miércoles, mayo 18, 2011

Raíces

Imagen: Juan Bautista Morán


La lluvia cae con esa sutileza que la caracteriza. Fuerte a la vez. Nostálgica también. Eso escucho. La lluvia. Abro la ventana para mirarla. No es la lluvia. La busco por todos lados. No hay lluvia. Sólo humedad. Regreso al espacio que habito y es el disco que escucho y me confunde. Vuelvo a la ventana para mirar el paisaje. No hay pájaros. No hay luna. Negra noche. Entonces, mi gran árbol me grita y me dice: No te olvides de tus raíces. Empiezo a llorar. No puedo decirle nada. Estoy muda. Decido saltar por la ventana. No muero. Caigo sobre una alfombra de hojas. No encuentro un lápiz para dibujarlas. Mis lágrimas son una risa para el árbol. Mi perro ladra para decirme que está vivo. Y que se ha enamorado nuevamente. Así, su muerte será justificada. El disco de Blade Runner sigue sonando. Y yo, estoy aquí, sintiéndome frágil e ilusa.


19 comentarios:

virgi dijo...

Me arañó en algún lado.
Es bello.
Bello.

alba dijo...

Tengo la sensación de haber despertado ahora de un sueño que es todo eso que tú nos cuentas, tan breve, tan intenso.
Un abrazo, linda.

Anónimo dijo...

http://www.youtube.com/watch?v=EaQkDWEVq7w

Cuando todo es tan frágil, cuando la calma y tu contrato temporal son tan precarios, cuando la paz se rompe y los vagones de tren arden, uno intenta rescatar la primavera, las noches de viernes, la vacuna del desánimo, la certeza de estar vivo. Allá van estas canciones, contra el olvido y la fugacidad que estos tiempos imponen, ahora que nos queda todo por hacer, para que aquellas naves no se extravíen, aunque ardan de por vida en nuestras bocas
de otro enamorado de blade runer..Ismael serrano
Naves ardiendo màs allà de orion
Gia
Cataclismo molecular

malditas musas dijo...

Esa lluvia que se oye, que no cae... ay. Las raíces agradecen.

Besos mojados

maria candel dijo...

Graciela, parece que por estas latitudes, la lluvia no deja de acosarnos con su presencia, produciéndonos esa melancolía de la que hablas tan bellamente.
Te mando un abrazo fuerte y calentito.

Elena Casero dijo...

Es un relato triste pero me ha gustado mucho.
Me alegro de haber venido por aquí.

Paloma Zubieta López dijo...

Raíces, lluvia, noche, música y un vuelo acompañado del mejor amigo... instantes que se atesoran y que nos hacen mucho más humanos. De verdad, precioso, Graciela. Besos.

Chamila Rodríguez ACTRIZ dijo...

Qué hermoso tu escrito.

Te recuerdo y te envío cariños de Otoño.

JOSÉ ROMERO dijo...

Una tarde melancólica, llena de lluvia como el paisaje urbano futurista de Blade Runner.

Marcela dijo...

Hay que ser fuerte para sentirse frágil e ilusa, en una tarde de lluvia sin lluvia y hablando con el gran árbol.
¡Y como lo contás! Una belleza.
Un beso grande.

இலை Bohemia இலை dijo...

Lo haces todo tan bonito...

Un beso..."reina"

tecla dijo...

Sencillamente exquisito Clarice.
Es una gozada leerte.

marichuy dijo...

Qué intimo y bello relato. Me gusta la lluvia, escucharla, verla y luego, el olor que deja tras su paso. Por lo general la lluvia me pone en un estado de ánimo así: entre melancólico y pensativo.

Un beso querida

Juan Herrezuelo dijo...

Las raíces inventan una lluvia que es necesidad de sentirse, y la narradora se lanza desde lo alto de esas raíces para descender a las hojas en una caída inversa, una caída en lo oscuro... Por la ventana abierta sigue sonando la lluvia contra el rostro ya empapado de Rutger Hauer, que ha visto cosas que no creeríamos y se muere, se apaga. Y yo estoy aquí, tan quebradizo en la belleza de tu texto. Saludos

I. Robledo dijo...

Cuando llueve mansamente y luego cesa, y viene la melancolia, es un buen momento para hacer fotos por las calles mojadas...

O para sacar al perro a pasear...

Saludos, amiga

Laura dijo...

Caer sobre una alfombra de hojas... es todo una caída!
sobre todo poetica...
He vuelto y sigamos en contacto.
un abrazo.

Eleonaí dijo...

Arraigarse, tal parece que eso me está pasando en Xalapa, aunque esas raices son flexibles y se extienden.

Raices son las que están perdiendo las montañas y ya no retienen el agua. Hay que sembrar árboles para que sumerjan sus raices en la tierra y se conserve. Y así tendremos agua y tendremos vida.

Miguel Sanfeliu dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Miguel Sanfeliu dijo...

El dolor... Me puso un nudo en el estómago. seguro que el perro anda enamorado y ladra y corre. Tu texto suena como un desgarro. La lluvia y la noche y el vacío.
Un abrazo.