martes, marzo 01, 2011

Febrero



Febrero llegó con la fiebre del amor. Esa publicitaria que no tan fácil convence en estos tiempos de crisis y de incredulidad. La amistad no es un día, lo sabemos. ¿Y, el amor, cuánto dura? No hay argumentos para la adolescencia que se deja llevar como globos de un parque romántico. Y están los otros. O ese hombre que demuestra su amor al lado de su esposa mientras padece la enfermedad indeseable.

El cielo necesitó música y se llevó en su viaje a virtuosos. Entonces, nuestra tierra, escucha la ausencia y baila desolada. Sin embargo, recuerdo que la música debe continuar y, quiero que todos cantemos como aves incansables.

La ciudad sigue su camino y no domino los hilos de su memoria. Quiero recuperarla en una piedra, un alfiler, una cuerda, un clavo, una cuchara, un encendedor, una moneda, un trapo o en una palabra. Miro el atardecer lleno de niños encontrándose con una pelota y acompañados por un perro. Disfrutan del sol mientras un helicóptero cumple con su rutina diaria: cuidar un cielo que está cansado de los cohetes y de recibir muertes. Los niños le gritan y le saludan. No saben nada. Llevan en sus ropas la inocencia, la que perdieron sus padres mientras leen los periódicos.

El cartero llegó a casa sin necesidad de tocar dos veces. No sé quién sonrió más. Una carta en forma de flor de cerezo puede quitar los agobios y pensar que aún hay esperanza. Recibir una carta es sentirse amada.

Febrero fue el suave ronquido de un perro escuchando una lluvia lejana, mientras yo lamentaba la distancia de Caetano en tierra tapatía. Febrero fue un temblor de paredes que crujían espantándose mientras yo dormía profundamente. Febrero fue un mar de palabras guardadas en una botella de vino.

Un auto deja de ser importante cuando sentada en un camión puedo mirar inmensamente el hermoso paisaje que me rodea diario. Pienso: tengo ojos de turista. Cierro los ojos y me imagino que mi almohada es una bicicleta y que yo pedaleo sueños imposibles. Puedo estar en París o en Brasil o perdida en Japón. O cualquier país que lleve mi nombre. Nunca más en ese gran hotel que guardó la historia de muchos y nuestros recuerdos fueron derrumbados sin decirnos adiós.

El mundo, el mío, no puede caerse. Hay un aula con 23 pájaros que descubren el mundo a través de su ventana y quieren beberlo. Soy su salvadora. Ni un ala debe dañarse. Esa aula debe transformarse en árbol.

Febrero me dejó con muchas palabras atoradas en mi espalda. Mi estómago las saboreó causándose mal. Aún así, me regaló lo inesperado. Las manos pueden ser poderosas para extirpar sus espinas y lograr que den flores. Llegó alguien a colocarlas ante un gran jarrón, para que un pequeño mundo se impregnara del aroma y fueran nombradas indistintamente.

Necesito ser barro o fuego o agua o roca o pájaro o viento o rama o árbol o arena o huella o letra o mano o lengua o nota o luz o sombra.

Te miro llegar Marzo. Los pájaros te anunciaron como una primavera cuando yo todavía no me quito el invierno.

11 comentarios:

Eleonaí dijo...

¿Será marzo com la mar?

Voz Ruda dijo...

Un febrero para recordar.
Un marzo inevitable.

Isabel Barceló Chico dijo...

Marzo te/nos espera. Y entonces será barro y fuego y agua y roca y rama y árbol... Lo anuncian los pájaros.

Paloma Zubieta López dijo...

Ánimo con marzo. Recuerda que é pão, é pedra, é o fim do caminho... são as aguas do março que já não veram... beijinho cheio do sol. No te fijes en los acentos, revolotean como pájaros buscando un árbol donde posarse...

virgi dijo...

Por aquí anda también, con almendros floridos y lluvias tímidas.
Tus palabras lo acompañan, querida Clarice.
Besitos

josef dijo...

Un placer leer este precioso relato. Una mirada costumbrista y atenta a la vida. la vida bulle a nuestro alrededor y a veces, no nos damos cuenta.

Saludos.

Julio Muñoz dijo...

Como siempre es un placer leer tus bellos paisajes escritos. Añado:
"Seremos marzo cuando nos traigan la primavera"
Un gran abrazo.

Antonia Romero dijo...

A mí, febrero me llegó con recuerdos y lleno de vida. Marzo ha llegado triste y lánguido, pero con la promesa de la explosión de luz y color.

Un abrazo, estupenda y sensible bloguera.

இலை Bohemia இலை dijo...

A mi Febrero se me fue sin enterarme...

ÍndigoHorizonte dijo...

Un bellísimo cuento de ese febrero que espera marzo y sus pájaros. De esas espinas que se arrancan, de esos sonidos de perros que ladran y de la añoranza del barro que moldea nuestra risa. Y llegaré el cuento de marzo y moldeará tus ojos de cartas manuscritas y de letras, y volverás a sentirte amada, entre barros, cantos y anuncios de primaveras mordisqueando inviernos.

Pedro J. Sabalete Gil dijo...

Como sabes aborrezco el frío y más desde que me quedé tan chupado.

Y ahora, tras leerte....me acabará gustando si le podemos extraer tanta chicha como hacen tus letras.

Por aquí, silente y amodorrada como una ardillita aletargada, despierta la primavera.

Un abrazo.