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Fotografía de Graciela Barrera |
A las madres que han
visto fallecer a sus hijos. A las madres que han perdido a sus hijos de manera
injusta. A las madres que han padecido el secuestro de sus hijos. A las madres
que tienen a sus hijos en la cárcel. A las madres que tienen a sus hijos en los
hospitales. A las madres que vieron nacer a sus hijos con una enfermedad
incurable. A las madres que han luchado solas y han levantado a sus hijos. A
las madres maltratadas, desconsoladas y abandonadas. A las madres que han
tenido cáncer y han causado dolor a sus hijos. A las madres que no siendo
madres, han sido importantes en la vida de muchos. A todas las madres, por cada
día, yo las bendigo.
Bendigo a mi abuela, por
un 10 de mayo en que yo recibí un telegrama del cartero donde anunciaba la
muerte de su hijo. El dolor de sus ojos azules cambiaron a grises y la fecha no
volvió a ser igual.
Bendigo a mi madre,
porque siendo una intelectual académica en la Universidad Veracruzana, ahora
tiene Alzhéimer y me recuerda poco.
Bendigo a Eunice Meneses,
por ser mi madre espiritual.
Bendigo a mis queridas
amigas que me cuentan sus experiencias de cómo ser mejor madre.
Y bendigo a mi hija,
porque todavía, me enseña a ser madre.
1 comentario:
¡Qué belleza de texto! Bendiciones para ti que eres madre.
Beatriz
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