domingo, enero 30, 2011

Enero

Foto: Graciela Barrera

Momentos antes de que terminara el último día del año, pensé en cuál sería la primera canción que escucharía, el primer libro que leería y la primera película que vería. Nunca me había detenido en este detalle. Al iniciar una nueva década, deseaba que fuera especial la primera elección. Entre tanta música que hay en casa, no elegí. Entonces, me relajé y volví a lo espontáneo de la cotidianidad. Sin embargo, no voy a olvidar que en el primer minuto del nuevo año, la voz de Anne-Sophie Von Otter cantaba The Other Woman. Algo sucedió en un corazón mientras el cielo resplandecía entre tantas luces y cohetes. Después, la primera película que no tenía planeada ver, llegó. Y por último, no opté por leer un libro, sino dos a la vez en horarios determinados. Las elecciones coincidieron en un mismo tema: el amor. La gracia es que el tema no fue planeado.

Enero ha sido un mes con muchas alteraciones emocionales. Subidas y bajadas. Como una montaña rusa. De repente puede la felicidad marear o a veces las lágrimas ya no son suficientes. El desasosiego de leer los periódicos y observar un mundo caótico. Las redes sociales en su apogeo y mientras muchos se modernizan, otros huyen. La mirada triste de un capitán puede ser como un barco abandonado. El beso de un joven puede quitarle el sueño a una anciana. La discusión de familiares por obtener tierras ajenas le causa dolor a los recuerdos. Disfrutar de una tarde con los amigos mientras se abre una botella de vino y se habla de la literatura preferida. Saborear un café mientras un perro duerme o se escucha a los Tres Tenores dirigidos por Zubin Mehta. Escribir las cartas con la emoción de que llegarán en un instante. El deseo de volver a la infancia solamente para jugar. La preocupación laboral en los ojos de una casa. Historias hilándose al otro lado del mundo y bordándose en una ventana. Nombres en común escribiéndose en el cuaderno y pegando las coincidencias como estampillas de correo. El paseo marino para echar todas las letras al mar y que algún día volverán entre sus olas. Sentarse en la misma telaraña y preguntar si vale la pena seguir en el intento de la escritura. El libro elegido dio respuestas como si su autor conociera un apreciado baúl de una desconocida. Y cuando se cree que el primer mes del año finalizará entre la cotidianidad acostumbrada y sin tanto simbolismo, una llamada telefónica puede cambiar el color del rostro. La enfermedad que nos paraliza y no queremos que nadie la tenga, nos toca ver sufrir el cuerpo del ser querido. Entonces una gripa ya no se siente. Recibir una lección de fe y templanza por quien tiene la enfermedad y aprender que un tropiezo nos mantiene vivos. Nuestras bocas mencionan esperanza y optimismo y la boca del cielo regala hechos.

Después, recuerdo que no se puede retroceder, ni doblarse. Mis botas esperan para seguir descubriendo caminos y tocando nuevas manos.

Enero: te regalo mis flores. Adiós.

19 comentarios:

Eleonaí dijo...

Que tengas un felíz domingo sabatino.

virgi dijo...

Querida Clarice, se bambolean las palmeras no por el viento, sino para saludarte en tu paseo. Saben de los hermosos latidos con que vives, con que escribes, con que sientes.

Pedro J. Sabalete Gil dijo...

Eso es para mí enero, un barco del que quiero escapar, que deseo siempre dejar y doblar. Pasado mañana es febrero, el frío será intenso aún y tendremos casi tan poca luz. Pero en febrero los almendros muestran su flor y ante tan delicada prenda le perdono todo al mes corto.

Un abrazo.

malditas musas dijo...

La poesía de enero hallada por vos.
:)

Abrazos

MaLena Ezcurra dijo...

Tu relato habla de la vida misma, así vamos riendo, llorando, pero si algo tengo en claro es que el arte, querida Clarice, nos rescata, nos eleva.


Te abrazo y te abrazo.


M.

Isabel Mercadé dijo...

Bueno, aquí se confirma lo que te decía en otro lado. Preciosa crónica. Te he acompañado en cada paso.
Un abrazo enorme, Graciela.

Paloma Zubieta López dijo...

Tan lleno de cosas este enero, como un jarrito donde todo cabe y lo especial, nos sorprende en el camino... así la vida, llena de flores y a veces, de espinas. Habrá que seguir viviendo a colores, querida Clarice, dejo besos que te acompañen.

Mary Rogers dijo...

Describiste la vida. Un abrazo

Beatriz AA dijo...

A enero lo cargamos de responsabilidades, y expectativas, ¿y qué culpa tiene de ser el primero del año?

Para mí ha sido un mes especial y duro, pero ya acabó. Este enero de 2011 será recordado por mí, para bien y para mal.

Ahora saludemos al mes más corto del año, a ver qué se trae.

un abrazo grande grande
Bea

Isabel Barceló Chico dijo...

¡Por eso quieres ser un ave canora...! Besos, querida amiga.

marichuy dijo...

Querida Clarice

Vaya conexiones: no te había leído y justo ahorita acabo de subir un mini post sobre mis tribulaciones del mes de enero. Para mí la cuesta de enero no tiene que ver con la economía. O en todo caso, no solamente con esta. Tiene que ver, sobre todo, con lo difícil que me ha sido empezar un ciclo nuevo en estos tiempos tan aciagos… en este país tan, pero tan, aciago.

La foto que ilustra tu post es bellísima. Me encantó: refleja muy bien tu ‘sentido sentir’, valga la cacofonía. Se vale bambolearse y hasta doblarse un poquito. Eso. Pero no quebrarse.

Un beso en el penúltimo día de enero.

Marcela dijo...

No se puede retroceder. Hay días que es difícil aceptarlo. Otros que es una dicha.
Ya se fue enero. Que febrero traiga llamadas telefónicas que hagan sonreír y que el cielo siga escuchando palabras de optimismo y esperanza.
Besos.

UnknownMR dijo...

Que cosas, como montaña rusa, y parte de lo que escribes es parte de mi enero. Saludos y un abrazo

Belnu dijo...

También yo tuve mi montaña rusa con el cambio de año, te comprendo... Y qué bonita la foto de Graciela

Kety dijo...

"...vale la pena seguir en el intento de la escritura..."

No lo dudes ni un minuto.Con textos asi.
Un abrazo amiga

LA CASA ENCENDIDA dijo...

Que semblanza del mes que hoy nos deja más bonita y sentida, has hecho. Cada día que te leo, te encuentro más poeta y más llena de vida, palpándola y sintiéndola a flor de piel.
Espero que el me de febrero te llene de alegría y de luz.
Besicos muchos guapa.

Pia Sinacento dijo...

Me encantó como escribes, en twitter, en blogger... te seguiré hasta el fin... de las modas sociales

I. Robledo dijo...

Me hiciste recordar aquella cancion mitica que, hace un millon de años, cantaba Nancy Sinatra... (Luego, unos 900.000 años despues, la pusieron en La chaqueta metalica...)

Un abrazo, Clarice

Miguel Sanfeliu dijo...

Texto de vértigo, intenso, imparable, para analizar despacio. La vida intensa en todo caso. El aprecio por todo lo que nos rodea y nos hace humanos. Un abrazo.