Foto: Graciela Barrera |
a Enrique
Hace poco visité varias
librerías en la ciudad de México. Una de ellas me dio la bienvenida con el
libro Conferencia sobre la lluvia de
Juan Villoro. Me llamó la atención el título por mi devoción a la lluvia, y,
por supuesto, al escritor: me siento privilegiada cada vez que lo escucho.
Conferencia
sobre la lluvia es una obra teatral: un libro pequeñito
en su formato, pero grande con el pensamiento del protagonista. Es el monólogo
de un bibliotecario que me atrapó inmediatamente, ya que parte de mi trabajo es
permanecer en una biblioteca. Actualmente la obra se encuentra en escena en la
ciudad de México.
Juan Villoro escribe
esta obra teatral y ofrece un canto a la lluvia, al amor, a la poesía, a los libros,
una confesión, más los caminos que pueda encontrar el lector. Además, de una
sonrisa para los que aman a los gatos.
Acostumbro subrayar
levemente mis libros. Con el tiempo me gusta encontrarme con estas marcas. En este libro hice muchas porque, para
mí, Juan Villoro es un libro vivo para subrayar.
Comparto algunos de mis
favoritos:
¿Dónde pongo las cosas?
O mejor aún: ¿en qué pienso mientras dejo las cosas en su sitio? Coloco la taza
de café en la repisa de un librero, pero mi mente está en otro lugar, no
registra ese acto poco apasionante pero necesario. La taza del café se esfuma
de mi memoria porque en realidad nunca estuvo ahí. ¿Dónde estoy cuando olvido
lo que tengo enfrente? Lo peor es extraviar los anteojos. ¿Cómo buscarlos sin ver
nada? Acabaré reconociendo el mundo a tientas.
Cuando busco un libro,
tengo una cita especial. Conozco el color, la textura, el peso, la ubicación y
la vecindad que tienen los libros que son míos. Olvido dónde dejé las llaves,
pero detecto cualquier cambio en un librero.
¿Qué obtenemos gracias
a la alta fantasía? ¡Lluvia! El ser libre modifica el cielo.
La literatura es un
lugar en el que llueve. He dedicado buena parte de mi vida a coleccionar
chubascos literarios. No soy un profesor ni una eminencia, pero vivo entre
libros y me gusta compartir hallazgos. Me he quemado las pestañas buscando
citas. La frase es arcaica, lo sé.
Una biblioteca es un
banco de ojos. Aquí están las miradas que han donado los lectores.
Sí, a veces la lluvia
sale de su jaula.
El corazón tiene
derecho a una sorpresa.
Mientras haya necesidad
de encontrar otras manos, habrá libros de papel. Lo más importante de los
libros son las manos que lo entregan.
He ordenado una
biblioteca a lo largo de mi vida y los libros han desordenado mi vida.
Una biblioteca es una
lluvia que se detiene, pero no por mucho rato. Los libros siempre están en
movimiento. Hay que encontrarles acomodo.
En este país, quienes
leemos en serio acabamos por conocernos tan bien que nos tememos. No es fácil prestarle
libros a alguien que los ama lo suficiente para no devolverlos. Entre perder
una amistad y perder un libro, cualquier bibliófilo prefiere perder una
amistad.
Llueve mejor en la
imaginación.
4 comentarios:
Acá llueve ahora.
Ahora que vuelvo a leer sobre la lluvia.
Buscaré el libro.
Besos!
La lluvia y los libros también son algunos de mis amores.
"El ser libre modifica el cielo"...¡qué maravilla!
Yo también me planteo lo de los préstamos...y con mi colección de cómics, más!!!
Un fuerte abrazo
Hola, Gabriela, qué maravilla. También amo la lluvia y los libros de papel, y ya apunté este libro para tenerlo.
Hace mucho que no entraba por aquí, voy a darme un paseo, seguro que lo disfruto.
Un beso desde Madrid,
Tengo pendiente acercarme a la obra de Villoro. En España lo publica Anagrama, que está trayendo a los mejores autores latinoamericanos actuales, de Pitol a Pauls, de Piglia a Bolaño. Y sí, ya lo creo que el corazón tiene derecho a una sorpresa. Quizá incluso a un par de ellas. Un beso.
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