martes, abril 05, 2011

Ceiba

Foto: Graciela Barrera


Solíamos vertebrarnos en las ramas de una Ceiba. Queríamos darle a nuestras espinas un borde gemelo, una rozadura fresca, una pulsión vertical. Pensábamos que crecer era llevar adelante la herida, no hacia arriba.

Pero daba lo mismo: el tiempo florecía ya entre las espinas propias y las ajenas.


8 comentarios:

MaLena Ezcurra dijo...

A veces el tiempo suele florecer hacia adentro, invisible.


Te abrazo mi dulce Clarice.


M.

virgi dijo...

¿Sabes que si me asomo a la terraza, veo a 200 m. una ceiba maravillosa, la mejor de la isla?
Hermoso texto.
Besos

LA CASA ENCENDIDA dijo...

No había visto nunca una ceiba y me ha encantado esa foto tuya. El texto y otros que he leído de Frank Lozano, son una delicia.
Besicos muchos artista.

Jose Ignacio Escribano dijo...

Qué belleza.

I. Robledo dijo...

Una vez, conocí a un tipo que no sabia lo que era una ceiba...

Si, es cierto.

Un abrazo, Claricce

Eleonaí dijo...

Qué grandes y grandiosas son las ceibas.

Xabo Martínez dijo...

Espléndido.

Paloma Zubieta López dijo...

¡Precioso post!