viernes, julio 22, 2016

Mujer dormida

Pintura: Robert Bereny
La lluvia me trajo mil y una noches para soñar que yo dormía profundamente y contaba cada gota derramada sobre mis ojeras.

Dormí tres horas seguidas y me perdí en un cielo quebrantado y lleno de luz. La lluvia me arrulló con su dulce voz y veló que nada interrumpiera mi sueño. (Los que no duermen bien en sus noches, por varias razones, comprenderán este feliz goteo). Mi ventana, esmeralda de mi jardín, me recordó ser esa bella durmiente que describió García Márquez en un vuelo de avión. Alma, mi perra, suspiró a mi lado. No hubo viento que me mirara. Ni reloj que importara. Dormir libremente, sin ataduras y sin pasado.

La lluvia da valor para escribir y confesar el vuelo caído. Y para amar lo desconocido.

Gracias, Lluvia, por despertar con tu rostro.


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