Imagen: Anke Merzbach
Porque para mí el vivir es Cristo,
y el morir es ganancia.
San Pablo
De vez en cuando, me gusta visitar los panteones de los pueblos. Mirar las tumbas ajenas. Fotografiarlas. Leer sus epitafios. Imaginar cómo fueron sus vidas. Observar las flores marchitas. Respirar la ausencia. Escuchar a lo lejos, el lloro de la gente o la paz que emanan. O recordar que en muchos lugares, se les llora con fiesta.
Cada persona tenemos nuestra forma de mirar. Yo reconozco que no soy capaz de ir a la tumba de mi abuela. Grito que no volveré a despedir a nadie. Que mi gente no morirá.
Camino y me detengo ante un espejo. Hay una muerte enfrente de mí. Lentamente murmuro que no me gustan los espejos. Y de repente, el espejo se rompe de tanta vida.
Pienso: no le tengo miedo a la muerte. El miedo es no saber vivir y no cumplir el camino que me fue dado.
Diariamente se anuncia la muerte cuando podría anunciarse la vida. Como globos elevándose por toda la ciudad. Como el toque de las campanas sin cesar. Como estrellas al atardecer.
Declaro: ningún periódico anunciará mi muerte. Serán las hojas de mis árboles que anuncien mi vuelo.
Cada día, es un nuevo nacimiento. Tengo vida. Y quiero que todos tengan vida en abundancia.
Cada día, es un epitafio. ¿Cuál será el mío? Todavía no escribo el final para mi recuerdo.
Hoy puedo decir: Soñé que viví.
15 comentarios:
Pasaba por casualidad y te he encontrado. Son muy bellos tus versos.
Tambien de vez en vez visito los cementerios, pero no he logrado completar mi epitafio. El tuyo me gustó!
Saludos
Me gusta tu entrada, como también me gusta visitar los cementerios a pesar de que apenas lo hago. Visito la tumba de mis padres, me siento junto a ellos y experimento una paz infinita. Un deseo profundo de no moverme de su lado.
Después cuando me marcho, me viene un vacío intenso y la profunda sensación de que allí no había nadie.
A mis padres los llevo yo conmigo.
Tu post, me ha despertado sensaciones.
Gracias Clarice
¿Porque tan triste, pensando en algo que si o si habra de suceder? La verdad yo tampoco le tengo miedo a esa, quizas porque hace años que la vengo toreando y por ahora le llevo algo de ventaja. Tampoco le tengo miedo a encontrarme con ella por decision propia, porque no es cobardia sino una valentia de aquellas, no es citarse para tomar un cafe, es ir a su encuentro de una vez y para siempre.
No se si dejaria epitafio, dejaria que lo escriban otros, y seguro que no saldre en los diarios, pero estoy segura que un par de ojos gatunos me recordaran.
Estos días he releído LAS OLAS de Virginia Woolf. El narrador al final del relato -suma de relatos- dice: "es la muerte contra la que cabalgo, lanza en ristre y melena al viento..."
Saludos
Siento tus palabras como un arroyo que a veces nos arrastra, que otras nos mece plácidamente, pero siempre nos lleva, pese a la muerte, hacia una hermosa y todavía por pulir cosa vida.
Un abrazo, linda.
que blog lindo, niña!
beijos vindos do brasil-saudade.
A mí no me gustan los cementerios, prefiero mirar de otra manera. A la fecha, solo una vez pisé uno; ni hablar, no me siento a gusto. Pero es raro porque las criptas no me generan la misma sensación...
La muerte, a veces tan llena de vida y otras, un campo desolado. Te acompaño en lo que dices hoy, yo también lo he soñado...
¡Que cosas más bonitas nos dejas compartir!
No nos enseñan a vivir y apreciar la vida, damos culto a la muerte y desperdiciamos el día a día. Tenemos que valorar más la via, para que no tengamos que soñarla, ¿no te parece? ¡Cuánto nos queda por aprender y que enseñar!
Besicos muchos guapa, llena de alegría por leerte.
Soñemos el espacio que nos queda.
Que la muerte nos despierte lo más tarde posible.
Besitos
(bonitas palabras las de Nani)
Nacimiento y epitafio renovados diariamente: excelente imagen. Detenerse ante un espejo y decir, como Pavese, vendrá la muerte y tendrá… tus ojos. Un saludo.
En esa brevedad con la que nos agasajas, está la intensidad con la que, desde hace tiempo ya, nos deslumbras. Llena de vida, de soles, de lunas, tu epitafio lo va escribiendo tu vida. Y estoy segura que será tan intenso como cada una de las letras que te iluminan... y nos iluminan. Un beso inmenso, mi bella. Índigo.
Hermoso, como todo lo que creas.
Besos
Y vivir soñando.
Curioso:a mí también me gusta visitar los cementerios, sin el menor temor, aún ese donde se halla enterrada mi querida abuela. Cuando era niña-adolescente me pasaba horas ahí imaginando un montón de historias al respecto.
Un abrazo
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