martes, diciembre 13, 2011

Las otras vidas

Foto: tuiteante
A veces me gustaría volver a los tiempos antiguos cuando no conocía la palabra internet y  mi vida estaba concentrada en andar en bicicleta al lado del mar o de permanecer hundida en la alberca o ser partícipe del juego de mesa llamado Memorama. Tiempos en que la vida era la calle. Pero llegó la tecnología actual y no era posible quedarse estancado. Para bien o para mal, tuve que aprender a navegar sobre el mar del internet y encontrarme con tantos puertos. Maravillándome o espantándome. Qué iba yo a pensar que con el tiempo tendría otra vida. Sí, no lo niego. Otra vida engendrando más vidas a mi vida. Me refiero a las islas virtuales con las que me he mantenido en los últimos seis años. El tiempo de navegación me hizo declarar: “No encuentro diferencia entre la vida real y la vida virtual. Las dos duelen, las dos gratifican”. 

Mi historia virtual empezó al abrir un correo electrónico y aprender a usarlo. La gracia de dar un click y saber que la carta sería recibida en un instante. Tuve mis momentos de emoción, pero a la vez, me entristecía pensar que se acabaría la costumbre del correo tradicional. Después, con los años, llegó un nuevo cuaderno llamado blogspot. Fue abierto por cuestiones de un curso que estudié. A la fecha, mi blog sigue siendo una prioridad. Del blog puedo contar muchísimas historias gratas e inolvidables. Más tarde, llegó el sitio de flickr, todo para volver a empezar con la cámara fotográfica e intentar realizar un registro de vida. Mi cámara tiene miopía, pero deja testimonio. Pasaron más hojas del calendario y llegó el facebook. Usarlo nomás para enterarme de las novedades de mi hija en otro país. Lo cerré porque no me gustó y después lo abrí con otro objetivo y acepté que se está cerca de la gente que vive al otro lado de mi orilla. Y corrió el tiempo y llegó twitter. Me negué a usarlo, pero la insistencia de Cristina fue convincente. Nunca me imaginé que me contaría la vida en ciento cuarenta caracteres, que me divertiría y me daría tanta vida. También tengo muchísimo que contar acerca de esta isla. Y ahora, llegó tumblr, una página que ocuparé para publicar lo que no hago aquí.

¿Una locura entre muchos puertos virtuales? ¿Son necesarias tantas islas? ¿Acaso no tengo vida real? ¿Qué acaso no trabajo y realizo actividades? ¿Qué acaso no hago ejercicio o asisto al cine o me reúno para cenar con los amigos o viajo o hablo por teléfono o me tomo el café con las amigas o preparo mis clases o leo mis libros o camino por la ciudad o me siento a escribir o escucho música o lavo la ropa? ¿Acaso no duermo? ¿O? Sí a todo. Y a más.  Pero existe la palabra organización. Y existe una mujer que es un rompecabezas y se divierte y se relaja y a la vez, crece y aprende. Ríe y llora y cuestiona y reflexiona y calla sus manos para leer a otras. Y se libera. 

En la vida real o en la vida virtual, es lo mismo. También hay desgracias, decepciones, lágrimas, dolores. Pero también hay alegrías y en un parpadeo, los amigos virtuales se transforman en reales. Y se abrazan y se besan y se quieren y se recuerdan y se agradecen la vida. 

Todo tiene su tiempo y momento. Tiempo para dar y recibir. Tiempo para compartir. Así que aquí estoy con mis islas. Atreviéndome a contarlo en voz alta, aunque varios de ustedes ya lo sabían. 

Con mucho café de mi tierra: bienvenidos sean.


2 comentarios:

LA CASA ENCENDIDA dijo...

Tienes razón, si nos organizamos damos mucho de sí y estoy encantada de formar parte de una de estas islas y de poder leerte.
Besicos muchos.

JOSÉ ROMERO dijo...

Felicidades por tantas islas, todas bellas a su modo. saludos