sábado, septiembre 24, 2016

Gracias, Villoro, por nacer y trascender

Foto: Graciela Barrera


De las mejores manos que he leído y escuchado.
No sé cuántas veces he visto a Villoro.
Una vez, hace años, acepté que me fotografiaran a su lado.
Qué alto es.
Escucharlo es alucinar.

No quiero olvidar aquella vez que estaba en un restaurante con Luis y Enrique. Nos sentamos al lado de la ventana. De repente, Enrique y yo, vimos pasar a Villoro y, nuestra reacción inmediata sin ponernos de acuerdo, fue salir corriendo del restaurante, como si fuéramos un par de locos que se van sin pagar la cuenta. Lo alcanzamos y él se detuvo a platicar con nosotros y autografiar uno de sus libros. Y, por supuesto, le tomé una linda foto con Enrique. Yo me atreví a decirle que me daba pena preguntarte algo muy tonto. Y su respuesta, de las más humildes que he escuchado, fue: “No hay preguntas tontas. Así que pregúntame”. Sé que fue un caballero curioso de saber mi pregunta tonta. Pero también me constató su sencillez.

Villoro cumple 60 años y su pronunciamiento es: “Vivir con la plenitud de quien está en el último día posible”.

Gracias, Villoro, por nacer y trascender.



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