Foto: Juan Bautista Morán |
¿Qué se quedará en
nuestra memoria? ¿El mal momento o el grato recuerdo? ¿Qué podrá ser más fuerte
en la balanza del olvido? ¿Podrás recordar la risa de las conversaciones? o
¿será tajante el enojo? Preguntas, quizá innecesarias, cuando miras a esa
pareja que saborea el café lentamente y con un tiempo ilimitado.
Buscar las respuestas
en los periódicos y no encontrar más que el vacío. La desolación vigente. El
grito interno en cada amanecer. Tal parece que no hay esperanza en un mundo de
cabeza. Girar el mapa y romperlo. Abrir la ventana y respirar el viento que no
nos pertenece. Y pensar. Y volver a pensar.
¿Cómo se le narra a una
hija que su madre va a morir? ¿De qué color será el féretro? ¿Habrá música o
habrá llanto? La muerte también es una fiesta en el cielo elegido.
Buscar las respuestas
en los periódicos y no encontrar más que el vacío, vuelves a repetirlo.
Entonces, decides que
en la boca se quedará la noticia agradable para compartirla, los ojos guardarán
una imagen de luz para proyectarla al desconsolado y, el rostro, será una
memoria fugaz en cualquier callejón sin salida.
Envolver el rostro con
noticias y dejarlas ir como pájaros sin retorno.
3 comentarios:
Noticias, palabras, letras, signos.
Códigos para llevarnos de la dicha a la desolación, pájaros que vuelan alrededor de nuestros días.
Besos, querida Clarice.
La bella imagen de Juan y tu narración van de la mano pero me dejan con una sonrisa balbuciente que a la vez suelta una pequeña lágrima. Es el signo de los tiempos.
Hermoso.
Publicar un comentario