Si a nosotros un día se nos ocurriese encontrarnos
(de lo que en el fondo dudo)
elijamos por amor de Dios un lugar
en el que ninguno de los dos haya estado antes.
Una isla cualquiera perdida en el mar Egeo
o una playa cerca de Alejandría.
Un lugar cuyos jardines nocturnos no nos lleven
inmediatamente a considerarnos nosotros mismos
como fantasmas, donde la gente al vernos
no piense inmediatamente
en el que murió después de la última vez que nos vimos
y donde no participamos en sus historias.
Podríamos pasar la noche juntos
bebiendo, hablando de nada
y tal vez remando en el mar a la luz de la luna
y si no se nos ocurriera ahogarnos
nos separaríamos justo antes de la salida del sol
felices, antes de volver a estar sobrios.
-Si existiese un lugar así
(de lo que, como ya he dicho, dudo),
un lugar donde ni siquiera ciertos rayos del sol tardíos
y el aroma de ciertos arboles nocturnos
nos recordasen de vez en cuando que ya hemos intentado
todo esto muchas veces, sin éxito.
O abandonemos la idea de encontrarnos.
(de lo que en el fondo dudo)
elijamos por amor de Dios un lugar
en el que ninguno de los dos haya estado antes.
Una isla cualquiera perdida en el mar Egeo
o una playa cerca de Alejandría.
Un lugar cuyos jardines nocturnos no nos lleven
inmediatamente a considerarnos nosotros mismos
como fantasmas, donde la gente al vernos
no piense inmediatamente
en el que murió después de la última vez que nos vimos
y donde no participamos en sus historias.
Podríamos pasar la noche juntos
bebiendo, hablando de nada
y tal vez remando en el mar a la luz de la luna
y si no se nos ocurriera ahogarnos
nos separaríamos justo antes de la salida del sol
felices, antes de volver a estar sobrios.
-Si existiese un lugar así
(de lo que, como ya he dicho, dudo),
un lugar donde ni siquiera ciertos rayos del sol tardíos
y el aroma de ciertos arboles nocturnos
nos recordasen de vez en cuando que ya hemos intentado
todo esto muchas veces, sin éxito.
O abandonemos la idea de encontrarnos.
10 comentarios:
Ah, las islas perdidas del mar Egeo... Lugares míticos... Lugares en los que el amor todavia es posible...
(Pero te diré un secreto, amiga: esas islas existen...)
Un abrazo, Claricce
Hoy, que la tristeza está en mí, te leí y me hundí aún más en la tristeza. Porque hoy no creo en el comentario precedente de Antiqua. Yo nunca he estado en Grecia pero hoy para mí las islas en las que el amor aún es posible no existen. La foto, bellísima, Graciela. ¿Me perdonarás hoy la tristeza? Besos, amiga.
Que belleza de fotografía :)
Bellas palabras
impregnadas
de melancolía, un placer leer tus post
Ayer, anoche, ví esa isla, ese mar. El mar de Veracruz. Y me fui...
Las islas esperan, ahí serenas.
Lo triste es que será difícil encontrarnos. Pero por soñar...
No conocía a este escritor, gracias, Clarice, muchos besos
Me encanto el poema y sobre todo esa foto tuya! Se complementan maravillosamente, tienes un particular talento para enlazar imagenes y palabras. como siempre, dejo saludos a Movie.
Preciosa poesía pero el escalofrío es a causa de Sacrificios, maravillosa foto con color de ensueño... besitos.
Aunque no exista, la mera suposición nos enriquece. Preciosa foto.
Un abrazo.
El poema es hermoso y de la fotografía, no obstante su belleza de ensueño, al mirarla sentí una profunda melancolía, como esa nostalgia que dice Joaquín Sabina es la peor: la nostalgia de añorar lo que nunca existió.
Un beso
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