Casablanca

Gilda Manso, una chica argentina, de quien me gusta su escritura, me preguntó por qué dicen que Casablanca es la mejor película de todos los tiempos. Ella es inteligente y supongo que lo sabe, quizá desea saber mi sentir. Pensé en la posible respuesta, pero lo que ella provocó es que recordara mi pasado cuando era una estudiante y recibía la materia de cine impartida por un magnifico maestro llamado Armando Mejía Lavalle. Con mi maestro no se conocía el tiempo. Sólo era bebernos el cine. Recuerdo con tanta devoción esas clases. Entre tanta película comentada, Casablanca fue fundamental en mi vida universitaria. A la fecha, la llevo en el corazón. Siempre fue mi deseo que el tema de mi tesis profesional fuera un análisis semiótico de la película, con dos asesores; uno para la cuestión cinematográfica y otro para la semántica. Sin embargo, no logré nada, porque mi maestro de semiótica estaría fuera de la ciudad por una larga temporada y no podría atenderme. Me frustré, sobre todo, porque iba a ser la primera tesis sobre ese tema en la facultad.  

¿Qué tiene Casablanca? ¿Qué es lo que hace que una película filmada en el año 42, siga, a través de los años, como una de las mejores? Existen muchas películas que siguen perdurando como sublimes. Revisando algunos de mis libros de cine, con aportaciones interesantes sobre Casablanca, uno de ellos, Las 100 mejores películas de la editorial Alianza, dice lo siguiente: “Casablanca es una obra maestra de los cuarentas, un espectáculo clásico, un gran éxito desde el momento de su estreno en 1942. Se trata de un tratado filosófico sobre la responsabilidad moral frente a las necesidades y compulsiones emocionales, y un vehículo definitivo para las estrellas”.  

Casablanca la he visto muchas veces, y me sigue conmoviendo. Independientemente que la historia contiene hechos históricos durante la segunda guerra mundial, es una historia de amor. ¿Quién más como pareja protagónica? Rick (Humphrey Bogart) e Ilsa (Ingrid Bergman) son la pareja ideal junto con el elenco elegido, dirigidos por Michael Curtiz.  

La amistad, la soledad, los recuerdos, los silencios, la espera, los deseos contenidos, la esperanza y mucho más trata la historia. El gran Rick, a pesar de su carácter rudo, amargado, es un verdadero sentimental. Por segunda vez, vuelve a encontrarse con el amor, y quizá sea la última, renuncia a todo para que los otros estén bien. Rick e Ilsa conforman una pareja cuyas memorias se quedaron en París y las recuperan en Casablanca. Cómo olvidar el bello tema musical “As times goes by” y escuchar a Ilsa: “Sam, toca la canción para recordar el pasado”. Cómo no sentir la confusión entre los sonidos de un cañón o los latidos del corazón. Cómo no temblar ante un último beso. Cómo no morirse cuando alguien no llega a la hora señalada en una estación. 

Guillermo Cabrera Infante, escribió: “Casablanca es una película feliz, porque sabe unir su fin con su principio: caos y creación”. Para mí, lo tiene todo. Una película con tantos diálogos para memorizar y que han sido citados a lo largo de la historia cinéfila. Se ha dicho mucho de esta película, todo un historial sobre su proyecto, de las pocas películas que se sabe todo desde su orígenes, pero como dice el libro mencionado: “Sea cual sea la verdad, Casablanca contiene algo para prácticamente cualquier memoria”.