso. Maravillosa metáfora.
"Escucho el canto de la luz"
Muchos besos!
Que bien se te dan los pájaros en el árbol. Esa foto de Monsterrat es espléndida. Decía Cocteau que -un pájaro canta mejor en su arbol genealógico-. Te fuiste al lógos la palabra. Y la palabra aletea, que gusto que sabes escucharla.
Abrazos.
Que hermoso texto!
No es fácil ser ave. No es fácil ser Eva.
Y sin embargo nos haces notar que no hay nada más bellos que serlo.
Beso.
Querida Clarice
Bello texto y hermosa fotografía. Ensamble perfecto.
Dicho tú que tienes las aves cerca. Yo sólo en metáfora: siempre con la cabeza llena de pájaros.
Un beso.
Estupendo texto que inicia algunos juegos sentidos muy afines a Cortázar, lindos y que llegan, con una prosa muy acertada y liberalizadora.
extiende tus alas y vuela...
aquì tambièn deberìa de haber una opciòn de: "me gusta"
Precioso.
No puedo decir nada más.
Hubo un tiempo prodigioso en que cuando salia a pasear por el campo, un gato salvaje se me unia y me acompañaba...
No soliamos hablar mucho, pero si yo me sentaba a la sombra de algun arbol, el gato tambien se paraba y se ponia a jugar...
Lo curioso es que los pajaros, en los arboles, cuando veian al gato, se ponian nerviosisimos, y empezaban a canturrear, supongo que avisandose unos a otros del peligro que acechaba...
Y yo, sentado en el suelo, disfrutaba escuchando a los pajaros...
Con el gato, la verdad, hablaba poco.
Un dia desaparecio...
No he andado ausente, solo un poco silenciosa... Siempre estoy por aqui, lo debes saber.
Ahora acabo de disfrutar tu ultima entrada, una miscelanea increíble de pensamientos... pero mi comentário lo tengo que dejarte aqui, ese texto... es una delicía, leve y musical, hace sonreír. Qué hermosos (y necesarios) son los textos que hacen nacer sonrisas...
Abraços, querida Graciela.
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