martes, enero 16, 2007

Herencia de libros

Nunca he ido por la vida sintiendo que algo me pertenezca, pero con los libros se rompe mi esquema, con ellos siento ese signo de pertenencia único, celosamente los cuido y los defiendo. Por eso no me gusta que me presten los libros, ni tampoco prestarlos, prefiero obsequiarlos.

Dentro de mi profesión, he disfrutado todo lo que he ejercido. Actualmente, trabajo en un lugar maravilloso llamado: biblioteca en una escuela antigua. Lo más lindo es que está situada en un pueblo que al llegar da la sensación que el tiempo se ha detenido, su aroma es a pan recién hecho en la leña, y el humo del café abunda en esa tierra. Verdes montañas, voces antiguas y todo un paisaje fílmico. Una paz ofrece mi sitio de trabajo, lugar en donde me he reencontrado en las letras de Pessoa. No me canso de admirar el mural representando a Xico y pintado por el artista Teodoro Cano. Hay tardes que se visten de niebla y yo en la soledad me abrigo entre los libros, perdiéndome entre diccionarios o leyendas.

No hay rutina, cada día es diferente. Pero el pasado diciembre, guardé el corazón latiendo cuando al llegar y abrir la puerta, me encontré con una inmensidad de libros, todos ellos amarrados y ordenados. Empecé a curiosear y mi sorpresa fue mucha. Diversas editoriales, varios autores que no conocía, otros que aún no he leído, diccionarios en francés, diversos géneros literarios, materias en economía, antropología, literatura, sociología, psicología, documentos de investigación, libros en versión francés e italiano, y entre más buscaba más encontraba. Jean-Paul Sastre y Emile Zola en voz francesa por ejemplo.

Posteriormente mi director me informó que una persona había donado los libros. Me maravillé ante tal regalo. Sentí que toda esa biblioteca particular y valiosa era mía. Sé lo que es donar libros, lo que es desprenderse de lo más apreciado para apoyar a escuelas que lo necesitan, pero confieso que cuando contemplo mis libros más queridos y pienso en la muerte, me interrogo a donde pararán ellos. Solo deseo que los tengan manos que los valoren.

Pensé tanto en esta persona, deseaba saber sus motivos de este regalo a nuestra escuela, toqué cada libro, y aún sigo haciendo el inventario. Son muchos. Y me alegro. Escribo sus títulos con emoción, sabiendo que tendré un año de mucha lectura, de todos aquellos libros que si no los puedo adquirir, al menos sé que estos son míos, simplemente porque después de todo, el lugar de trabajo dicen que es el segundo hogar.

Al querer elegir un libro para leer, no sabía entre tantos cual sería el primero, hasta que me guiñó el ojo Tomas Segovia para que leyera “Personajes marcando a una nube”. Disfruté sus letras. Ya puse en lista a Luisa Valenzuela con “La travesía” y a Federido Reyes-Heroles con “El abismo”.

Los cuidaré celosamente, y fomentaré a los estudiantes que tenemos más libros para volar con ellos. Quien regaló sus libros y nos dejó parte de su vida enriqueciendo nuestra biblioteca, le estaré agradecida y recordaré siempre su nombre: Guadalupe Montes de Oca.


41 comentarios:

Anónimo dijo...

Mi querida Clarice, me hace tanto sentido lo que escribes!

Fui criada entre libros amados por mis padres, leidos en voz alta en reuniones inolvidables, cuentos que todavía escucho en la voz de mi padre. Las bibliotecas de mi juventud todavía están en mi memoria.

Un gran abrazo.

Shlomit.

Noa- dijo...

Como me he identificado hoy con tus letras.
Soy celosamente celosa con mis libros, y eso que para cualquier otra cosa soy bastante desprendida.
Que maravilloso debe ser trabajar en una biblioteca de un pueblecito como el que describes. Toda una fortuna!

Un abrazo

azzura dijo...

Ha sido lindo Clarice;) mira a mí tampoco me gusta dejar libros ni que me los dejen, los sigo comprando, aunque sé que, por falta de tiempo muchos no los podré llegar a leer nunca, nunca.. . Pero me gusta saber que están allí, a mi lado, y que puedo hojearlos o acariciarlos, o leer algún trocito de alguno de ellos en días como el de hoy, de puro invierno. Sabes.. de pequeña, leía con una linterna entre los dientes, debajo de las sábanas. A mi madre le preocupaba que devorara tantas novelas. Decía que se me secarían los sesos. A muchas madres les dan miedo los niños lectores, quizá con razón;).
Te dejo un abrazo con todo mi cariño Carice, cuídate mucho

Umma1 dijo...

Hace algo más de una década, dirigía un grupo de investigación y una de mis compañeras, era bibliotecaria de una Popular, en la ciudad de Buenos Aires.
Si los que amamos los libros, pronunciamos la palabra "Biblioteca", creo que la imagen que nos viene a la mente, es justamente el paisaje interior de aquella.
No muy grande, pero con muebles antiguos color caramelo, vitrinas de cristales viscelados. Y al correr las puertas, libros que dormían un sueño antigüo.
Habiendo muy buen material, ese lugar era visitado, casi exclusivamente por chicos que buscaban material para sus tareas de escuela.
Ella viajaba un par de veces al año, y me pedía la cubriera. La biblioteca en cuestión tenía un horario de atención sui generis, y yo me hacía cargo con un deleite, una paz interior, como no me ha pasado en otros sitios.
Sabés que sentía, cada vez que giraba la llave de la puerta? Que los libros sabían que iban a una cita, y yo también claro.
Una cita extraordinariamente placentera.

Te felicito por el trabajo. (F)

Anónimo dijo...

Huele a tinta, a letras...Nunca presto mis libros, los regalos nuevos, los mios suelen quedar marcados.
Un abrazo

Anónimo dijo...

Huele a tinta, a letras...Nunca presto mis libros, los regalos nuevos, los mios suelen quedar marcados.
Un abrazo

Anónimo dijo...

Huele a tinta, a letras...Nunca presto mis libros, los regalos nuevos, los mios suelen quedar marcados.
Un abrazo

Anónimo dijo...

Perdona esto no va bien y salió triple.

Paula dijo...

qué maravilla, poder trabajar en un entorno como el tuyo

cuando estaba en el colegio, fui durante años la encargada de la biblioteca. Todavía recuerdo ese olor intenso a los libros recién abiertos, el del papel de las fichas de préstamo, el del pasillo cuando me iba acercando

que maravilla que se donen los libros. yo también soy recelosa para los míos

Un abrazo

DudaDesnuda dijo...

Hermoso lugar tu trabajo. Rodeada de los mejores pensamientos de cada escritor. Hermoso universo el tuyo.

Besos y lecturas

Anónimo dijo...

Esas palabras podría hacerlas mías, idéntica sensibilidad.

Una vez recién terminados los estudios trabajé para una editorial y querían deshacerse de libros que les ocupaban espacio. Me quedé con ellos, muchos son de autores desconocidos otros manuales desfasados. Pero, no puedo evitarlo, tirar un libro me duele.

Saludos.

Gatito viejo dijo...

Lo cierto es que estar rodeada de libros es una forma bella de vivir. Me gustan las bibliotecas, las librerías, los puestos de libros... es como tener viejos amigos siempre cerca.
Un abrazo

Anónimo dijo...

Me identifico contigo, Clarice. Yo tampoco presto libros, los regalo y es realmente el mejor presente que le puedo dar a alguien...es como si le regalara una parte de mi historia, de mi aprendizaje. Los que guardo siempre son los que me han regalado. Que lindo que trabajes en una biblioteca. Ya me hice una imagen de ti con tu taza de cafe en la mesa y un libro en la mano y los ojos. Me llamo la atencion el titulo "Personajes marcando una nube" Lo voy a buscar. Mil gracias a ti por este texto evocador y a Guadalupe por el regalo que te hizo. Un abrazote.

Anónimo dijo...

Me identifico contigo, Clarice. Yo tampoco presto libros, los regalo y es realmente el mejor presente que le puedo dar a alguien...es como si le regalara una parte de mi historia, de mi aprendizaje. Los que guardo siempre son los que me han regalado. Que lindo que trabajes en una biblioteca. Ya me hice una imagen de ti con tu taza de cafe en la mesa y un libro en la mano y los ojos. Me llamo la atencion el titulo "Personajes marcando una nube" Lo voy a buscar. Mil gracias a ti por este texto evocador y a Guadalupe por el regalo que te hizo. Un abrazote.

Anónimo dijo...

Me identifico contigo, Clarice. Yo tampoco presto libros, los regalo y es realmente el mejor presente que le puedo dar a alguien...es como si le regalara una parte de mi historia, de mi aprendizaje. Los que guardo siempre son los que me han regalado. Que lindo que trabajes en una biblioteca. Ya me hice una imagen de ti con tu taza de cafe en la mesa y un libro en la mano y los ojos. Me llamo la atencion el titulo "Personajes marcando una nube" Lo voy a buscar. Mil gracias a ti por este texto evocador y a Guadalupe por el regalo que te hizo. Un abrazote.

Silvia Piranesi dijo...

No puedo creer que trabajes en una biblioteca Clarice!!!! bueno, pues ya llevamos dos, no sólo el libro (+cd) de angel gonzález.

Qué emoción abrir las cajas con libros donados, y ojalá tengan dentro hojas secas y cartas en otros idiomas...

Muchos abrazos Clarice!

Antona dijo...

Creo que no hay regalo mas bonito que el de un libro.Una biblioteca uff,es mucho
bss

Pamela Albarracín dijo...

se me vienen tantas imagenes. recorren mis ojos tus rincones infinitos.
abrazo

இலை Bohemia இலை dijo...

Que suerte trabajar rodeada de libros...Me pasa como a ti con ellos, me sale un poco la vena posesiva...

Ya nos irás recomendando sobre tus lecturas...

En relación a lo que me preguntabas, a veces una imagen me sugiere un texto y otras busco la imagen adecuada que ilustre bien mi escrito...Así voy querida...

Besos

Miguel Sanfeliu dijo...

A veces me imagino trabajando en una librería, y comprendo que sería nefasto porque me pondría de mal humor que los clientes interrumpieran mi lectura. Trabajar entre libros debe ser como un sueño. Tienen suerte esos libros de que tú estés ahí.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Dicen que "quien presta un libro pierde un amigo", y es verdad. Los libros que me han gustado suelo volverlos a comprar y regalarlos a las personas que aprecio.
Clarice, me encantó imaginarte en tu biblioteca, rodeada de libros, con el aroma a café y pan recién hecho. Casi pude verte :)
Un abrazo

Anónimo dijo...

Me identifico contigo, pues ahunque yo si dejos mis libros prestados soy muy celosa de ellos y siempre vigilo que me los retornen sanos y salvos, ahunque como aveces he perdido alguno,aroha vigilo a quien los dejo, pues creo que la literatura se debe compartiQue suerte trabajr en un sitio asi y poder sentir los olores y percibir esa sensaciones cada dia.

≈Gr¥§εL≈ dijo...

Linda labor...
Lo hago pocas veces, pero cuando leo, me encanta perderme en ellos

Un beso y un abrazo muy fuerte

Anónimo dijo...

Pues que rica entrada y sí, una felicitación y agradecimiento a quien dono los libros y estoy seguro que estando tu ahí, sabrás inculcarles el gusto por la lectura.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Excelente.

Que bello gesto de Guadalupe Montes de Oca.

Libros, muchos libros. Lecturas, aprender de otros e imaginar. Ver, contemplar las imágenes y volar a otros sitios.

Felicidades por el regalo que recibiste, que sea para provecho de quienes acuden a esa biblioteca.

Heriberto dijo...

Me trasladaste al pueblo en el que ahora trabajás. Gracias por el post. Un abrazo Clarice.

Unknown dijo...

Clarice querida, amo los libros tanto como tú. Los tengo de todos colores. Heredados, comprados y regalados y los cuido celosamente, como si fuera el tesora más marivilloso que pudiera tener.

Te dejo muchos besos!

Anónimo dijo...

No solo imagino tu mundo Clarice, sino que además lo vivo a través de tus letras perfectamente vivas...

Estoy de acuerdo... un libro es entrar y salir de los sueños, transportarse a ellos y vivirlos... yo tengo malas experiencias por dar prestados libros... no lo vuelvo a hacer... igualmente, son míos los que tengo y no los suelto, los protejo, los quiero... que haríamos sin ellos.

Besitos,

Anónimo dijo...

maravilloso.
Es tan impresindible para mí la pasión porlos libros que te entiendo perfectamente!
un besazo querida

Juan de la Cruz Olariaga dijo...

Hola, como estás, envidiandote sanamente por vivir rodeada de libros, es como tener muchisimos amigos al alcance de la mano, y de acuerdo al tema escuchar sus palabras. Te dejo un gran beso.

Isabel Barceló Chico dijo...

Felicidades a Guadalupe Montes de Oca no sólo por la generosidad de su gesto al donar los libros, sino por la inmensa suerte de que cayeran en tus manos. Tal como tu misma has señalado, deseamos que aquello que más amamos pueda ser estimado por quienes lo disfrutarán cuando ya no estemos. Todo ese amor no se puede desperdiciar. Besos, querida clarice.

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...

Que belleza, los libros son ideas, pensamientos,tiempo,lugares que no conocemos pero reconocemos juntos como ciegos. La montaña, el tren, los ojos tristes, el gato pardo, el reloj, la noche y la luna que al leerlos inventamos.

Me haces amar mas mis libros. Tus palabras son esperanza, son deseo.

Un abrazo y un beso dulce Clarice

y

Anónimo dijo...

Siempre pensé que el mejor lugar para trabajar era una biblioteca. Espacios sagrados, creo.
Mágicos, que me empujan hacia mi misma.Me maravilla ver tanta maravilla. ¡Que suerte tienes no sólo por trabajar allí, sino por contar con la sensibilidad justa para festejarlo!

Anónimo dijo...

Me ha dado increible gusto leer este post.Que maravilla de trabajo el tuyo, aunque por lo que describes, mas que trabajo, es placer. Yo al menos no puedo sacar otra conclusión despues de haber palpado el cariño con que escribiste las letras, a pesar de su gelidez, la de los caracteres informaticos.
En cuanto a los libros, o los saco de la biblioteca o me los compro. Lo de dejar..nada de nada.
Te beso, apreciada Clarice, guardiana del saber.
Muá¡

CEL dijo...

Clarice leyendo me transporte a ese pueblecito donde trabajas me llegó el aroma a pan recién hecho, olor a papel viejo, colores y olores que se palpan.
Bello trabajo el tuyo, y recibiendo un legado de alguien que seguro quiere mucho a sus libros y los dejo en muy buenas manos.
Que disfrutes todo el tiempo de esos libros.

Un beso mjy fuerte

Rosa Silverio dijo...

Qué bonito tu trabajo, Clarice. Eres dichosa al poder disfrutar de esos tesoros y poder fomentar el amor por los libros.

Entiendo lo que dices sobre el tema de los libros pues yo también amo los míos, pero entiendo que no siempre nos tenemos que desprender de lo que nos sobra sino que a veces debemos dar algo que nos importe para hacer algo verdaderamente significativo y valioso.

Qué bueno que Guadalupe se acordó de ustedes y les donó sus libros. De seguro que ella lo hizo porque sabía que ustedes lo iban a apreciar y cuidar.

Abrazos,

Ro

Anónimo dijo...

Algunos de mis amigos cada vez que llegan a mi casa examinan mi bibliteca para ver que hay de nuevo. A mi me parece que me están examinando el cerebro, lo más adentro posible... brrr... Esto viene a explicar cómo de ligada me siento a mis libros, hasa qué punto forman parte de mi intimidad.

...si no trabajara con niños, me gustaría trabajar con libros, desde luego.

saludos

Anónimo dijo...

Que hermoso texto y que bella vivencia, Clarice. Un abrazo.

Anónimo dijo...

Yo vivo entre libros, y amo los libros, así que tus sensaciones deben de ser parecidas a las mías. Los libros dan vida, lo tengo muy claro.

Diana L. Caffaratti dijo...

Aplausos para Guadalupe.
Aplausos para la bibliotecaria que es feliz haciendo su función.
/Un hermoso relato.