Amanecer

Pintura: Vincent Van Gogh

La palabra Amanecer la traigo tatuada en mi boca. La pronuncio al acostarme y la vuelvo a pronunciar al despertar. Se lo debo a Frank Lozano. Él deja constancia de su amanecer y yo lo imito. Y sé que no soy la única. Todos tenemos nuestro propio amanecer y nuestra calle interior está inundada de una historia. Abrir los ojos y sentirse cada día de manera diferente. Despertamos de un sueño o de una pesadilla o de una nada o de un todo. De las circunstancias que vivamos, sean las que sean, quizá vivos o quizá moribundos, pero el alma de los dedos escriben su amanecer.

Desde hace dos semanas, día a día, escribo lo que me dicta mi despertar. Y continuaré hasta que se llegue el día en que yo amanezca en otro cielo.

Amanecer en un desierto lleno de pensamientos.

Amanecer en la lejanía de lo que no podemos tocar, sólo sentir.

Amanecer con la palabra en el sueño.

Amanecer con un: Quiéreme.

Amanecer es el primer latido de mi boca.

Amanecer con la voz del viento y sentirme como un pájaro frágil.

Amanecer es huir de un sueño falso.

Amanecer entre el temblor de los recuerdos.

Amanecer en el cuerpo de Amélie Poulain.

Amanecer con la mirada de El hombre de tweed.

Amanecer entre la duda y la certeza.

Amanecer entre las palabras caídas que corean los árboles.

Amanecer inesperadamente con un sueño enterrado.

Amanecer con la palabra en la mano y el secreto en la boca.