Imagen: Anke Merzbach
Septiembre sangró mis manos. Pocos días se salvaron. Los oídos no han olvidado las ráfagas violentas, ni el llanto inocente. Acostumbrarse a vivir entre policías encapuchados y con armas e imaginar que son árboles cargando libros. Escuchar, leer, vivir las noticias y, entonces, desear volver a ser una niña que vuela con el columpio mientras se ríe con las nubes. No saber que existen ciudades atemorizadas. Creer que la paz sí existe.
La ciudad se encuentra herida y sus palabras desmayan. Pero yo sé, que se levantará con fuerza y confiará en la promesa. No temerá. La ciudad volverá a ser. O nacerá una nueva. La pintaré, le pondré nombre y floreceré en sus pies. No volveré a mirar un mar rojo y el faro alumbrará día y noche. La suave brisa nos envolverá en la carretera y disfrutaremos del paisaje en la soledad permanente. Sin temor. Las olas volverán a reposar y echarán la psicosis y el desasosiego al fondo del mar. Las bocas y los ojos se abrirán para dar buenas noticias. El cielo y los perros podrán dormir tranquilamente sin escuchar el exceso de cohetes. Celebraremos los cumpleaños y diremos adiós a los nuestros de manera congruente.
Septiembre, doliste mucho. Tus tempestades nos inundaron. Corazones heridos y burlados. No te conformaste y en tu último día, te llevaste a Capulina, ese ser que nos regaló la infancia. Pero recuerda, que ningún pájaro dejó de cantar. No perdieron la alegría. La que tanto nos falta. Y los grillos, enamorados de la luna imposible, nos contaron secretos.
Neil Diamond te despide con su Mañana de septiembre.
Octubre: te espero con emoción.
6 comentarios:
Mi preciosa niña Graciela: ¡tanto dolor, tanto, y, aún así, sigues oyendo cantar a los pájaros! Tienes el alma bella de las libélulas y las sirenas. Un abrazo añil que arrope algunas de tus penas. Índigo.
Volverá a manecer en septiembre y todos los meses del año Graciela. La vida no puede continuar como hoy está. Tu ciudad resulgirá como el ave fenix y la vida renacerá con fuerza y alegría. Dicen que todo es ciclico, lo triste es que siempre toca perder a seres que no volverán a ver la luz y eso es lo que hace que sangre tu corazón y el de las personas que a las que nos duele la perdida de vidas. No sé si soy ingenua o utópica, pero espero que las cosas cambien y podamos seguir escuchando a los grillos, los pájaros y nuestras voces cantando plabras de amor.
Besicos muchos guapa.
Por más que uno quiera tener un poco de optimismo, la realidad nos estrella en la cara. Ojalá y este septiembre negro nunca mas se aparezca. Un abrazo.
No dejes de oír los pájaros. Ni de disfrutar los días. No pueden quitarle eso a nadie. Toda esa pena debe tener un fin pronto. Mucha fuerza para uds. La paz debe estar cerca. Cuidate mucho, amiga. Un beso enorme.
Apreciada Graciela: Aunque tenga otro tono, nuestro Setiembre también es rojo por su independencia legal y por el golpe militar del `73. Acá -en Chile- los estudiantes han salido por miles a las calles exigiendo educación gratuíta para todos (la educación es un negocio) siendo brutalmente reprimidos. Lo digo porque muchas veces se ha puesto como ejemplo a la Universidad de México (disculpa si no sé su nombre completo) en la lucha de nuestros muchachos y muchachas.
Ojalá siga el color rojo pero el del amor y fraternidad. Abrazos.
Qué lejos quedó septiembre pero qué cerca, esas heridas siguen doliendo. Me sorprendo por mi propia versión del tiempo: nunca pensé que llevara tantos días sin leerte, tanta vida sin vivir... *suspiro* Sigo buscando la fórmula, te quiero.
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