Foto: Graciela Barrera
¿Qué diré de mayo? Que un día estallé, me quejé del calor y mi madre me regañó. Dijo que mejor me quejara de las balas que llegaron a nuestro mar. Entonces, mi cuerpo aguantó el calor hasta que llegó la lluvia. Mi madre añora a su chica del puerto. La chica que dejó el mar para habitar la montaña e impregnarse del aroma del café. De oler el pan recién hecho de leña, de admirar el verde por todos lados y de escuchar diariamente un hermoso coro de pájaros. Esa chica ya no necesita el calor de su puerto. Necesita mantener el calor interno y ofrecerlo a los fríos de corazón.
Una feria de libros llegó a la ciudad y por más que me resistí, fue imposible dejar de asistir. En medio de cientos de librerías, la cartera nuevamente fue débil y, seguramente mi rostro regresó a casa más iluminado con tantos libros. Esa adicción de preferir comprar letras ajenas que tener un par de sandalias. Ese gusto por amueblar la casa con libros y con flores y con pequeños objetos y cuadros y…y…Acababa de arreglar los libreros y tuve un encuentro personal con cada uno de los libros. ¿Cómo atreverme a comprar más libros si aún me esperan muchos por leer? La respuesta no es necesaria.
Encontrarme a los amigos y a aquellos que ya nos leíamos y que solamente faltaba abrazarnos. Eso, quizá, fue lo mejor de la feria de libros.
O, vivir la experiencia con una actriz y aprender que la vida es una máscara. Tan real, tan ficticia. Tan llena de vida. Aprender a detenerse. Aprender a vivir sin timidez.
La preocupación por un fiel perro me hizo volver al pasado. Daba la impresión que moriría en cualquier momento. No fue así. Movie resucitó con su medicamento, volvió a enamorarse y su mirada me indica que su corazón seguirá latiendo por mí. Que se irá al viaje cuando su Dios lo necesite. El gran perro que nos ha brindado una historia sin fin.
Leonora se fue a pintar desde otro cielo. Recuerdo el deseo negado por sentarme en una de sus bancas. Recuerdo como sentí su arte en medio del parque xalapeño. Leonora se fue a escribir hasta otro cielo.
El café como punto de encuentro para la charla interminable. O para encontrarse uno mismo. Y desear ser barro para el gran alfarero.
Mayo me provocó que anduviera callada y pensativa. Aunque muchos no lo crean porque me acusan de que hablo mucho. Sí, también anduve cansada. Sin embargo, el bosque de bambú me contó sus secretos y el viento me anunció esperanza.
Dame tu lluvia Junio.
10 comentarios:
Mayo te borra y te dibuja.
A mi también me anda un pájaro sobre mi cabeza Clarice. Me vuelven loca los libros. Los adoro.
Por cierto dicen que Junio se presenta lluvioso.
Estás de enhorabuena.
Estás reflexiva, Graciela. Aprender a vivir sin timidez: ¡qué expresión tan bella y certera! Y tu perro que sigue siendo barro para que tú lo labres con sus caricias, también en junio, cuando llegue la lluvia. Un abrazo, grande, no de libro, sino de café a distancia, y si es de libro, de libro abierto.
Gracias, Graciela, me hiciste desear de nuevo quitar el polvo a los libros que me miran a diario de soslayo, ávidos de mis manos y ansiosos de mis ojos...Junio y julio son los de los días de repaso, de limpieza, de reordenar recuerdos leídos y de pedir disculpas a los que esperan un primer abrazo...Ufff, hay muchos, y hasta tienes arrugas en la piel y lividez perdida en sus páginas...
Que junio te sea húmedo y dichoso...Un abrazo
El tiempo ha volado veloz y yo me quedé atrás, como en tu Abril. Pero aquí estás tú para poner al día mi almanaque y recordarme que hay vientos que anuncian esperaza. :) ¿Sabes? Por aquí llueve. A lo mejor ya es junio.
Un abrazo, querida.
Mayo nos dejó muchas cosas, emociones, lugares, sabores... y muchos libros, ¡enhorabuena! Lo que más gusto me da es el regreso de Movie... dejemos atrás el cansancio y el sol, vamos hacia los besos lluviosos, un abrazo, Clarice.
Había olvidado lo bien que hace pasar por aquí. ¡Feliz Junio!
Un abrazo
Mayo me llenó de hojas secas. Y las hojas secas son ideales para salir a pasear y hacer música pisándolas.
Me alegra mucho que Movie esté bien. Hacele un par de mimos de mi parte.
(Febrero se llevó a mi Pancha. Se la extraña tanto. A lo mejor pasa por allá en una nube. Siempre le gustaron las alturas)
Un beso enorme.
Yo me vivifiqué leyendo la extraordinaria biografía que hace Poniatowska sobre Leonora. Un auténtica hipnosis, esperaba un rato libre para sseguir leyendo.
Besos de mayo, de junio, de mar y de islas.
Mayo fue un mes intenso querida, muy intenso: la vida y la muerte, revueltas y marchas por la paz. De todo tuvimos. Ah, eso y un inmundo calor.
Un beso
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